Que no es lo mismo que libros basura.
No podría decir la frecuencia, si me atengo a las veces que se le pasa por la cabeza a una autoridad competente desprenderse de una biblioteca y tirar su fondo a los contenedores de basura de su municipio. Son de esas verdades inconfesables que llenan el lado oscuro de nuestra civilizada vida occidental. De todas maneras, aprovechando el celo de volver a empezar de nuevo y el efecto colateral de producción de desechos que ese “novum” moderno genera, siempre hay algún despistado malintencionado que se salta los protocolos establecidos para que su tropelía expurgatoria no salga en los papeles o tenga eco viral en las redes sociales. Lo que sí es inédito, al menos según mis últimas noticas, es que un grupo de basureros tenga la feliz idea de organizar una biblioteca con las “barbaridades” librescas ajenas. Tal es el caso que adjunto.