miércoles, 17 de junio de 2020

GRAN TORINO 1

DE INTIMIDAD A INTIMIDAD, A TRAVÉS DEL SACRIFICIO
Notas a la película de Clint Eastwood, “Gran Torino”.
¿Que es el cine clásico y que significa ver hoy una película catalogada dentro de la tradición del cine clásico? De lo que se trata, al volver al cine clásico, es vivir la experiencia de  un encuentro renovado de sensibilidades dentro de esa tradición. Las películas pueden ser catalogadas como clásicas, los espectadores que las miran por primera o segunda o tercera vez hoy, no lo son. Lo que quiero decir es que no se trata de verlo como una pieza de arqueología, tal y como lo vieron en el origen, sino incorporándolo o darle cobijo en nuestra sensibilidad de hoy en dia. Le llamamos clásico por eso, porque es intemporal o fuera de la historia cronológica, ya que atraviesa todas las épocas y tiempos y sensibilidades. Los espectadores, qué somos seres históricos y también tenemos un alma intemporal, tenemos que tener en cuenta nuestra naturaleza antes de intentar verlas.
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El cine clásico nace para entretener, a eso debe su estructura, por ello tal vez guarda su intimidad para tiempos mejores. Y así los espectadores de todas las épocas nos hemos acostumbrado a ello. Aunque, a mi entender, una peli clásica suele tener sus mejores espectadores después de que han pasado muchos años desde su aparición pública. Por ejemplo, y por diferentes motivos referidos al fondo y a la forma, Ciudadano Kane, Gilda, Casablanca y El hombre que mató a Liverty Valance. Ahora bien, hoy en día podemos seguir viendo cine clásico ademas de para entretenernos, para entregarnos plácidamente al océano de la nostalgia: ya no se hace cine como antes, del que Eastwood es su mejor y mas claro exponente actual, que suerte tengo de ver y disfrutar de sus películas. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿no ha llegado el momento de conversar con toda la intimidad que oculta el cine clásico detrás de esa estructura, digamos, de una pieza al servido del entretenimiento insaciable de las masas de espectadores cdad día en aumento?
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Eastwood con la mano derecha nos conduce por la superficie del relato pero, al mimo tiempo, nos da con la mano izquierda el piolet para romper el rostro y los ademanes pétreos que protegen la intimidad de Kowalski, que es donde se encuentra la verdad de si mismo y por tanto motor y sustancia del relato. Para romper, en fin, el hielo que envuelve a nuestro corazón, que donde se aloja la intimidad. La vocación de ver cine es picar con pasión y tino contra la estructura de una pieza con que se protege aquella.
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¿Com salir de nuestra intimidad sin que no nos hagan daño y sin hacer daño? ¿Como conseguir que la biografía de Kowalski que esta compuesta, entre otras cosas, por sus edad de octogenario americano, veterano de Vietnam, vendedor de coches y amante de su coche Gran Torino del 1972, mal padre de familia y pero marido, cascarrabias irredento y, como no, enfermo terminal de cancer, me pueda interesar a mi, mas allá de lo meramente informativo e historiográfico, que soy veinte años mas joven, no he ido a ninguna guerra ni he matado nadie, he sido bibliotecario, no tengo hijos ni nietos, soy de un carácter mas o menos amable y, de momento, tengo buena salud? ¿Qué debo hacer para poder conversar con su intimidad (ese lugar, como dice Pardo, donde se encuentra la verdad de uno mismo, también de Kowalsky) a través de unas apariencias exteriores tan dispares e irreconciliables? De intimidad a intimidad, a través del sacrificio.
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Kowalski se sacrifica para redimirse, es decir, se funde con el otro y lo otro. ¿Como se sacrifica el espectador? ¿Ver cine clásico hoy es un acto de sacrifico, de fundirte con el otro? Podemos decir que Kowalski descubre la otredad ante la presencia cercana de la muerte. Descubre, por decirlo así, la plenitud y el sentido de su vida.
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Como todo ser humano Kowalski habita un lugar en el que ha conocido el abismo. Con posibilidad de acceder así a un saber propio, es decir, que le es apropiado. Este saber le habla en su intimidad y le dice que solo puede ser libre si acepta su muerte y que solo los mortales son libres. Lo sabe, lo ha sabido desde hace muchos años, pero no ha tenido la oportunidad o el valor y el coraje de hacerlo durante su larga y atormentada biografía. La película cuenta el momento en que Kowalsky se da cuenta que sus vecinos amarillos le brindan la oportunidad de cumplir con ese destino. Descubre algo fundamental desde el punto de vista de su existencia: que son los otros los que están en ese horizonte de inteligibilidad, no el mismo como tozudamente se ha empeñado en creer durante su vida. Ha bajado al infierno y los amarillos el proporcionan la ultima oportunidad de volver a la luz. El espectador tiene que picar piedra de forma insistente para atravesar ese muro y entender lo que hay al otro lado. Al mismo tiempo que descongela su corazón de hielo.
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Hay una diferencia entre dejarme llevar de la mano del narrador o presentador de la peli, entonces asisto al recorrido por la biografia del protagonista convertida así en un parque temático o en un trozo de la historia y la geografía de America. O acompañar a la conciencia de Kowalski, entonces vivo la experiencia humana que sucede siempre y en cualquier lugar, ahora con la forma que le da Eastwood a su narración.
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¿Por qué ese empeño en llegar a la intimidad o el alma de la película? Porque pienso que es donde se aloja lo que Kowalski y yo tenemos en común, siendo tan diferentes en apariencia. El espectador que quiero ser tiene que ver con esta conversación entre almas o conciencias, más que como asistente pasivo de documentales informativos cuyos contenido son las peripecias de los protagonistas (eso es lo que es una película sin alma, como lo es un edifico de la arquitectura moderna. Estructuras construidas para engordar nuestra comodidad, no para saber lo que es bueno y mejor). Si desde el principio logro conversar con su conciencia o alma entiendo mejor y siento de forma más cercana su envoltorio o vestimenta, lo siento como parte necesaria del todo. Evitando así el peligro de convertir todo ello en un tópico: Kowalski es americano, veterano de Vietnam, vendedor de coches, mal padre y pero marido, enfermo terminal, etc lo que significa que no tiene que ver conmigo pues soy europeo y no sé conducir, no tengo hijos, no he ido a la guerra, etc.