jueves, 23 de febrero de 2023

HABANA

 Algunas de las preguntas que surgieron o quedaron sugeridas por las palabras de los contertulios en la “taberna del espectador” fueron: ¿por qué Sidney Pollack, el director de la película Habana, decide qué el punto de vista de su acción narrativa lo tenga un jugador profesional de póker, Jack Weil, en los días previos a la llegada a La Habana de Fidel Castro y sus barbudos, el grupo de insurgentes contra el régimen de Batista?, ¿por qué busca la complicidad emocional e intelectual del espectador en un ámbito construido con la voluntad de hacer habitar, por decirlo así, conceptos de significado contrario: la revolución de Fidel Castro y el juego de los casinos de Fulgencio Batista?, ¿Pollack quiere enfrentar al espectador a la siguiente disyuntiva: durante la vigilia la vida es un juego, antes que un sueño, o es al revés?, ¿con igual numero de cartas entre las manos, la vida es un juego abierto de probabilidades conducida por una firma voluntad de saber perder una vez con las mejores cartas para poder ganar más veces con las peores (Jack Weil, dixit), antes que el sueño cerrado de una exclusiva y única voluntad de poder (Fidel Castro: patria o muerte)? 

Al salir de la película, donde todo lo que tenía que suceder ha sucedido, da la impresión que Pollack le vuelve a preguntar al espectador: ¿eres más afecto a la visión de los jugadores de casino o a la de los soñadores revolucionarios? Fácil dilema para un espectador progre. Pero se puede hacer la pregunta de otra a manera: ¿el amor de Jack por Roberta al ser un amor adulto de impulso íntimo entre adultos, es, vale decir, más auténtico que el amor juvenil de impulso exterior revolucionario de la adulta Roberta por el adulto Arturo? O también: ¿el amor de Roberta por el jugador del casino Jack Weil queda oscurecido por el amor al dirigente burgués revolucionario Arturo Durán? ¿Es esa oscuridad la que determina el aparente hieratismo del personaje de Roberta? ¿Tal y como está contado por Pollack, Roberta, atrapada en esa endiablada trampa sentimental, podría haberse comportado de otra manera? Es evidente que a Pollack, aunque al espectador progre le parezca mentira, no le interesa el amor revolucionario de Roberta y Arturo, y si lo muestran en público o no, por eso queda elidido en la película. ¿Esa decisión es intencional?¿Lo deja a la imaginación el espectador actual? ¿Puede el espectador, sabiendo lo que ya sabe de la revolución cubana, llegar a algún sitio de interés imaginando a esos amantes revolucionarios queriéndose? 


Sea como fuere, lo que le interesa a Pollack es salvar, por encima de los colores de las coyunturas políticas, la nobleza de su personaje Jack Weil (así se lo dice para que lo oigamos bien el que le organiza las timbas: siempre pensé que eras un tipo noble) al que adora si nos atenemos a tal y como nos lo muestra en la película. Tal nobleza lo obliga a sincerarse con Roberta: Artur está vivo. Cuatro años después, en 1963, cuando dentro y fuera de Cuba ya se sabe cual es la verdadera intención de Castro y sus barbudos, cuando la disidencia cubana es un hecho de sonoridad internacional, vemos a Weil mirando el horizonte en las playas de Cayo Hueso. Situada al sur de Florida, más cerca de Cuba, a tan sólo 150 kilómetros de Miami, Cayo Hueso es una pequeña isla tropical que a lo largo de la historia ha sido refugio de piratas y pescadores, lugar de acogida para las personas rechazadas y un paraíso para los buscadores de tesoros. Es también donde Jack Weil recuerda su amor por Roberta, sin perder la esperanza de verla aparecer algún día por el horizonte. En esa escena final, ¿el espectador está en Cuba o en Cayo Hueso? ¿Está con el amor de casino de Jack Weil o con el amor revolucionario de Roberta?

miércoles, 22 de febrero de 2023

GUSTAVO YUSTE


 

BLAS DE OTERO

 PIDO LA PAZ Y LA PALABRA



GLORIA DE LA PRADA


 

EL ÚLTIMO MOHICANO

 Eulogio Navascués es conocido en su entorno de amigos y familiares como el último mohicano de la libertad de expresión individual adanista. Esa que tiene como lema: yo digo y hago lo que me de la gana, cuando me da la gana y donde me da la gana. Sin embargo con su móvil en la mano izquierda y su perro en la derecha no quiere ser el protagonista último de la decadencia de la sociedad occidental, el que cierra la fiesta y lance la llave al Mediterráneo, cuna de nuestra civilización que termina. Antes al contrario, actúa como si fuese el inventor de la tal civilización. Tal vez por ello Eulogio Navascués haya declinado la invitación para hacer el discurso inaugural de la edición de este año de Arco: “Mediterráneo, un mar redondo.”

Tu que no quieres ser el último protagonista de la decadencia de esta civilización del espectáculo, al que le ha tocado decir basta, traerás al mundo a todos los monstruos que acabarán haciendo el trabajo que tú no quieres hacer. Y lo harán peor y de forma más sangrante, sin que haya posibilidad de dar cabida al recambio.

viernes, 17 de febrero de 2023

INGEBORG BACHMANN

 INVOCACIÓN A LA OSA MAYOR (fragmento)



ALFONSO COSTAFREDA

 TODO LO QUE TEMEMOS (fragmento)



PILAR DE VALDERRAMA

 EVOCACIÓN 



CLUB DE LECTORES 3

Al salir de un evento, donde todo lo que tenia que suceder ha sucedido, hasta el próximo evento, donde todo lo que tenia que suceder ha sucedido, hasta el próximo evento, donde… Así disfruta ilimitadamente, como dicen los predicadores de eventos o la venta ininterrumpida del paraíso en la tierra.

Lo que quiero decir, con este proemio, es que el acto de la lectura nos libera de nuestra educación eventista y la literatura nos libera de nuestro habla coloquial donde nunca aparece el otro. ¿Qué es, entonces, un club de lectores de una obra literaria? No es un evento, donde todos los asistentes saben que lo que tenía que suceder acaba sucediendo. Los actos de la lectura no son espectacularizables como si fuera un evento, su esencia es el misterio de la vida. En un espectáculo todo deber ser evidente, pues las presencias y las audiencias imponen su ley implacable. Para mí un club de lectores es, básicamente, un espacio de conversación entre esos lectores que “no saben” del misterio de la vida, donde el coordinador del club está más obligado a aprender que los propios lectores. Entiendo el conocimiento con una base dialógica, al estilo socrático, es decir, el que más sabe que no sabe nada ha de ponerse en cuestión ante los que están aprendiendo. Las lagunas, las contradicciones, las diferencias, son lo que producen la tensión necesaria para que el conocimiento y la actitud ante el conocimiento produzcan alguna especie de beneficio. 

Un club de lectores es, por tanto, un espacio de liberación de todo lo que el lector cree que sabe. Un lector de una obra literaria es alguien que “no sabe”, porque ha abandonado la aburrida abundancia de conocimientos con el fin de cobrar vida. Es alguien que lee contra la lógica abstracta de las ideas y las posturas académicas o eruditas y contra la banalidad de la vida cotidiana que le circunda. Es alguien que lee apoyándose en la lógica poética (discontinua, asociativa, abierta), la única donde autor-narrador y lector pueden dialogar dentro del mismo nivel creativo.

martes, 14 de febrero de 2023

ÁLVARO CARBONELL

 GRAFITIS (fragmento)



EL MAR HELADO 2

 El mar helado, que mencionaba en la anterior entrada, es el que se interpone entre las creencias y las ideas de esos lectores (y, por extensión, entre las mayoría de los ciudadanos que andan por estos pagos) de esta Era de Hielo Psíquico de la que no hay precedentes. Por un lado, a los predicadores del clima se les llena la boca sobre el calentamiento global del planeta. Pero, por otro, no dicen nada del enfriamiento del alma de los habitantes que zascandilean sin tregua en la parte más occidental y china de aquel, pues son los que más colaboran al tal calentamiento con su estilo de vida, de la que, igualmente, no hay precedentes. Luego parece obvio que entre la Era de Hielo Psíquico y la Era del Calentamiento Físico, es decir, entre la frialdad del alma y el calentamiento del cuerpo de los habitantes del planeta debe haber alguna correspondencia que a nadie parece importarle. 

Haciendo un taxonomía de urgencia se puede decir que hay personas que creen mucho, otras que creen lo justo en su sueldo para levantarse cada día y una gran cantidad que dice que no creen nada, ni en su sueldo. De lo que es más difícil hacer una taxonomía es de lo que piensan los miembros de esos tres grupos sobre lo mucho que creen, sobre su creer a medias en su sueldo y sobre su falta de creencias incluso en su sueldo. Y es que se puede vivir sin tener ideas, de hecho todos vivimos con ideas prestadas, pero como no se puede vivir es sin tener creencias. No creer en nada, ni en nadie, es la más absoluta de las creencias. No hay, por decirlo así, creencias prestadas. La creencia, aunque todas se parecen, cada cual la vive de una manera única e irrepetible, en la misma proporción que su vida es única e irrepetible. La creencia, mucho antes de que decidamos pensar o no sobre ella, coloca nuestra vida en el mundo de la forma más rudimentaria. Algo así como entre animal y humano. La creencia tiene esa contundencia y esa contumacia. Es la del niño recién nacido. Cree en lo primero que se le pone por delante, su madre, pero si le ponen un galgo también cree en él. Las creencias tienen que ver con la supervivencia, que es única e irrepetible. Sin embargo, las ideas, que como digo son todas prestadas, tienen que ver con la existencia, y funcionan todas por el principio de imitación de lo ajeno. Las creencias colocan el cuerpo en el mundo arbitrario de los fenómenos cada mañana. Las ideas ponen el alma o la conciencia en relación con la diversidad apabullante de aquellos. ¿Es esta diversidad apabullante la que hiela el alma y calienta el cuerpo y, de paso, el planeta? Yo diría que si, pues no hay precedente de ello.


A falta de algún humano cerca para conversar, le pregunto a la inteligencia artificial ChatWST sobre estos asuntos. En concreto le pregunto: ¿la hipocresía es necesaria para abrirse un camino razonable entre las creencias y la ideas? La muy hipócrita me contesta que siempre se puede –¡y se debe!– vivir de manera auténtica y sincera. 


lunes, 13 de febrero de 2023

SOLEDAD ÁLVAREZ

 


EL MAR HELADO 1

 Al sentarme alrededor de una mesa junto a un grupo de lectores, previamente convocados para comentar la lectura de un libro, creo comprender algo: hay un peligro que emana de la indiferencia, la desidia, el abandono, en fin, de la extrema frialdad de esos lectores que pertenecen ya por iniciativa propia a la Edad de Hielo Psíquica de la que no hay precedentes. Pero, también, comprendo que es un peligro mayor que ponerse delante de una hoguera antigua, de esas que quemaban los libros y a los lectores.

Kafka lo dejó escrito, mucha antes de que se te helara el alma: “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros". Ya ves.

viernes, 10 de febrero de 2023

CLARA GONZÁLEZ

 PACTO



LUIS CERNUDA

 HE VENIDO PARA VER (fragmento)



ME GUSTA / NO ME GUSTA

La última dualidad criminal que por primera vez no produce muertos. Enhorabuena. Es la dualidad del mercado y su publicidad. Sus jefes miden con exactitud los índices de saturación del hartazgo que el vivir produce en los humanos. Así regulan cada temporada, con calculada precisión industrial, las novedades que deben introducir, para aliviar los efectos devastadores de aquella saturación antes de que se produzca el colapso individual o colectivo. Toda una exaltación, nunca antes vista, para no acabar con la sociedad de consumo.


No quiero que aparezcas excelso o divino, parecen decir los capos de esa industria del entretenimiento, pero tampoco con los índices de estupidez humana trabajando a pleno rendimiento. Quiero que parezcas inteligente, incluso, sin llegar a ser del todo humano.

martes, 7 de febrero de 2023

THOMAS VINAU


 

CRISTINA FALCÓN

 ÍTACA ES NUNCA (fragmento)



JOSÉ A. GOYTOSOLO

 PALABRAS PARA JULIA (fragmento)



EL FUEGO Y LA PALABRA

 La Historia con mayúscula es la forma de contabilizar los hechos del pasado y ordenarlos luego de acuerdo a los postulados teóricos del historiador de turno. La Historia con mayúsculas es la forma como la Academia de la Historia utiliza los hechos del pasado (como la Academia de la Lengua hace lo propio con los textos ya escritos y leídos) para sobrevivir y perpetuarse como institución faro, que dictamina lo que se debe leer y como se debe leer de lo que ya ha sucedido. Contra esta lógica abstracta de las ideas y las posturas académicas o eruditas, propongo la lógica poética de la inteligencia de la vida (discontinua, asociativa, abierta), la única donde autor y espectador o lector pueden dialogar dentro del mismo nivel creativo. 

Estas notas, que tenía apuntadas en el cuaderno que me acompaña siempre en el visionado de las pelis de “la taberna del espectador”, me ayudaron a sobreponerme a los veinte primeros minutos de la peli “El fuego y la palabra”, de Richard Brooks. Me explico. En ese tiempo inicial Brooks nos presenta al personaje principal, Elmer Gantry, en cinco escenas discontinuas, asociadas y abiertas, por seguir con la pauta poética indicada. Primera escena: Gantry contando chistes con unos amigotes en un bar y al mismo tiempo recabando dinero por la festividad de navidad guiado por el impulso de una señora que ha entrado en el bar con esa intención. Segunda escena: Gantry en la habitación del hotel, donde ha pasado la noche con la rubia del bar, llamando a su madre. Tercera escena: Gantry en el vagón de un tren de mercancías rodeado por un grupo del vagabundos que le atacan para robarle los zapatos. Cuarta escena: Gantry entrando en una iglesia donde los feligreses asisten a una misa cantada a la que él se une tomando todo el protagonismo. Quinta escena: Gantry llega a una ciudad donde se encuentra con una mujer cantando en la calle rodeada de seguidores y carteles que anuncian un importante e inminente evento. ¿Elmer Gantry es un personaje de culto equiparable, pongamos, a Atticus Finch? Probablemente no es de culto tal y como nos lo hacen creer los predicadores de la sociedad del espectáculo, pero si está pensado para ser un personaje que saca provecho de las prácticas del culto que los demás necesitan. 

En las cinco escenas mencionadas no se nos presenta a Gantry de acuerdo al proceder mecánico del lenguaje de la historiografía dominante, como si la inteligencia de la vida fuese un mecanismo exacto o un reloj que cuenta las horas. Un mecanismo apto para entrar en un laboratorio o en un taller de coches averiados, instituciones que, como la propia historiografía, están apartadas del flujo de la vida. Queda claro que la vida de Gantry no procede así ni, por extensión, la de ningún ser humano que no haya perdido su humanidad en alguno de los avatares que se haya podido encontrar en su vida. En esas cinco escenas la vida de Gantry aparece de forma discontinua, siempre en movimiento, pero sin un destino aparente, todo lo cual fue motivo de mi primer desconcierto. Nunca nos acostumbraremos del todo a ver la vida representada como lo que es, desordenada y arbitraria, a ver la vida, por así decirlo, fuera de la vida misma. Nos nos acostumbraremos a vernos viviendo. Por eso la ficción. Dicho con otras palabras, en esas cinco escenas que he mencionado ante el espectador se hace más evidente el movimiento y no tanto el móvil. El tiempo y no tanto el espacio. Toda esta puesta en escena inicial, para qué. Pregunta que se me echó encima a partir del minuto veintiuno, que es cuando Grantry llega a la ciudad donde coincide con Sara Falconer, la predicadora evangelista. Así es como, me respondí luego, se construyen los seres intermedios que hay en la vida, y en nuestra vida, y que solo aparecen cuando abandonamos nuestro machacón proceder mecánico tanto a la hora de actuar como de pensar. Sara Falconer y Elmer Grantry son esos seres, que no son de allá arriba pero tampoco de aquí abajo, que esperan a nuestro íntimo creer y nuestro íntimo pensar cuando decidimos que a esa intimidad les dé el aire y el roce con el exterior. Son estos seres que ponen a prueba nuestra dignidad, a saber, si bajo su influencia nos hacemos escépticos o dogmáticos, o si salimos al exterior para saber el lugar que ocupamos en el mundo. El lugar desde donde mirar y sentir el mundo, una vez que nos hemos atrevido a ello. 


Cuando Elmer y Sara se encuentran, la peli da un giro y comienza a caminar dentro de un registro más reconocible, más naturalista, más real si se quiere. Elmer sencillamente queda fascinado por Sara y, sin más, deja todos los aspavientos que le hemos visto antes quedando perdidamente enamorado de ella. Babeando. Sara también siente algo parecido por Elmer pero, como le pasó a Lenin cuando escuchó la música de Bach en Zúrich en 1916, se debe a sus feligreses que es lo mismo que decir a sus fanáticos. Ella los ha construido y ahora no puede abandonarlos por el amor hacia Elmer. Sería como traicionarse a ella misma, a su condición de auténtica predicadora. Hasta el incendio final donde Sara desaparece como los ángeles, pues los ángeles no se queman, asistimos a las miserias propias que cocinan y se intercambian quienes se mueven entre los bastidores y las sombras de este tipo de estructuras, ya sean religiosas, políticas o empresariales. Si Sara ha desaparecido Elmer ya no quiere seguir con ese circo ambulante. Si Sara ya no está Elmer se va a seguir su camino. Fin de la historia con minúscula.


jueves, 2 de febrero de 2023

LA AMISTAD

 La única que puede vencer al instinto corporativo y de la sangre, alrededor del que se agrupan hoy amigos y familiares, y que está siendo destruida por la desconfianza que crece como hongos entre sus palabras y acciones mohosas.

Sin embargo, a esos amigos y familiares - tan necesarios como superficiales y banales, a imagen y semejanza del paradigma mecanicista donde militan - les propongo, al hablar con ellos, captar el yo íntimo, la duración y cualidad pura, el origen en el ahora.

No seguir al móvil, por ejemplo un pensador o un narrador, sino más bien seguir su movimiento 

CÉLINE COULON

 


NICOLÁS GUILLÉN

 SPUTNIK 57

Alta noche en el Cielo… Sosegado,

como quien vive (y con razón) contento,

sin futuro, presente ni pasado

y en blanco el pensamiento,

duerme Dios en su nube,

situada en lo mejor del Firmamento…

SYLVIA PLATH

 SOY VERTICAL, PERO PREFERIRÍA SER HORIZONTAL



HEREDEROS Y ALBACEAS

 Faltan dos meses para que nos encontremos en Madrid para seguir las huellas de una batalla dentro de una guerra. La batalla de Madrid como parte muy significativa de la guerra civil española. También faltan dos meses para que se cumpla el 84 aniversario del final de esa batalla que dio paso la final de esa guerra. Dos inicios de primavera bien distintos. Los  entendidos en guerras dicen que los efectos psicológicos de una guerra civil duran como mínimo cien años. Las huellas físicas, dependiendo de cómo vayan trabajando esos efectos sobre el alma de los herederos y los albaceas de esas guerras, pueden durar para siempre. Por ejemplo, los campos de concentración y exterminio de la Segunda Guerra Mundial en suelo alemán. Sin embargo, menos conocidos o completos desconocidos son esos mismos campos en suelo ruso. La memoria es mas intencional que arbitraria. Las huellas visibles de una guerra siempre evocan lo peor de nuestra condición humana invisible. Y es que una guerra, derrotadas la palabras, es una lucha a muerte entre los tiburones más dotados para la depredación y también en el uso de sus bazas políticas, pues no olvidemos que la guerra es la continuación de la política, no ya con las palabras sino con las balas y bombardeos. Como todo lo inefable de la naturaleza (así la salida del sol cada mañana, o la erupción de un volcán), los tiburones humanos no hablan ni se espera que lo hagan. Depredan y aniquilan sin más (como el sol da luz y calor, o el volcán llena todo su alrededor de lava ardiente). Mejor dicho, hacen que otros depreden y aniquilen. Así somos los tiburones humanos, tenemos esos días o esos años en que dejamos claro que formamos parte de esa naturaleza inefable. Sin más.

Como todavía no se han cumplido los 100 años del fin de aquella guerra, huellas visibles y efectos invisibles estarán presentes al mismo tiempo en el alma de quienes estemos en Madrid en el inicio de esta primavera de 2023. Conviene recordar, por ello, con que palabras se inició aquella primavera de 1939 de nuestros antepasados.  A destacar por su significación: es el primer documento que firma Franco con su apellido y nuevo empleo.

En el día de hoy, cautivo

y desarmado el Ejército Rojo,

han alcanzado las tropas na-

cionales sus últimos objeti-

vos militares. La guerra

ha terminado.


El Generalísimo

Franco

Burgos, 1° Abril 1939.


En nuestra primavera volverán las palabras, si son sensibles mejor que las de machaca martillo, o martillo pilón, o ideológicas, que traten de dar la réplica a las del Tiburón Vencedor. Veremos así como van los efectos invisible en su trato con las huellas visibles. Algunas de esas palabras buscarán el encuadre en sus fotos, y al revés, y estará bien que así sea. Convendría agruparlas y fijarlas a resguardo en algún sitio, para impedir que el río de la vida, que no hace falta que sea una guerra, se lleve esta experiencia por delante. 


Durante estos dos meses os iré adjuntando, bajo el rótulo común de “Tras las huellas de la guerra”, hitos significativos de la misma. Cada cual, venga o no venga a Madrid a visitar los lugares donde ocurrieron los hechos, podéis hacer vuestras propias investigaciones y darlas a conocer. Todo irá en beneficio de la idea que anima el viaje, más allá de lo propiamente turístico, que también. Esa idea no es otra que comprobar que lo que leemos en los papeles o vemos en las pantallas tuvieron lugar en una tierra concreta de hoy, más allá de los papeles y las pantallas y más cerca de lo que esa tierra fue en los días que ocurrieron los hechos que nos convocan. Sentir hoy ese doble sentido o esa doble sensibilidad, papeles-pantallas y tierra concreta, le sentará bien a nuestra intrínseca e inevitable condición de herederos y albaceas de esta guerra, bien sea por acción o por omisión.Ya os adelanto que todo concluirá tomando un café de 10 pavos, 15 si lleva pastitaa, en el Hotel Ritz, antiguo hospital de sangre en la época de la guerra, lugar donde murió Buenaventura Durruti. A mi entender - después de lo que he leído sobre el asunto, incluidas las lecturas académicas de mi época de universitario - Durruti es el epítome o resumen trágico más significativo de esa colosal locura individual y colectiva que fue la guerra civil española. En el Hotel Ritz nos esperará Luis, un amable maitre del hotel, que nos dirá algunas palabras sobre las últimas horas de la vida del personaje Durruti en la habitación 212. 



MARTHA GUELHORN

Les adjunto la lectura dramatizada de la presencia de la periodista Martha Guelhorn en el Madrid en guerra, que se ha celebrado en el antiguo Hotel Florida (hoy El Corte Inglés de la Plaza de Callao), donde se alojaban los corresponsales de guerra de la época.

https://www.youtube.com/live/clzy2FHUMWw?feature=share

MANUEL CHAVES NOGALES





 

EMOCIONES POLÍTICAS

 La segunda República Española nació y murió, dando paso a la Guerra Civil, en un contexto europeo caracterizado por una sentimentalización extrema de la política (también de las artes, la filosofía, la literatura, las formas de vivir, etc.), como nunca antes se había conocido. 

Refiriéndome a la política: la República de Weimar en Alemania, la Revolución soviética en Rusia, la Revolución espartaquista en Alemania, la Marcha sobre Roma de Mussolini, las revueltas de todo tipo en Francia, la ascensión del Nazismo en Alemania, la crisis de sucesión monárquica en Gran Bretaña, la crisis económica mundial de 1929, entre otros acontecimientos, dieron forma y contenido de manera determinante a la atmósfera respirable en el continente europeo donde vino al mundo la Segunda República española. 
No en balde a este período europeo, que va desde 1914 a 1945, algunos historiadores lo llaman La Segunda Guerra de los Treinta Años, por emulación de la primera, 1618-1648, que enfrentó a sangre y fuego a católicos y protestantes, dejando al continente arruinado y bañado en sangre. La diferencia no fue la ferocidad y el odio que se intercambiaron los contrincantes, sino los instrumentos de destrucción que tuvieron a su disposición. No olvidemos que formamos parte de una civilización fáustica y demiúrgica.

De forma rápida, en España esa sentimentalización extrema de la política de entonces quiere decir que las creencias que todo el mundo tenía en 1931, fecha de proclamación de la Segunda República (punto de partida de la acción política democrática que amparaba la constitución aprobada ese mismo año) no fueron utilizadas por los profesionales de la política y del poder del momento (porque no supieron o no quisieron, es un enigma irresoluble) para transformar ese bagaje de creencias individuales a priori, innovadoras las unas tradicionales las otras, en reflexiones y prácticas inspiradas en un destino posterior democrático y común, que diera lugar a la necesaria concordia y a la anhelada justicia social y económica. Muy al contrario, el destino fue otro. Lo que sucedió fue la aparición de un sin fin de religiones enfrentadas a muerte las unas contras la otras. Ese es el destino de la sentimentalizacion extrema de la política: la transformación de las creencias individuales en fanáticas religiones colectivistas cuyas liturgias son de obligado cumplimiento. Fue esta sentimentalización extrema de la política en el bando gubernamental la que impidió que la sentimentalización extrema del bando nacional, mejor armado durante los primeros meses de la contienda, conquistara la capital de Madrid en un pispas, como si de un paseo militar se tratara. Al final, el duelo “No pasarán” contra “Ya hemos pasao” duró tres años con el resultado por todos conocido, dejando sobre el campo de batalla miles de muertos de ambos bandos,

Lo que vamos a visitar en las excursiones de primavera en Madrid son algunas de las “ruinas”, que se conservan acicaladas a servicio del ojo del buen turista, de aquel desbordamiento sentimental sin parangón en España. Dicho de otra manera, vamos a visitar la lava fría, en forma de estructuras defensivas de distinto tipo, que se conservan en las líneas de algunos de los frentes de guerra después de la erupción que provocaron los distintos volcanes sentimentales en liza hace ya más de ochenta años.