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EL VICIO DE STENDHAL
Que no cunda más el pánico entre los temerosos de la palabra literaria, y que ese miedo, santo cielo, no de paso a la pereza. Que no. Contra la paralísis ofuscadora del miedo, no hay nada mejor que el hábito de un buen vicio. Ahí les dejo el de Stendhal. Sigan su ejemplo.