jueves, 26 de marzo de 2020

VMNE_20

Cuando ahora se nos dice, en relación a la que está cayendo, que eso o aquello no es nada más que una mera apariencia, y nos recomiendan que enfoquemos la mirada hacia lo que está más cerca o es más inmediato, desconfío. Es por ello que, metido en casa, no se me ocurre otra manera mejor de sobrellevar “este encierro” que mirando más alto (siempre habrá un trozo de cielo que imaginar) o más hondo (siempre estará esa desconocida que llamamos intimidad). Entonces no olvidemos que, como la cara oculta de lo que sabemos, es decir, lo que creemos que sabemos o lo que no sabremos nunca, "el virus de marras en sí no existe" (VMNE_20), solo existe, ahora sí, la pandemia de sus interpretaciones y puestas en escena. Desde las micros hasta las macros, pasando por las interminables interpretaciones y puestas en escena globales. También los puntos de vista de quienes lo han visto y se lo han contado a quienes no lo veremos jamás. Esos que han visto al COVID_19 lo han representado con una forma redonda y ribeteada de flagelos retráctiles, de textura babosa y de color verde (?). Visto así no me da la impresión que venga de China, sino más bien del Mas_Allá, es decir, de donde viene el VMNE_20. Parece mentira pero si nos fijamos con atención no hemos avanzado tanto, en esa dirección, desde Pablo de Tarso (quien nunca conoció a Jesucristo pero fue quien mejor lo imaginó, construyendo con sus cartas, el whatsApp de entonces y durante muchos siglos, una de las patas en que se sustenta la cultura occidental). Estos asuntos entre humanos siguen teniendo que ver, tampoco lo olvidemos, con la confianza o la sospecha, el nihilismo extremo o la fe ciega, y sobre todo con la mala fe. Lo que si ha existido siempre es el exceso de miedo. O el miedo incontrolado. Y los listillos y oportunistas agazapados, para saltar sobre su presa atemorizada. Es entonces cuando las vidas se hacen virus con rostro humano y se contagian verdaderamente. Así somos de manera habitual. Pero no olvidemos que de la misma forma que el jabón ahuyenta al COVID_19 cuando nos lavamos las manos, que así ya no contaminarán las cara que nos tocamos, las palabras de la imaginación literaria (el VMNE_20) ahuyentan el “mal rollo”, digámoslos así, con que nos contaminamos en el uso utilitarista e interesado de las palabras cotidianas en nuestra vida profesional, familiar, social, digital, íntima, etc. Para tal fin, te dejé ayer este cuento corto, “Casa tomada”, de Julio Cortazar, por si tuvierais tiempo de leerlo o releerlo. Y es que leyendo, mirando, pensando, aprendiendo, en fin, escuchando iremos engordando el antídoto que nos protegerá de esta pandemia y de las que vendrán. En fin, no lo olvidemos, que así también podemos ser. Se interrogan los filósofos, ¿se puede distinguir dos cosas entre sí (el VMNE_20 y el COVID_19 en nuestro caso) y determinar hasta cierto punto sus relaciones, sin conocer por ello la naturaleza de cada una de ellas? Me parece que es la apasionante pregunta que se nos está colando desde el exterior al interior de nuestro encierro, y viceversa.