jueves, 8 de diciembre de 2016

LA SONRISA

Con paso decidido y aderezándose las ropas, puso rumbo a su clandestinidad, fue lo que leyó su madre en el libro que, al taparla con el edredón, vio que tenía entre las manos. El subrayado brillaba como una luciérnaga. Puso el libro con cuidado sobre la mesilla, apagó la luz y salió de la habitación. Le pareció raro. No sabía que leyera, ya que desde pequeña le tenía miedo a la lectura. Al oír cerrarse la puerta desde la cama, se sonrió. Volvió a destaparse y abrió los ojos. Luego los cerró de nuevo.