domingo, 29 de mayo de 2011

VUELVE EL COMITÉ DE SALUD PÚBLICA


Tenías que ser usted, vaya por dios, el que me volviese a recordar, como nunca antes desde entonces, los tiempos de los grises y sus expeditivas formas de actuar y entablar relaciones. Tenías que ser usted, Cerillita. Alerta, el fascismo siempre vuelve, y no entra por donde pensamos que debería entrar ni tiene la cara que creemos debería tener. Alerta, ciudadano. El huevo de la serpiente del fascismo siempre anida entre las tinieblas del corazón de quienes detentan el poder, incluso si son elegidos en las urnas. Hay que decirlo una vez más: Hitler también tuvo que pasar por ese, según él, amargo trago. Mátalos a todos, a todos. Así habla Kurtz desde el fondo de la selva congoleña. El personaje de Conrad debería hacernos no olvidar nunca que ese es el auténtico rostro de todos los poderosos, no el que aparece en el cartel electoral, o hablando por la tele. Esa maquilladora de horrores y espantos.

El voto no es una vacuna contra el fascismo. Ni el voto ni nada. Únicamente nuestra observación atenta y constante nos puede permitir saber donde anidan los huevos de la serpiente, y si están durmiendo o a punto de hacer estallar el cascarón. Mirar así y saber reaccionar a tiempo contra esa peste. Lo peor no son esta gente, que son pocos, sino la mayoría de los ciudadanos que son demasiado confiados. Lo peor no es el diablo sino las almas cándidas y angelicales que piensan que no existe o que habita en lugares remotos. Esta debe ser la principal lección de esta crisis, si queremos buscar soluciones para que no se repita su espantosa criminalidad organizada y tolerada.

Todo poder es sospechoso por el hecho de aspirar a imponer, con implacable determinación, su voluntad a la de los demás, sea de forma democrática o totalitaria. El ejercicio del poder no entiende de tales refinamientos. Ya lo he dicho, es nuestra manera de elegirlos y de controlarlos, y durante cuanto tiempo, lo que otorga excelencia y elegancia a la democracia. Esa ha sido siempre su esencia. Cuidadín con las sonrisas y las palabras de felpa. Cuidadín con el político bueno y el malo, esa letal pareja. Cuidadín con la demagogia de los hechos. A todos deberíamos hacerles saber que nuestra permanente sospecha es la vitola que los abrazará mientras ostenten sus cargos. De otra manera, nuestra confianza entra en tiempo de descuento al día siguiente de que hayan sido elegidos. Y repito, da igual que sea guapo y tenga un pico de oro, o que tenga cara de perro y ladre. La democracia es el sistema que combina en equilibrios inestables dos atributos propios de nuestra condición como especie: un deseo de libertad hacia lo que nos rodea y una permanente desconfianza hacia quienes allí se encuentran. Aplicarlo a raja tabla es lo que nos permitirá sobrevivir con dignidad, el tercero de los atributos que nos identifica.

Nunca antes se utilizó tanta saña para disolver una concentración, pacífica sin duda alguna. Nunca antes hubo menos razones para hacerlo. El fútbol, los botellones y cualquier nimia disculpa son hoy motivo mas que suficiente para ocupar plazas y calles, y ensuciarlas con total desparpajo e irresponsabilidad. Y lo vecinos y paseantes aguantan, aguantan, aguantan. Y como los atrapados en la peli de Casablanca, esperan, esperan, esperan. Cada día, cada semana, cada mes, cada año. Y, como Godot, por allí nadie llega. Y no es una cuestión de que la peña tenga mucho tiempo libre y que esté desconcertada, o no sepa otra cosa que hacer. Es el tiempo que nos esta tocando vivir.

Pero, de repente y sin previo aviso, todo fue de otra manera. Un inadvertido Comité de Salud Pública desató, con despiadada violencia y furia, una brutal fumigación para higienizar a los acampados. No es que fuera la última razón de la pasma ante tanta suciedad, ha sido y será, a tenor de las declaraciones de su máximo responsable, Cerillita, su primordial manera de entender y poner a punto las condiciones de salubridad que se merece una ciudad que quiere ponerse guapa para sus visitantes. ¿O fue un impulso más hacia la consecución de los recortes sanitarios? La arbitrariedad y la crueldad son las herramientas que siempre procuran tener en perfecto estado de revista, por si acaso, quienes ejercen el poder. Con la garantía de que su compa de la tele (el bueno) le iba a manipular los efectos, Cerillita (el malo) y sus hombres de harrelson se lanzaron a tumba abierta, a sabiendas de que nunca se iban a saber sus verdaderas intenciones. Sin embargo, no alcanzaron a darse cuenta de que la realidad ya no les pertenecía ni podía estar en el terror que acabaron provocando con sus porras, reflejado en los rostros de los acampados, sino en la velocidad con que han circulado por la redes sociales las imágenes de la paliza salvaje que les propinaron.

Desde Robespierre, los grandes cambios modernos han acabado siempre con la aparición de un Comité de Salud Pública frente a unos hechos inesperados. Ya sabemos como acabó todo aquello. Por tanto, deje que guarde mi desconfianza ante la prodigalidad del destino que nos aguarda con los que están en la actualidad aconteciendo. Acaben como acaben, lo que si tengo claro es que son tan inevitables como necesarios. Bien es verdad que me queda un consuelo, y es que en esta ocasión los del Comité no tienen cabezas visibles que llevar a la guillotina.