EN CASA DE LA SEÑORA SEN
La verdadera protagonista del cuento es, a mi entender, la madre del niño, Eliot, y el auténtico narrador es Eliot, mediante un voz interpuesta en tercera persona. Este es el artificio que utiliza la autora con la intención de hacerle al lector la siguiente pregunta, ¿para que sirven los niños? Una pregunta más misteriosa e incisiva, que la sociológica y llena de falsa evidencia, ¿para que sirven los padres? Traemos hijos al mundo como hacen el resto de los animales, cierto, como ellos sabemos el cómo hacerlo, sin duda, pero, ¿nos preguntamos por qué lo hacemos, y para qué lo hacemos? No es tan evidente. Sin embargo, son las dos preguntas que nos diferencian de los animales en estos asuntos de la reproducción, las que nos hacen genuinamente humanos. Son preguntas vinculadas al dolor de la existencia humana, la única existencia que se puede hacer preguntas sobre lo que siente. Son preguntas, por tanto, hechas desde el sentimiento del dolor y que piden consuelo y curación. No evidentemente al estilo de lo que hace el padre de Eliot, desapareciendo de su vida y de la de su madre. Sino tal y como reclama nuestra atención la madre de Eliot, que tiene que recorrer cada día más de ciento cincuenta kilómetros para mantener el hogar donde vive con su hijo.
"Se enteraron de la existencia de la señora Sen gracias a un anuncio escrito con bolígrafo, con caligrafía muy pulcra, en un tarjetón expuesto en la puerta del supermercado: 'Esposa de profesor universitario, responsable y cariñosa, me ofrezco para cuidar niños en casa'. La madre de Eliot habló con ella por teléfono y le dijo que las anteriores niñeras se desplazaban a su casa. 'Eliot tiene once años. Puede comer y entretenerse solo; únicamente necesito que haya un adulto en casa por si pasa algo'. Pero la señora Sen no sabia conducir".
¿Para que he tenido a mi hijo, si no puedo estar con él durante todo el día?, es una pregunta que imagino no deja de hacerse la madre de Eliot. Una pregunta que no tiene respuesta pero que tampoco deja de segregar la angustia que esa sensación de vacío le produce. Y no puede ser de otra manera, ya que Eliot no es un problema que debe tener una solución, ni es un vacío que no signifique nada. Eliot es una vida humana que, como todas las vidas humanas que comienzan, "no sé qué hago en el mundo, pero de momento lo que quiero es que me cuiden" (¡forastero!, no estés tan seguro). Lo que pasa es que Eliot no sabe cómo decírselo a su madre. Es ésta la que tiene que averiguarlo. Pero, ¿cómo puede cuidar a Eliot, si no es capaz de responder a la pregunta, para qué le sirve su hijo? Así que mientras tanto, lo deja en casa de la señora Sen.
La pregunta se puede entender mejor si digo que para que sirve un niño no tiene la misma significación que la pregunta para que sirve un coche, y si similar a la pregunta para que sirve un libro. Los tres, niño, coche y libro, necesitan cuidados, pero el amor que somos capaces de profesarles se encarna de manera totalmente diferente. De ahí la pertinencia de la pregunta, ¿para que sirve un niño? Imagino que para el padre de Eliot, un niño sirve menos que un libro y mucho menos que un coche. Sin embargo, para la madre de Eliot, un niño, su hijo, es lo que más vale, pero no tiene donde dejarlo. Por eso antes de seguir aparcándolo en el garaje (lo que lo convertiría en un coche) o en la estantería (lo que lo convertiría en un libro) de la casa ajena de los Sen, opta por otorgarle la mayoría de edad por adelantado. Le da una llave y le dice que ya puede entrar el sólo en casa cuando vuelva del colegio. Probablemente la madre de Eliot no sabe responder, como todos lo padres y madres, a la pregunta de para que sirve su hijo. Tal vez sea una pregunta inhumana. Pero lo que si tiene claro es que ella no le va a impedir que llegue a ser un ser adulto. O tal vez la respuesta a para que sirve un niño, Eliot, sea esa, para que llegue a ser un hombre adulto, y que tenga la posibilidad de volver a preguntarse para que sirve un niño, su hijo, y después de no saber que responder durante un tiempo, responda para que llegue a ser un hombre adulto. Etc.
¿Que ha aprendido la madre de Eliot - lo que pienso que le calma el dolor por pensar que abandona a su hijo y le impulsa a tomar la decisión de darle la llave - mientras ha ido a casa de la señora Sen? ¿Que he aprendido yo como lector?, lo cual tiene que ver con el cómo me ha mostrado la voz narradora lo que quería decirme. Que tener un cuerpo adulto no se opone a tener una mente infantil. Y al revés. Que su amor por Eliot, lejos de ser ideal, es verdadero. Y, en consecuencia, que ella, antes que ser la madre de todas las madres (frase hecha que repiten todas las madres, a falta de otros pensamientos), lo que ha hecho, al parir a Eliot, ha sido meterlo entre las luces y sombras del mundo. Menos romántico pero más auténtico, mientras lo tenga bajo su custodia.