jueves, 21 de julio de 2016

UN DÍA DE LECTURA LOGRADO

Somos seres de un día, como dijeron los griegos antiguos, como lo son muchos insectos. Cielo santo, ¿qué dirán ante esta aseveración el señor Darwin y el Dios del Vaticano? En el caso de la lectura de un cuento o una novela cada uno de sus días empieza y acaba. Y, paradójicamente, todos esos días tienen la posibilidad de permanecer en nosotros. Cada Día de Lectura tenemos que hacer un esfuerzo para no sucumbir a las adversidades externas y a nuestros propios pensamientos aciagos. En fin, cada Día de Lectura tenemos que empezar de nuevo, porque cada día morimos un poco, o del todo. Si prestamos atención al tránsito de nuestras vidas, a como nos interpelan los sujetos y objetos sensibles con que nos topamos en los cuentos o las novelas que leemos, comprobaremos toda la verdad que hay en ello. Nos podremos encontrar así con los símbolos que nos abren las puertas a cosas que desconocemos. Eso sí sería un día logrado. No feliz, sino un Día de Lectura Logrado