A sabiendas que los tipos de por aquí tienen la piel blanca, Alison me dice que para entender su historia da igual el color de la piel y el país de nacimiento. Lo importante es tener dentro, en lugar de un motor que no emita ruidos ni humos y con la ITV en perfecto estado de revista, o un loro que repite tópicos y prejuicios sin parar, un alma abierta a los misterios del mundo.
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Y ese lío que tienen los vecinos de Alison es a pesar de que ya nos dejó escrito Aristóteles, hace ya algunos años, un criterio infalible para discernir entre Literatura sobre la vida e Historia de la vida: que en la primera las cosas ocurren unas a consecuencia de las otras, es decir, no solamente en conexión de causas y efectos, sino también de medios y fines, mientras que en la segunda lo hacen unas después de otras, es decir, sin que de su secuencia pueda inferirse consecuencia alguna.