“Un grado de intensidad especial de los sentimientos cotidianos es lo político. Se encuentra en cualquier lugar donde viva gente. Es una forma elemental, mueve la historia. La unidad de medida se llama: confianza.
A su lado está la política como vocación. Se trata del poder y de cómo conservarlo. También aquí se ingresa confianza, aunque también se gasta en grandes cantidades. La cuestión es: ¿de quien puedo esperar que no abusará de su autoridad? Esto ya suena relativo.
Max Weber en su ensayo “la política como vocación” enlaza así ambas esferas de lo político, la Absoluta, en la que las personas viven por sí mismas, y la Relativa, en la que dejan que otros administren lo esencial para ellos. ¿Como se podría contar?”
(TALADRANDO TABLAS DURAS. La política en 133 fragmentos; de Alexander Kluge)
Deberá ser extraño para el ser humano ese día que, abandonando los hábitos de la tribu, se entregue a la práctica de lo político, dando lugar así a la creación de la polis.
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Deberá ser grandioso ese día en que el ser humano abandone la horda (donde las respuestas son dadas de antemano para cerrar el paso a cualquier pregunta) y al entrar en la polis funde la escritura (fuera ya de la influencia de los escribidores de aquella horda de afuera) como una forma de averiguar cual es su lugar en ese nuevo espacio al que ha accedido.
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Deberá ser conmovedor para el ser humano ese día en que abandone el rebaño, y al entrar en la polis se encuentre con lo que alguien ha escrito, y lo lea (fuera ya de la influencia de los leedores de aquel rebaño exterior), fundando así su propia Libertad en la polis.
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Deberá ser glorioso, entonces, que al entrar ese día en la polis el ser humano se dé cuenta de que existe el otro, radicalmente distinto a él mismo, y que las leyes de la polis (fuera ya del peso insoportable de los dogmas de los curas y predicadores de la tribu, la horda o el rebaño) protegen y animan el desarrollo de esa mirada revolucionaria.
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Deberá ser un éxito de la imaginación humana comprobar un día, que la naturaleza de lo político no es otra cosa que poner los sentimientos y la voluntad de quien ha decido vivir en la polis (es decir, de forma definitiva fuera de la tribu, de la horda o del rebaño) a servicio de la confianza en obtener un ACUERDO, permanentemente renovado por el DIÁLOGO, entre quienes ahora pasan a llamarse CIUDADAN@S.
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En fin, deberá ser...pero hoy, todavía no es.
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En fin, deberá ser...pero hoy, todavía no es.