martes, 28 de julio de 2020

JUAN MARSÉ

”Últimas tardes con Teresa es una auténtica subida al Monte Carmelo, pero en la cima no se encuentra Dios, sino el Grial de la Revolución. Los pijos con disfraz de redentores de la clase obrera expían el pecado original de la burguesía: la explotación del trabajador, sin la cual –por otra parte– no disfrutarían de sus privilegios. Manolo Reyes, Pijoaparte, es un pequeño ratero con una percha sumamente seductora y dotes de embaucador. Aunque vive en Barcelona, nació en Ronda. Es un chico del Sur, un charnego. Su tez morena le hace parecer un gitano. De niño, una familia francesa se encaprichó con él y le ofreció pagarle los estudios, pero una mañana desaparecieron sin molestarse en decir adiós. Enamorado de su hija, una cría de su edad, la experiencia le dejaría una profunda herida psíquica. Hijo de una madre soltera que trabajaba como criada, Pijoaparte emigra a Barcelona en busca de oportunidades. Su hermano vive en Monte Carmelo y espera que lo acoja, garantizándole el sustento. Piensa que Cataluña es una tierra de promisión donde es posible prosperar. No descarta la posibilidad de seducir a una niña bien –en su memoria, perdura su truncado idilio con la niña francesa– y realizar una boda ventajosa, accediendo a ese mundo dorado que solo ha conocido cuando acompañaba a su madre al cortijo donde limpiaba y fregaba suelos. Su hermano no lo recibirá con los brazos abiertos, pero le dejará trabajar en su negocio. Un taller que se dedica al desguace y venta de motos robadas. Su fantasía de cortejar a una niña rica desembocará en un sainete. Flirteará con una joven creyendo que es la hija de un próspero hombre de negocios, pero cuando al fin logra acostarse con ella, descubre que solo es la criada. Tímida y sumisa, la chica se llama Maruja y trabaja en casa del matrimonio Serrat. Se lleva muy bien con su hija Teresa, un atractiva rubia que ha estado a punto de ser expulsada de la universidad por su participación en las protestas estudiantiles contra el régimen. Es la oportunidad que tanto había esperado Pijoaparte.“