miércoles, 15 de mayo de 2019

RICHARD STERN

La novela “Las hijas de otros hombres”, de Richard Stern 
tiene un impecable look sesentero que incluye la magnífica, ágil y sugestiva escritura, fiel reflejo del decenio. Merrywether tiene esposa y cuatro hijos, y, naturalmente, el romance con su alumna Cynthia Ryder incide en su vida familiar. Él es consciente de que no desea romper la relación con Sarah, su esposa, ni que aquella afecte a sus hijos, sobre todo a los dos pequeños, pero el deterioro, como el de la polilla en la madera, es innegable y avanza despacio pero implacablemente. No quiere dañar, pero el daño es inevitable. La descripción de este deterioro es una obra maestra de penetración y agudeza, graduada paso a paso con agudeza y sugerencia. Si en la primera mitad el “nuevo” amor del profesor y Cynthia domina el relato, en la segunda éste se bifurca entre el “viejo amor” por Sarah y la pasión por Cynthia. Paso a paso, en su esposa aparece por fin el odio acumulado, y en él, sumido en una inconsciente satisfacción, el miedo y la inseguridad que le siega la hierba bajo los pies. La realidad exige su tributo y la duda se introduce de manera irremisible en la vida de todos. El divorcio es el encuentro con lo inevitable, pero también con sus consecuencias.”