viernes, 30 de diciembre de 2016
LENTITUD
A estas altura de nuestra vida adulta tú y yo sabemos, lo digamos o no, lo reconozcamos o no, que las cosas importantes de esa nuestra vida necesitan tiempo. Lo que resulta incomprensible es que todavía nuestra conciencia sea reacia, muy reacia, a ocupar espacios donde predomine la lentitud. Eso también lo sabemos, y lo comprobamos y padecemos cada día con la gente que nos rodea y con nosotros mismos. Las tertulias o los club o los cafés de lectores adultos - llámese como a cada cual le convenga, y se lea lo que a cada cual más le interese en cada momento (prosa, poesía, filosofía, matemáticas,...) siempre en cuando, eso sí, se mantenga el adjetivo de adultos en el rótulo anunciador - deberían ser esos espacios que de forma inaplazable tendríamos que crear y mantener con nuestra decidida presencia adulta. O lo que es lo mismo, crear y mantener bajo el influjo de la lentitud a que me refería antes. Sin embargo, muchos de los lectores "adultos" que hoy los frecuentan lo hacen con prisa por obtener el karma definitivo, o buscando la lectura definitiva, en lugar de atenerse al predominio de la paciencia de su corazón. Amigotes de la vanidad y del palmito evidente del cuerpo frente a los Amigos de la humildad y la honestidad del alma oscura e intranquila. De eso se trata y ahí nos la jugamos.