Comienza un nuevo curso escolar y en el mundo educativo se recupera el Pensamiento Mágico, también conocido como Pensamiento Alicia, tan querido para muchos de los habitantes de ese mundo, profesores y padres incluidos. Aprendizaje sin aulas; aulas sin muros; o que los niños, antes que todo y por encima de todo, antes que aprender a leer y a contar, lo importante es que sean felices, todo ello bajo el palio de la ley del mínimo esfuerzo. Son algunas de las perlas que por ahí dentro circulan con inusitada holgura y prestigio, pero que no impiden que sigamos siendo de los últimos en las listas fiables que se publican sobre el rendimiento educativo europeo. En fin, además de profesores y padres también hay doctores y expertos en esa iglesia, que podrán hablar con mas fundamento del asunto.
Como el que busca encuentra, yo me he topado con un maestro de la ciudad de Nueva York. Les dejo con sus palabras por si les levantan el ánimo o directamente cerramos el kiosco. Al fin y al cabo, creer que la educación es todavía una herramienta para poner en la senda de la vida a ciudadanos cabales, después de lo que ha caído en el siglo pasado que fue cuando esa idea se democratizó, es pensamiento mágico en estado puro. Pero ya saben, no hay que rendirse nunca.