sábado, 8 de octubre de 2016

EL HORIZONTE

Su vida se había pospuesto en un horizonte lejano e indeterminado. Atada cada vez más a esos momentos en los que se encontraba, pienso, sola frente al mundo. Mejor dicho, sola frente a ella misma. Una soledad que le daba las verdaderas dimensiones de lo que existía fuera, que con más frecuencia se parecía a un agujero negro. Un día de esos de agujero negro decidió prestar mas atención a esa mancha que le rodeaba, poniendo el oído y la mirada en su abismo sin mundo. No sé cómo, pero descubrió que aquel horizonte lejano e indeterminado era yo. Aunque hace diez años que vivimos juntos, no me ha confesado su descubrimiento.