viernes, 7 de octubre de 2016
LOS MUERTOS Y LOS DESCONOCIDOS
Hasta que no consigamos que los muertos y los desconocidos formen parte viva y reconocida de nuestra propia experiencia no habremos comenzado a leer. Podemos oír las noticias del texto, tratar a los personajes como si fueran colegas o aplicarles recetas paliativas a los problemas que nos cuentan. Así lo seguro es que veremos que los colegas y familiares siguen ahí. Pero ya no es tan cierto que, por el solo hecho de estar ahí, los reconozcamos. No creo que ese sea algo que salga del trajín y roce diario. Me refiero a ese reproche tan habitual entre familiares, amigos y conocidos: "Llevas toda la vida a mi lado y no sabes quien soy. Que te aspen". En fin, lo que quiero decir es que hasta que no dejemos de ver el mundo literalmente (como aparenta ser donde ponemos los pies cada día) no conseguiremos empezar a leer literariamente (como está siendo en el otro mundo siempre).