miércoles, 6 de noviembre de 2019

CRÍTICA Y FARMACIA

“Como sea, Valéry apunta más lejos aún. O más cerca, según se considere. Lo que él viene a sugerir es algo muy conforme al espíritu de nuestro tiempo: la suspensión del carácter prescriptivo de la crítica. Ya no se trataría de influir sobre el lector para que lea determinados libros que se estiman mejores o sencillamente preferibles atendiendo a una determinada escala de valores de naturaleza más o menos estética o ideológica. Se trataría más bien de deducir el tipo de lector que postula el libro en cuestión, y servir de puente para su encuentro.”
(...)
“Con Gonzalo Torné, con el que me he divertido en más de una ocasión discurriendo fórmulas más 
o menos peregrinas para renovar los formatos convencionales del reseñismo, ideamos una vez lo que llamamos “crítica farmacológica”. Consistía en plantear una reseña como el prospecto de un medicamento: indicando qué tipo de intereses, de necesidades o de inclinaciones satisface el libro en cuestión, cuál es la posología más conveniente para consumirlo (¿de un tirón?, ¿en vacaciones?, ¿por Navidad?, ¿al acostarse por las noches?), cuáles sus contraindicaciones, sus componentes, etc.”