miércoles, 4 de enero de 2017
AUTENTICIDAD
Como supongo que te vas dando cuenta, después de las campanadas de fin de año empieza la cuenta atrás de las fiestas navideñas, y también de la convivencia irrepetible durante el resto del año de la autenticidad y la preeminencia de su contrario. Todo al mismo tiempo, sin que haya vencedores ni vencidos. Tablas. En eso consisten estas fiestas anuales. Las más pancistas y las más quijotescas de todo el calendario. Tú más bien defiendes una postura que calificas de más auténtica, esa que por unos días apareces en contra de todos estos fastos y sus desmesurados gastos. Una autenticidad que no puedes hacer que sobreviva en ti sin, digamos, que convivas sin poder evitarlo con la inautenticidad de lo que condenas. Pues lo cierto es que en estos días navideños todo está basado en hechos reales, pero la errancia digital lo convierte todo, como nunca antes en la historia de la humanidad, en una fantasía imposible. Que todo esté a disposición de todos los pancistas del mundo, es la condición de partida para que esa errancia nos convierta a todos, al mismo tiempo y en cada lugar, en caballeros andantes únicos, resaltados por la exclusividad del trato personalizado que ofrecen los anuncios publicitarios, verdaderos protagonistas de la celebración navideña. Ser auténtico en estas fiestas que se acaban significa, por tanto, ser vulgar y ser elitista. Ser un don nadie y ser alguien. Al día siguiente de su final, solo nos queda esperar un año para que todo se vuelva a repetir cabalmente. Aunque entre medias hayamos vivido rodeados por las mayores contrariedades e inmersos en las contradicciones más inimaginables. Ya tú sabes