Se volvieron a mirar de soslayo mientras agarraban sus pistolas con fuerza.
-Guardemos las pistolas, yo te diré lo que tenemos que hacer.
-Empuñando una pistola es como mejor me entiendo con la gente.
-Siempre le recomiendo a mi hijo que cuando empuñe la pistola sea para usarla.
-Yo no soy tu hijo.
-Con las ratas de ahí dentro vale más andarse con cuidado.
-Si es preciso se las hace desaparecer.
-Ahora ya se que tipo realmente eres.
-No te preocupes, en cuanto tenga la pasta te aseguro que seré otro.
-Ese dinero te llenará de resentimientos.
-Resentido lo soy desde siempre, lo que nunca he tenido ha sido dinero.