Alicia Ledesma envió un memorándum, en formato de mensaje de texto, a los miembros de la “Liga de Mujeres en defensa de una Educación Pública para Tod@s”. Reconocía con sus palabras que la asociación, que presidía desde hacía diez años, había perdido socias e influencia entre los protagonistas principales de la comunidad educativa, a saber, profesore@s y las familias. La crisis económica, la paulatina implantación de las nuevas tecnologías entre los más jóvenes, la voluntaria complicidad de sus mayores que igualmente se han incorporado a esa nueva ola, reconocía Ledesma, hacía que cada vez fuera más difícil persuadir de la verdad imperecedera del clásico mensaje, que insiste desde hace más de doscientos años en que la educación pública y gratuita es la única herramienta para avanzar con rigor y responsabilidad por el camino de la civilización y emancipación de la humanidad toda. Qué sentido tiene traer hijos al mundo y organizar un sistema educativo para educarlos, se pregunta Ledesma en el memorándum, si el pasado que concierne ya a muchos de esos hij@s y alumn@s no va más allá de 2007, que fue el año en que Apple empezó a comercializar el primer iPhone. Para ser solo clientes que mantengan vivo y activo el mercado quizá haya que pensar otra manera de organizarnos, y aceptar la distopía en que han caído la familia y el sistema educativo con un denso y complejo pasado al que se atienen. Lo que le critican a Ledesma, tanto desde la Liga de Mujeres que preside como desde los diferentes estamentos educativos, es que no hace el menor esfuerzo por presentar una imagen renovada de sí misma, y de la organización, a la hora de hablar de los asuntos que representa. Ledesma se defiende diciendo que en lo esencial, para que la educación pueda seguir siendo ese paraguas donde se amparen los hombres y las mujeres de bien que aspiran a la dignidad de la humanidad, todo es y será como idealmente lo imaginamos desde siempre. Lo que quieren algunas miembros de la Liga de Mujeres en defensa de una Educación Pública para Tod@s, continuó Ledesma en su escrito, es que aparezcamos en público con la preocupación constante de deber ser como los otros quieren que seamos. Desde aquí os digo, no contéis con mi nombre para tal giro. Esta liga de Mujeres aspira a ser en la educación antes que a vivir de la educación a golpe de los clics oportunistas que marque la moda de Internet, intentando que nos perciban como personas ocurrentes, inteligentes, implicadas en los vaivenes coyunturales que menean digitalmente de un lado para otros los asuntos educativos de siempre, que son también los de aquí y ahora. Mientras yo sea la presidenta de esta liga la moda nunca será su ideología. Así en contra de quienes abogan por usar masivamente las nuevas tecnologías en la educación actual, nosotras no tenemos el más mínimo interés en mostrar nuestra mejor versión on line. Al contrario creemos honestamente, dijo Ledesma en la parte final del memorándum, que es muy difícil mentir ya que la verdad se acaba colando por cualquiera del juego de apariencias que en se fundamenta en la actualidad la comunicación digital. La fórmula de decir muchas palabras en poco tiempo, aparentando aplomo e inteligencia tiene los días contados porque su horizonte está ciego y sordo, o hay ninguna posibilidad de interpelarlo desde el presente. Si queremos que la educación tenga algún éxito en el aula y el hogar debemos conseguir que nuestros hijos y nuestros alumnos aprendan a leer en el corazón de las palabras, lo que invalida la urgente prioridad por poner nuestra atención y esfuerzo en saber primero, y comprar después, el soporte donde aparezcan escritas. Lo que importa es volver a recuperar el interés por los otros, concluye Ledesma, dejando de lado el interés exclusivo por el papel de uno mismo, que es donde están perdidos todos los miembros de la comunidad educativa.