martes, 25 de octubre de 2016

EXPERIENCIA BOOK

No hay ningún sitio donde ir. El descubrimiento de nuestro destino nos sumerge en un sentimiento  de pérdida, que creemos injusto e inmerecido, por eso revalidamos, una y otra vez, nuestra fe laica (semejante a la fe de los creyentes religiosos) en un mundo que tiene propósitos que cumplir y metas a donde llegar con el deber cumplido. Con estas turbulencias en el alma y en el cerebro, si no es demasiado tarde, acabamos por aceptar con serenidad que en la vida no hemos hecho otra cosa que perdemos y encontrarnos, para volvernos a perdernos y encontrarnos. Nos damos cuenta, al fin y al cabo, que uno nace solo, se pierde solo y se encuentra solo y se acaba muriendo solo. No se debe tomar esto como un signo de derrota o de envejecimiento prematuro, sino de máxima lucidez propia de la edad adulta.

De todos los artefactos que hemos inventado para sobrellevar esta colosal estupefacción, el nuevo dispositivo de conocimiento bio-óptico organizado, que les adjunto (2016-10-24-VIDEO-00001919), es el que mejor se ajusta a los instantes de silencio y soledad que acompañan a esa pérdida constante que es nuestra vida. Porque es el que mejor nos ayuda a volver a encontrarnos, es decir, a cómo saber cual es nuestro lugar en el mundo, la verdadera forma de conocimiento. Espero que les sea útil.