viernes, 2 de septiembre de 2011

CRÓNICAS DEL ELBA 5




DESSAU

El que Walter Gropius eligiera Dessau como sede de La Bauhaus - antes había estado en Weimar donde desarrolló su etapa inicial y mas romántica, y después en Berlín donde hizo efectivo su desarrollo mas industrial, hasta que los nazis dijeron basta -convierte a esta ciudad ribereña del Elba en otro de esos lugares fundacionales de los que he venido hablando. El último de este recorrido. En Dessau fue donde Walter Gropius y sus compas (Kandinsky, Klee, etc...) instalaron el laboratorio en el que experimentaron y, sobre todo, desde donde inspiraron todo lo que más adelante sería cosa común entre las ensoñaciones de los productores y consumidores de la nueva sociedad, que se abría paso en la segunda década del siglo XX. Me refiero a lo del diseño gráfico e industrial, y todo ese emjambre de formas y colores sin los que ahora no podríamos acomodar y hacer creible nuestra mirada ante nosotros mismos ni ante los demás.

En el edificio de La Bauhaus de Dessau, considerada como la obra maestra del racionalismo europeo, no solo se imaginaron las primeras y nuevas formas que iban a dotar de significado a la mayoria de las acciones publicas y privadas de los humanos en el siglo pasado, y todavía lo siguen haciendo en el actual, sino que ese crisol en ebullición estuvo respaldado por una forma nueva de ver el mundo de la creatividad y su aprendizaje. El hecho creativo habia dejado de ser algo propio de los elegidos e iluminados, en linea directa y permenente con los dioses, pasando a convertirse en esa otra manera, que demandaban los nuevos tiempos, de acercarse al conocimiento. Siendo también la respuesta adecuada a las exigencias profesionales en el nuevo ámbito laboral que se estaba levantando.

Las capacidades creativas empezaron a romper el viejo corsé de las bellas artes, donde habían vivido enclaustradas desde la primera revolución científica del siglo XVII. Gropius y los suyos intuyeron que eran herramientas de uso comun en el desarrollo de múltiples actividades. El mundo que alumbró el fin de la Gran Guerra iba a velocidades completamente nuevas y estaba preñado de realidades cambiantes. Toda la actividad de Gropius para vitalizar y consolidar su escuela fue un compromiso entre el impulso revolucionario de la Alemania de postguerra y la socialdemocracia, y entre lo artesanal y lo artístico. Evitando nuevos enclaustramientos que impidieran que personas y materiales pudieran respirar en sintonia. Evitando rechazos arbitrarios. Aprender trabajando era el santo y seña de la escuela.

La razón de ser de eslogan no era una retórica más para ganar la confianza ante los padres del alumnado, pintándolo bonito. El eslogan envolvía lo mas importante: su innovadora metodología. Una metodología que apuntaba a la organización interna (una vez comprobadas la aptitudes y actitudes de los alumnos en un curso inicial, se orientaban hacia las enseñanzas en las diferentes áreas) y no perdía de vista como evolucionaba la externa. La producción en serie era ya la columna vertebral de la industria. Muchos de lo prototipos que se estudiaron y construyeron en la escuela se cedieron a la industria.