lunes, 4 de enero de 2016

EL CIUDADANO VENCIDO NO COMPETITIVO (CVNC)

El caso es que, como sale el sol, el CVNC pone en marcha cada mañana su arsenal pedagógico racional para mover la maquinaria de instrucción económico militar - que el CVNC llama enfáticamente educación - mediante la que adiestrar soldados dispuestos a ocupar los puestos de ataque y depredación, de negocio, de ganadores y perdedores competitivos. Unos soldados económico militares entrenados para manejar grandes máquinas cada vez más sofisticadas, con objetivos encuadrados únicamente en su punto de mira, apuntando también a una única diana. Unos soldados que no deben pensar, que deben tener la cabeza convenientemente vacía para llevar a cabo semejante misión: la de continuar con la tradición económico militar en su lugar de trabajo, si no pertenecen al ejército de reserva, de lunes a viernes, y la místico espiritual con la familia el sábado y el domingo, bien acercándose a una naturaleza idealizada (casa rural, senderismo, playa, etc)  o en encuentros de meditación formativa oriental. Siempre irreconcialiables. Siempre de espaldas los primeros cinco días de la semana respecto a los dos últimos. Siempre el CVCP alentador entusiasta del desgarro y desarraigo de la civilización occidental que ha heredado, junto con sus efectos de destrucción masiva. A el CVNC pensar sobre todo esto le provocaría la ruina.

¿Realmente cree el CVNC que está fuera de la influencia de la Época de los Grandes Desastres de 1945? ¿No será más bien que lo que representa el CVNC es la genuina continuación y, por tanto, la necesaria complicidad sobre la ocultación de sus ruinas? Aunque hoy en lugar de campos de exterminio, muy alejados de la vida y la casa del CVNC, hayan aparecido parques temáticos de consumo. 

Instalado en la mediocridad material, tan irrebasable por arriba como indeclinable por abajo para que el sistema que sostiene no se desintegre, el CVNC necesita, para alcanzar su excelencia espiritual, poder mirar hacia otros lados, sin aspavientos, sin tratar de buscar una verdad por naturaleza huidiza, para que caiga suavemente el velo de toda esta falsedad en la que vive. Necesita alcanzar el domino individual y la armonía conjunta con los otros que le permitan, al fin, poder llegar a alcanzar esa competencia característica del ciudadano vencido no competitivo.