viernes, 11 de enero de 2013

LO QUE HAY ES MIEDO DE MIRAR AL MIEDO A LA CARA


Da la impresión que sucede de forma repentina, como si antes toda la gente lo tuviese claro. El caso es que hay muchas personas que ven y sienten lo que los rodea como algo irreconocible. No ven casas, ni carreteras, ni peatones, ni días, ni noches, ni nada. Ven un mundo difuso que no es el suyo. Y dicen que es debido a la ausencia de valores, y todo eso. 

Un colega ha organizado un seminario permanente con diferentes ramas disciplinarias, en el que el eje troncal, la ideología me llegó a decir mientras me lo contaba, es recuperar los valores perdidos. Le dije que no acababa de entender que es lo que se había perdido y que es lo que se tenía que encontrar. Insistió en que valores como el respeto, el diálogo, la solidaridad, la autoestima, la tranquilidad, la creatividad, etc., y que era su pérdida lo que hacía irreconocible la sociedad donde vivíamos. Le contesté  que lo que le pasaba es que tenía miedo. Que esta realidad no había dejado de estar ahí, y que los seres humanos habían teniendo siempre dificultades para comunicarse, de hecho no lo han conseguido satisfactoriamente nunca. Y tal. Lo que pasa ahora es que no es tan densa la cortina que tapa esas limitaciones y carencias, que al aparecer detrás del velo translúcido de internet nos intimidan como nunca antes lo habían hecho. Esa tupida cortina de antes la tejían, al entrelazarse con determinación, esos valores graves que tanto echas de menos, y que con urgencia quieres volver a levantar mediante el seminario que tratas de organizar. Los valores, le dije, no son la verdad como afirmas, son la tapadera de la verdad, que debido a ese ocultamiento siempre se atisba detrás como una sombra. Se han acabado, por tanto, las teorías que inspiran y lustran esos valores que defiendes. Ya que no es posible llegar a una acuerdo definitivo sobre su aplicabilidad. ¿Quien se puede encargar hoy de ello? Cada uno tiene el miedo que se merece. La única solución es mirarlo a la cara. Y hacerle preguntas. Cuando antes entiendas esto antes la realidad volverá a lucir delante de ti con todos sus enigmáticos claroscuros. El único valor que existe es el de la libertad, que más que un valor es el instinto que tira de nosotros para no volver a caer de cuatro patas y subir a los árboles o corretear por las praderas.