jueves, 28 de abril de 2016

SINESTESIA

Los Cinco Sentidos (la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto) son la clave. Los órganos que les dan soporte (El ojo, la oreja, la nariz, la boca, las manos) son el martillo. En el alma se alojan todas las palabras de la humanidad desde que empezamos a hablar y pensar (a ser genuinamente humano) con sus numerosos acordes, que producen al final el sentido común y a la vez individual e irrepetible de cada uno de nuestros sentimientos. La palabra es la que consigue reconocer al otro. Así somos plenamente humanos, pues el pensamiento y la palabra es lo que nos distingue de los demás animales que también ven, oyen, huelen, gustan tocan incluso de forma más eficaz que nosotros pero a ras de tierra. Solo somos nosotros quienes, menos eficaces y precarios en esa latitud, conseguimos elevarnos hacia el cielo. Solo viendo, oyendo, gustando tocando se puede ser alguien, es decir, "artista", si media la palabra pensada que diga que hacemos con lo que vemos, oímos, .... y que hace lo que vemos y oímos con nosotros. Aunque bien es cierto que podemos existir, de hecho es como existimos, haciendo músculo con alguno de los sentidos a costa de atrofiar los otros.

Los "artistas" somos quienes al tratar o manejar una u otra de aquellas claves, provocamos vibraciones en el alma. Es decir, renovamos el sentido común de la humanidad y el particular de cada individuo. Ponemos al día nuestros sentimientos. Solo en ese momento reconocemos "plenamente" al otro. Solo así podemos tratar de hacernos entender hacia el otro. Ser en el mundo es ser entre otros y de eso se trata. Aunque bien es cierto que podemos estar en el mundo, de hecho así estamos, manejando claves y acordes cada uno en nuestro compartimento. Una conquista, desde la cueva hasta el duplex, que nos protege de lo que más tememos de afuera, el vacío, la guerra o su otra cara, la siempre sospechosa paz del imperio. En fin, la muerte.

El primer cante el primer cuento la primera imagen el primer sonido el primer contacto el primer olor fueros todos al mismo tiempo. Los últimos también.