martes, 7 de julio de 2020

LOS DUELISTAS 2

HISTORIA DE UNA OBSESIÓN
Bien mirado, en la película de “los duelistas” (como en la novela homónima de Conrad) narrar lo que se dice narrar, si lo comparamos con “Guerra y paz” de Tolstoi, por poner una obra de la misma época, no cuenta gran cosa: la historia de una gran obsesión o la obsesión que da todo el sentido a una vida pequeña. La METÁFORA de su Reconocimiento, por salir de estar guerreando como un don Nadie y llegar a ser Alguien. ¿Que tipo de obsesión es la que mueve la película?
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El asombro ante el misterio de esa obsesión o de cualquier obsesión dentro de la incorporación al mundo es, también, un fecundo acto de conocimiento en cuanto punto de partida para la investigación, pero acaso también la meta de todo nuestro conocer, a saber, por virtud del máximo saber penetrar en el verdadero no saber, en lugar de escamotear el ser al absolutizarlo en lo que conocemos, en el objeto de conocimiento cerrado en sí mismo. 
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La virilidad puede ser entendida como una situación límite, como algo que no se puede superar ni de lo que se pueda prescindir. Forma parte de la especie humana tal y como la conocemos. Irnos hasta las guerras napoleónicas para ver la permanencia de la virilidad en nuestra sociedad, solo tiene sentido para coger distancia y preguntamos como nos concierne. El campo de batalla de las guerras napoleónicas no es muy diferente al actual campo de batalla digital. Ayer los duelos y quebrantos, dentro de ese contexto, se libraban con espada o sable, bajo jurisdicción Divina, con el fondo autoritario del emperador que era su delegado en la tierra. No había traición. Hoy el honor y la honra se defiende al amparo de la sacrosanta Libertad de expresión, con un fondo de igualdad e indignación constante. Sin embargo la traición verbal es constante, diría más, es el santo y seña de aquella Libertad.
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En un sociedad como la actual que anhela la igualdad entre sus miembros, parece, sin embargo, desmentir tales propósitos cuando esos miembros utilizan la libertad de expresión como un lugar de duelo o de combate, no como Libertad de manifestación del pensamiento. Por ello me parece oportuno no tratar de adivinar el sentido de la película, sino más bien que preguntarnos por él es preguntarnos sobre lo que nos importa y cómo nos concierne en ese dilema entre igualdad y Libertad que es, a mi entender, donde se juega la honorabilidad actual.