lunes, 18 de mayo de 2020

Ha DE UN MATRIMONIO 5

LO EXTRAÑO
Han pasado ya unos cuantos días desde aquella tertulia gloriosa, que Telmo compartió con sus amigos cinéfilos, y todavía quiere creer que la mayoría sigue soñando, secretamente, en los beneficios del amor sin atreverse a preguntarse todavía, ¿que es el amor? Y es que, a pesar de la experiencia compartida con Charlie y Noelia, sobre los espectadores, piensa Telmo, pende como una espada de Damocles la envidia latente que todos sentimos por la expresión personal elevada (ahí radica nuestra relación con lo infinito), involuntaria y poderosa, que nos abra las puertas de la excelencia de los sentimientos mas nobles (entre los cuales, sin duda, el del amor sigue ocupando prioritariamente nuestros corazones, así pasen otros dos mil años de militancia nihilista o desencantada). Todo lo cual no es otro asunto que esa casi automática ansia de una especie de testimonio y manifestación de la verdad, no respaldada por la familia, ni por la Academia, ni por ninguna otra institución gubernamental de nuestra sociedad, sino por el ímpetu inherente de aquella verdad acerca de uno mismo, eso que también lo conocemos con el nombre inquietante o amenazante de intimidad, aunque siempre lo confundimos o nos interesa emborronarlo, cuando se trata de rebajar su inquietud o amenaza, al hablar de ello en sociedad, o en familia o en el ámbito profesional, con la palabra privacidad o lo privado. Junto a aquella pregunta sobre el amor, que parece venir del cielo, o de algún lugar de la verticalidad respecto a nuestra existencia que siempre tiene los pies en la tierra, le acompaña lo extraño que constituye al sujeto amado, mas extraño si se quiere cuanto mas se descubre que es otro distinto a uno mismo, o dicho de otra manera, cuando los amantes pasan del  estadio de arrobamiento propio del enamoramiento indiferenciado al estado mas reflexivo propio del amor propio de cada uno de los amantes, junto a la coordenada de aquella verticalidad, dice Telmo, aparece la abscisa horizontal de lo extraño del sujeto amado, que una vez que aparece se queda para competir o rebajar aquella otra imagen vertical elevada con la que empezó todo. Sin embargo, cree Telmo, no debería lo vertical comerse a lo horizontal, lo elevado de uno mismo pareciéndose a Dios a lo horizontal del extraño que debe seguir siendo extraño para que la cordura no abandone al sentimiento que une a los amantes. El aullido fundacional de Noelia significa, al entender de Telmo, una ruptura dolorosa en su intimidad de esa continuidad entre lo elevado, que creía haber conquistado ella misma, donde había adorado despreocupadamente a Charlie, y la extrañeza que le supone descubrir a su marido, dice ella, yendo toda la vida a lo suyo, sin ninguna consideración para con su persona. Lo extraño aquí abajo, de repente, para Noelia no es compatible con el amor que siente por Charlie allí arriba. En fin, dice Telmo, lo que Nicole descubre amargamente es que había estado dibujando su mundo, desde que abandonó Los Angeles para irse a vivir con Charlie a Nueva York, llenando los espacios con imágenes de las obras de teatro de aquel, pero también con las suyas propias. Imágenes que como las provincias, los reinos, las montañas, las bahías, las naves, los coches, los ensayos teatrales, las risas con los compañeros de profesión, los peces, los caballos, las islas, las habitaciones, los vestidos con se han disfrazado para salir al escenario, los astros, los cuentos que le han leído a Henry, Henry mismo, como no,  llenan los mapas de los sueños y los de papel, pues son ambas cartografías del alma despreocupada de quien no ha pensado en si misma. Poco antes del aullido, cuando el bondadoso mediador primero le pide que lea lo que le ha escrito sobre lo que le ha parecido la vida con Charlie para hacer, digámoslo así, un suave aterrizaje sin turbulencias en la pista del divorcio, Nicole se da cuenta de que en todo lo escrito sobre su marido, quien realmente aparece es ella misma refiriéndose a Charlie. De otra manera, la única huella que encuentra es la suya y nada mas que la suya.