que hace con nosotros lo que lo sustituye. Escribir es descansar. No sé, hay muchas formas de decir todo esto.
Pero a mi lo que me parece difícil es que volvamos y nos quedemos en nuestra casa. E intentemos desaprender, ahí dentro, todo lo que hemos mal aprendido afuera, desde que nos fuimos. Como decía Pascal, todos los males que aquejan al ser humano son debidos a que no es capaz de quedarse en casa. Todo podría haber sido diferente, si no nos hubiera dado por soñar como dioses, sin darnos cuenta de que sólo alcanzamos a pensar como pordioseros (Holderlin). Los hay que sugieren volver al Renacimiento de nuevo. Y desaprender todo lo que nos han hecho aprender de forma obligatoria desde la Ilustración, en nombre del Progreso.
Todos, al amparo de la cultura de este inigualable continente, viviríamos mas tranquilos sin la servidumbre que nos ata al Progreso, a su exclusividad en la forma de pensar y de saber. Aunque no se que íbamos a poder leer y escribir, sin ruido del que huir, ni cansancio del que descansar. Tendríamos que volver a marchar de casa. Y volver a sentirnos solos en la ciudad, soñando como dioses y pensando como pordioseros. Solos y cansados, produciendo, otra vez, ruido a mansalva. Eso o volver a resucitar a Dios, y pedirle disculpas por haberlo matado.
Leer y escribir, entonces, en nombre de dios, del progreso, o para huir del cansancio, el ruido y el aburrimiento. Eso es todo lo que hasta ahora hemos sido capaces de ofrecer al mundo.