jueves, 18 de febrero de 2016

WINESBURG OHIO, novela de Sherwood Anderson

Qué es una persona corriente? Para entendernos, y de forma muy esquemática: ayer, quien vivía resignada ante el temor de Dios Todopoderoso. Hoy, quien vive indignada ante la incompetencia y corrupción del Estado Laico. Pero tanto ayer como hoy, y a pesar del temor o la indignación, ¿existe un fondo inalterable de bondad y grandeza en las personas corrientes? ¿O lo que es inalterable es el fondo de maldad y miseria? ¿Las personas corrientes podemos hacer cosas excepcionales? Pero aunque no las hagamos, ¿podemos imaginar y sentir como las personas excepcionales? ¿Somos de apariencia corriente pero con un fondo de una potencia excepcional? Siendo así, entonces, ¿fondo y forma nos conforman? ¿Cómo y hacia que destino? ¿Ayer igual que hoy?

Una exigencia elemental del arte literario es colocar al lector dentro del relato, en una perspectiva semejante a la del narrador. El acto de representación también lo incluye a él. Si el papel del lector se queda meramente en el de voyeur y, en consecuencia, el del narrador en contador de historias (hay alguien que habla y alguien que escucha) propiamente no puede hablarse de literatura. Lo que quiero decir, más que nada para diferenciar actitudes y aptitudes, es que un voyeur no es un lector, ni un contador de historias es un narrador. Lo cual no significa que la labor del voyeur y la de contador de historias no sean legítimas. La inclusión del lector a la que me refiero se consigue mediante una serie de recursos retóricos que requieren que desarrollemos una cierta destreza, en principio, y algo de nuestro talento a continuación. La elaboración del punto de vista, la composición de personajes y la construcción de escenas, son los principales.

Siendo como somos personas corrientes, ¿cómo nos incluiremos como lectores complejos (cierta destreza mas algo de talento) en la representación que el narrador hace con los personajes corrientes de “Winesburg, Ohio”? ¿Cómo descubriremos a su lado cosas y situaciones inadvertidas? Siendo como somos personas de hoy, ¿cómo evitaremos ser solo simples voyeurs de los personajes de ayer? Lo que de corriente hay en esos personajes de “Winesburg, Ohio”, ¿es algo perdurable, o solo tiene que ver con aquel momento histórico? Igualmente, ¿su fondo de bondad y grandeza o de maldad y de miseria, ha llegado inalterable hasta nosotros? Es decir, ¿imaginamos de la misma manera aunque vestidos con otros trajes y a otras velocidades? En fin, acabo diciendo lo que quería decir desde el principio pero no sabía cómo, ¿vale la pena leer hoy las peripecias de los personajes de ayer en “Winesburg, Ohio”, un pueblo perdido en el medio oeste norteamericano? ¿Para qué?