jueves, 2 de febrero de 2023

EMOCIONES POLÍTICAS

 La segunda República Española nació y murió, dando paso a la Guerra Civil, en un contexto europeo caracterizado por una sentimentalización extrema de la política (también de las artes, la filosofía, la literatura, las formas de vivir, etc.), como nunca antes se había conocido. 

Refiriéndome a la política: la República de Weimar en Alemania, la Revolución soviética en Rusia, la Revolución espartaquista en Alemania, la Marcha sobre Roma de Mussolini, las revueltas de todo tipo en Francia, la ascensión del Nazismo en Alemania, la crisis de sucesión monárquica en Gran Bretaña, la crisis económica mundial de 1929, entre otros acontecimientos, dieron forma y contenido de manera determinante a la atmósfera respirable en el continente europeo donde vino al mundo la Segunda República española. 
No en balde a este período europeo, que va desde 1914 a 1945, algunos historiadores lo llaman La Segunda Guerra de los Treinta Años, por emulación de la primera, 1618-1648, que enfrentó a sangre y fuego a católicos y protestantes, dejando al continente arruinado y bañado en sangre. La diferencia no fue la ferocidad y el odio que se intercambiaron los contrincantes, sino los instrumentos de destrucción que tuvieron a su disposición. No olvidemos que formamos parte de una civilización fáustica y demiúrgica.

De forma rápida, en España esa sentimentalización extrema de la política de entonces quiere decir que las creencias que todo el mundo tenía en 1931, fecha de proclamación de la Segunda República (punto de partida de la acción política democrática que amparaba la constitución aprobada ese mismo año) no fueron utilizadas por los profesionales de la política y del poder del momento (porque no supieron o no quisieron, es un enigma irresoluble) para transformar ese bagaje de creencias individuales a priori, innovadoras las unas tradicionales las otras, en reflexiones y prácticas inspiradas en un destino posterior democrático y común, que diera lugar a la necesaria concordia y a la anhelada justicia social y económica. Muy al contrario, el destino fue otro. Lo que sucedió fue la aparición de un sin fin de religiones enfrentadas a muerte las unas contras la otras. Ese es el destino de la sentimentalizacion extrema de la política: la transformación de las creencias individuales en fanáticas religiones colectivistas cuyas liturgias son de obligado cumplimiento. Fue esta sentimentalización extrema de la política en el bando gubernamental la que impidió que la sentimentalización extrema del bando nacional, mejor armado durante los primeros meses de la contienda, conquistara la capital de Madrid en un pispas, como si de un paseo militar se tratara. Al final, el duelo “No pasarán” contra “Ya hemos pasao” duró tres años con el resultado por todos conocido, dejando sobre el campo de batalla miles de muertos de ambos bandos,

Lo que vamos a visitar en las excursiones de primavera en Madrid son algunas de las “ruinas”, que se conservan acicaladas a servicio del ojo del buen turista, de aquel desbordamiento sentimental sin parangón en España. Dicho de otra manera, vamos a visitar la lava fría, en forma de estructuras defensivas de distinto tipo, que se conservan en las líneas de algunos de los frentes de guerra después de la erupción que provocaron los distintos volcanes sentimentales en liza hace ya más de ochenta años.