jueves, 16 de mayo de 2024

MARTHA ASUNCIÓN ALONSO

 


ANTONIO CARVAJAL

 


HASTA EL FIN DEL MUNDO

 ERES MI MAR

Lo primero que convenga destacar es que la película “Hasta el fin del mundo”, de Viggo Mortensen, no es un western mas en el sentido clásico de destino absoluto de conquista y aniquilación, sino una historia de amor nacida en San Francisco con fondo de drama rural de tradición europea griega que se da en esas latitudes de California. Porque el tiempo narrativo no entiende de geografía, a diferencia del tiempo histórico que se pega al terreno como la uña a la carne. Quedémonos con el piropo que Holger Olsen le lanza a Vivienne Le Coudy al poco tiempo de irse a vivir juntos en una casa de campo que se están construyendo a las afueras de la ciudad, que pronto se va a convertir en una ciudad  de mineros. “Eres mi mar”, le dice Olsen. “El mar no es abarcable”, le contesta Vivienne. Oigamos también las últimas palabras de Olsen para responder a su hijo adoptado que le pregunta a su padre si el mar a donde han llegado cabalgando es el fin del mundo. Olsen le responde: “Sí, de este.” Fin de la historia.


Por tanto, la película se puede ver siguiendo la estela de las palabras de Vivienne, que vienen a decir que no hay ningún punto de vista desde el cual el mundo aparezca como un hecho unitario y las últimas de Olsen: “Sí, de este.” Lo cual justificaría la manera de utilizar el recurso del flasback mediante el que trata las continuidades y las discontinuidades de la historia por igual.


El problema de ver esta peli con los ojos del ofendidito y ególatra moderno - ese ser que siempre se siente especial - es que hace tiempo metió la virtud del buenismo y la corrección política en el saco de lo moral donde chapotean todas las identidades que ahí caben, que de momento parece, el saco, que no tiene fondo. Que Olsen se vaya a la guerra para defender la Union Federal de los Estados Unidos de America, fíjate, dejando a su mujer, que es la más feminista a ese lado del Misisipí, sin que lo amenace con dejarlo plantado, fíjate un poco más, es como para dejar de lado nuestra herencia de felicidad cristiano Romana, para no llamarlo machista, y desempolvar los apuntes de nuestra herencia de felicidad griega para llamarlo Ulises, nuestro héroe por antonomasia. 


Vayamos por partes. La felicidad romana se basa en lo que has sembrado con valor y coraje previamente, aunque lo que en verdad es el pan y el cierto. Ya tu sabes. Si no has sembrado diálogo y concordia porque eres un cobarde sin alma, lo que recoges al final es insultos y enfrentamientos constantes y la guerra civil llamando a la puerta de tu casa o a la pantalla de tu teléfono inteligente. Sin embargo la felicidad griega es estar a gusto con lo que es divino en nosotros, es decir, con lo azaroso, lo accidental que tiene toda vida, con lo oscuro, lo difícil, con lo que no entendemos y no entenderemos nunca. Estar a gusto con la búsqueda del sentido último de las cosas y no con el sentido inmediato y urgente de las cosas de cada día.


Ni que decir tiene que Olsen opta por la felicidad griega y Vivienne también. Los dos le meten valor y coraje a los asuntos de sus vidas y se enfrentan a lo desconocido y a lo que no entienden. Olsen a la guerra, Vivienne a la guerra que le declara, violación incluida con resultado de hijo - el que adopta Olsen al volver a fItaca - , el más vil de sus vecinos y pretendientes. El resultado es trágico con resultado de muerte. La de Vivianne infectada de sífilis por su violador y la de su violador mismo a manos de Olsen. Pero la llegada de este al mar con su hijo adoptado, como punto final del mundo, de ese mundo donde se existe, donde tiene lugar el amor y la muerte, repara con su intensidad inusitada la vida de todos sus habitantes.

miércoles, 15 de mayo de 2024

MARÍA JOSÉ ALDUNATE

DECIR LA HERIDA



ROBERT FROST

EL SONIDO DE LOS ÁRBOLES 

 

CORPUS CHRISTI

 EL CONFESOR PERPETUO DEL ALMA

Entre los unos y los otros y los de más allá, de una forma u otra, hemos proscrito en la cultura occidental el concepto del alma y la idea de Dios (no confundir con la figura bíblica de Dios), lo que hace que vivamos cada vez más  deshumanizados, o más dependientes de las máquinas, que viene a ser lo mismo.


Dicho de otro modo: entre los unos y los otros y los de más allá, hemos creado un mundo donde la razón instrumental tecno científica - que con su perspectiva gallinácea o de corto alcance es indiferente al sentido último de las personas y las cosas, vendiendo como un producto más  solo el sentido inmediato de cada uno mismo por separado - ha eclipsado a las razones sensibles del corazón, olvidando la vieja advertencia de Pascal según la cual la verdad no es un dato empírico y utilitarista, sino un acto de recíproca comprensión entre los unos y los otros y los de más allá asociada a la esperanza de todos.


Es lo que hace el falso cura polaco, protagonista principal  de la peli “Corpus Christi”, de Jan Komasa. Reinstaurar la esperanza en la comunidad religiosa donde recala, después de abandonar el reformatorio de donde procede, que arrastra un problema de confianza entre sus miembros y, por tanto, de desesperanza recíproca, que altera la concordia dentro de su convivencia diaria. Todo ello sin que los ritos (misa, confesión, comunión, etc.) que son esenciales para la iglesia católica, no pierdan un ápice de su protagonismo en el desarrollo de la trama. Incluido el más literario de todos esos ritos, a saber, echar mano de la parábola como recurso narrativo inmejorable para hacer entender a los feligreses y los espectadores lo que de otra manera seria difícilmente inteligible. No otra cosa hizo Jesucristo, cuya imagen de crucificado no deja de presidir todos los ritos mencionados, tal y como mencionan las Sagradas Escrituras: usar la parábola para hacer entender su mensaje de salvación a las personas que se encontraba en su camino, o acudían a sus sermones para escuchar sus palabras.


Lo que cabe resaltar no es tanto el uso de la parábola como la manera que el director de la película, Jan Komasa, la inscribe o la inserta en la puesta en escena. En el cuento de Chéjov, “Retrato de un jardinero mayor”, ya vimos como se hace uso de la parábola, o de la fábula, para explicar y justificar la muerte del doctor por accidente, pues ningún hijo de Dios puede cometer un asesinato en la persona de un hombre tan perfecto como aquel. Necesariamente tiene que ser un accidente. A pesar de que las pruebas científicas lo desmienten de forma categórica. Para lo cual  el narrador del cuento echa mano de una leyenda (fábula, parábola, tanto da) por boca del jardinero mayor, que a su vez se la contó su abuela hace ya muchos años, que la había oído desde siempre, por decirlo así. O sea, alguien, el narrador, le dice al lector de forma explícita que el jardinero mayor nos va a contar la leyenda que le contó su abuela que la había oído toda su vida. En el caso de la película, la leyenda o la parábola no queda ante el espectador de forma tan evidente. Probablemente, me atrevo a sugerir, porque el espectador o lector de hoy no es el lector de la época de Chéjov. En teoría, solo en teoría, está más acostumbrado a relacionarse con la complejidad del mundo que le ha tocado vivir. 


Fijémonos con atención como recibe el vicario oficial de la Iglesia del pueblo a Daniel, el cura que llega allí del reformatorio, cuando debería haber ido a un aserradero, verdadero destino de us libertad condicional. La curia no se tiene que enterar de lo nuestro, le dice el veterano vicario al aprendiz. Lo nuestro no es otra cosa que yo te dejo al frente de mi iglesia y desparezco, bajo la disculpa de una enfermedad, hasta casi el final de la peli, donde vuelvo a aparecer aupado sobre el púlpito e iniciando mi sermón diciendo: todo ha sido una parábola. Momento en que el espectador, junto a los feligreses, se da cuenta que es lo que ha estado viendo hasta ese instante. Ya que todos tenemos dificultades, yo el primero - continúa perorando el veterano vicario - para entender lo que nos pasa a veces en la vida. Estamos ante la crisis de la Fe, dicho en cristiano, que es lo que estaba sufriendo la vecindad, después del tremendo accidente donde uno de los vecinos chocó su coche contra otro en el iban unos cuantos vecinos jóvenes, muriendo todos en el accidente. Ese era el asunto que mantenía cada vez más enconados y llenos de odio a una parte del pueblo contra la otra. Y el vicario en medio, sin saber que hacer pues había perdido la confianza de sus feligreses, y su propia e en la misión que tenía encomendada. Hasta que llegó Daniel…y se convirtió en protagonista principal de la parábola que imagina el veterano vicario. Que no es otra cosa que poner en marcha, como siempre desde el que el mundo es mundo, la forma indirecta de la ficción para abordar de forma eficiente la complejidad de lo real, más allá de la propia actualidad mecánica de lo real. Como solo la ficción sabe hacerlo, buscando el sentido último de las personas y las cosas.

miércoles, 8 de mayo de 2024

RUPI KAUR

 TODO LO QUE NECESITO EXISTE YA EN MI 


MENNA ELFYN

 


RELATO DE UN JARDINERO MAYOR y 2

 ADULTOS ALFABETIZADOS E INFORMADOS

Muy lejos de la imagen externa de los adultos de la época en que Anton Chéjov escribió el “Relato de un jardinero mayor” - la inmensa mayoría analfabetos y desinformados - no es óbice para que este cuento oriente, desde entonces, la atención de quien lo lea hacia sus sentimientos adultos. Entendiendo esta forma de sentir, ser adultos, la propia de una etapa de la vida humana en la que se es plenamente consciente - se sepa leer o no, se este informado o no - de la mortalidad, finitud, imperfección e interdependencia de la tal condición humana. Ser adulto como una forma de intemporalidad cuyos ingredientes eternos forman el carácter de los acontecimientos particulares de cada época. Para entendernos, ser adulto en 1894 (cuando se escribió el cuento) y serlo en 2024 (cuando tenemos una nueva experiencia al leerlo) no es lo mismo en cuando a la apariencia de ser adulto, pero sigue siendo lo mismo en cuanto a la consciencia íntima de serlo: mortalidad, finitud,…etc.


Se puede deducir como lector, a partir del razonamiento anterior, que la intención de Chéjov al escribir este cuento es colocar los problemas cotidianos de elección moral, por ejemplo, el comportamiento de la justicia humana referida a la muerte del médico Wilson, en el seno de un dilema superior como es el sentido último de las cosas que ilumina la infinita bondad de Dios, que en última instancia contempla todos los actos humanos. Para lo cual hace uso de una compleja red de narradores, que otorgan al relato una mayor competencia y verosimilitud narrativas ante el lector. 


A saber, el narrador del cuento dice al lector que el jardinero mayor le cuenta una simpática leyenda que le contó su abuela hace tiempo, inspirada en la sentencia absolutoria dictada a favor de un tipo medio gitano que pasaba cerca de la floristería donde estaba conversando, además de con el jardinero mayor, con un joven comerciante de madera y un terrateniente vecino del narrador. El jardinero mayor habló así:

“Si los letrados ponen más fe en el hombre que en las pruebas y los discursos, ¿no es acaso, esta fe superior en sí misma a todos los cálculos humanos?…Pero está fe está solo al alcance de unos cuantos…, de los que son capaces de comprender y llevar a Cristo dentro de sí.

  • Es una bella idea - dijo el narrador.
  • Pero no nueva, sin embargo. Creo recordar haber oído un día, hace ya mucho tiempo, una leyenda sobre el tema semejante. 

Todos le pedimos que la contara, pese a la aspereza del idioma ruso” - dijo el narrador.


Dentro de esa leyenda hay que destacar que los letrados que dirigieron las pesquisas y los procedimientos judiciales, y los médicos que se encargaron de examinar el cadáver del médico haciendo un autopsia pormenorizada, tal y como le contó la abuela al jardinero mayor, convencieron a los habitantes de la ciudad que: “Se antojaba a todos inverosímil que pudiera existir un ser con suficiente bajeza y villanía para matar al doctor. ¡Hasta la villanía tiene sus límites! No es verdad.” Dijo el jardinero mayor, según decía el relato que le contó su abuela.


Si algo puede aprender de la lectura de este cuento el lector adulto contemporáneo es la toma de conciencia de la pérdida del sentido último de las personas y las cosas que caracteriza a la época que le ha tocado vivir. Siendo sustituido por un sentido inmediato y útil de uno mismo, al que puede acceder cualquiera que se lo proponga mediante la simple puesta en marcha de su voluntad y deseo.