domingo, 29 de mayo de 2011
VUELVE EL COMITÉ DE SALUD PÚBLICA
Tenías que ser usted, vaya por dios, el que me volviese a recordar, como nunca antes desde entonces, los tiempos de los grises y sus expeditivas formas de actuar y entablar relaciones. Tenías que ser usted, Cerillita. Alerta, el fascismo siempre vuelve, y no entra por donde pensamos que debería entrar ni tiene la cara que creemos debería tener. Alerta, ciudadano. El huevo de la serpiente del fascismo siempre anida entre las tinieblas del corazón de quienes detentan el poder, incluso si son elegidos en las urnas. Hay que decirlo una vez más: Hitler también tuvo que pasar por ese, según él, amargo trago. Mátalos a todos, a todos. Así habla Kurtz desde el fondo de la selva congoleña. El personaje de Conrad debería hacernos no olvidar nunca que ese es el auténtico rostro de todos los poderosos, no el que aparece en el cartel electoral, o hablando por la tele. Esa maquilladora de horrores y espantos.
El voto no es una vacuna contra el fascismo. Ni el voto ni nada. Únicamente nuestra observación atenta y constante nos puede permitir saber donde anidan los huevos de la serpiente, y si están durmiendo o a punto de hacer estallar el cascarón. Mirar así y saber reaccionar a tiempo contra esa peste. Lo peor no son esta gente, que son pocos, sino la mayoría de los ciudadanos que son demasiado confiados. Lo peor no es el diablo sino las almas cándidas y angelicales que piensan que no existe o que habita en lugares remotos. Esta debe ser la principal lección de esta crisis, si queremos buscar soluciones para que no se repita su espantosa criminalidad organizada y tolerada.
Todo poder es sospechoso por el hecho de aspirar a imponer, con implacable determinación, su voluntad a la de los demás, sea de forma democrática o totalitaria. El ejercicio del poder no entiende de tales refinamientos. Ya lo he dicho, es nuestra manera de elegirlos y de controlarlos, y durante cuanto tiempo, lo que otorga excelencia y elegancia a la democracia. Esa ha sido siempre su esencia. Cuidadín con las sonrisas y las palabras de felpa. Cuidadín con el político bueno y el malo, esa letal pareja. Cuidadín con la demagogia de los hechos. A todos deberíamos hacerles saber que nuestra permanente sospecha es la vitola que los abrazará mientras ostenten sus cargos. De otra manera, nuestra confianza entra en tiempo de descuento al día siguiente de que hayan sido elegidos. Y repito, da igual que sea guapo y tenga un pico de oro, o que tenga cara de perro y ladre. La democracia es el sistema que combina en equilibrios inestables dos atributos propios de nuestra condición como especie: un deseo de libertad hacia lo que nos rodea y una permanente desconfianza hacia quienes allí se encuentran. Aplicarlo a raja tabla es lo que nos permitirá sobrevivir con dignidad, el tercero de los atributos que nos identifica.
Nunca antes se utilizó tanta saña para disolver una concentración, pacífica sin duda alguna. Nunca antes hubo menos razones para hacerlo. El fútbol, los botellones y cualquier nimia disculpa son hoy motivo mas que suficiente para ocupar plazas y calles, y ensuciarlas con total desparpajo e irresponsabilidad. Y lo vecinos y paseantes aguantan, aguantan, aguantan. Y como los atrapados en la peli de Casablanca, esperan, esperan, esperan. Cada día, cada semana, cada mes, cada año. Y, como Godot, por allí nadie llega. Y no es una cuestión de que la peña tenga mucho tiempo libre y que esté desconcertada, o no sepa otra cosa que hacer. Es el tiempo que nos esta tocando vivir.
Pero, de repente y sin previo aviso, todo fue de otra manera. Un inadvertido Comité de Salud Pública desató, con despiadada violencia y furia, una brutal fumigación para higienizar a los acampados. No es que fuera la última razón de la pasma ante tanta suciedad, ha sido y será, a tenor de las declaraciones de su máximo responsable, Cerillita, su primordial manera de entender y poner a punto las condiciones de salubridad que se merece una ciudad que quiere ponerse guapa para sus visitantes. ¿O fue un impulso más hacia la consecución de los recortes sanitarios? La arbitrariedad y la crueldad son las herramientas que siempre procuran tener en perfecto estado de revista, por si acaso, quienes ejercen el poder. Con la garantía de que su compa de la tele (el bueno) le iba a manipular los efectos, Cerillita (el malo) y sus hombres de harrelson se lanzaron a tumba abierta, a sabiendas de que nunca se iban a saber sus verdaderas intenciones. Sin embargo, no alcanzaron a darse cuenta de que la realidad ya no les pertenecía ni podía estar en el terror que acabaron provocando con sus porras, reflejado en los rostros de los acampados, sino en la velocidad con que han circulado por la redes sociales las imágenes de la paliza salvaje que les propinaron.
Desde Robespierre, los grandes cambios modernos han acabado siempre con la aparición de un Comité de Salud Pública frente a unos hechos inesperados. Ya sabemos como acabó todo aquello. Por tanto, deje que guarde mi desconfianza ante la prodigalidad del destino que nos aguarda con los que están en la actualidad aconteciendo. Acaben como acaben, lo que si tengo claro es que son tan inevitables como necesarios. Bien es verdad que me queda un consuelo, y es que en esta ocasión los del Comité no tienen cabezas visibles que llevar a la guillotina.
jueves, 26 de mayo de 2011
MIDNIGHT IN PARIS, de Woody Allen
ALLEN NO PERTENECE A ALLEN
Otro judio de Nueva York y de su misma quinta, Philip Roth, lleva metiendo en sus últimas novelas el proceso de decrepitud que supone el envejecimiento humano con la mayor naturalidad y su mejor talento. Envejecer es una putada, igualmente que el sol salga cada mañana, y, sin embargo, nos alegramos de que así sea, sin darnos cuenta de que cada nuevo amanecer nos acerca sin remedio a la gran putada. El significado de esta conexion trágica entre la Gran Alegria y la Gran Putada unicamente esta al alcance de quien ha disfrutado de muchos y diferente amaneceres, y de quien ha tenido que soportar un sinfin de putadas de diferente rango. Los mas viejos de la tribu, también los mas sabios. Quiero decir, que la vejez deberia servir para explicar al mundo un obviedad de su mismo tamaño: que la muerte es la última y definitiva forma de certificación de la vida.
Al parecer Allen no ha optado por este camino. En los últimos años de su vida le gusta pasearse por Europa haciendo películas de encargo, a gloria y beneficio de la ciudad que pone su termino municipal para dar cabida al movimiento de sus cámaras. El resultado es que la ciudad correspondiente gana muchos enteros como postal turística, pero los personajes ya no se nutren de su alma porque es inexistente. Ni les hace falta, ya que salen a escena para otro cometido. Fíjese si es así, que eligió de guia a la primera dama francesa. Ella misma todo un personaje.
Durante toda su vida escaso del amor de los suyos, Allen busca en el continente europeo lo que no tiene y necesita. Y aquí ha sido donde mas se han visto y querido sus excelentes películas, porque se piensa que no hablan de nosotros. Es muy comprensible, por tanto, que como un hijo sin familia conocida acuda a quien siempre lo ha acogido con honores y reconocimiento. Y se ha dado cuenta, además, que tampoco es muy dificil conseguirlo, teniendo en cuenta el desdén que por el Tio Sam se respira, como si fuera el aire, en Europa. Y en Francia ni le cuento. Como todo narrador Allen quiere ser escuchado, y hace lo indecible para que así sea. Incluso dejar de ser Allen, para convertirse en su imitador mas torpón. Qué importa eso después de lo que nos ha hecho disfrutar con sus pelis neoyorkinas. Qué importa si nos da un paseo por la ciudad de la Luz. Total, por cinco euros y medio. Nadie lo va a hacer mejor ni mas barato.
Ni la nostalgia, dando vueltas así por París, es ya lo que era. Es otra cosa. Me vino a la cabeza el show de Buffalo Bill y su espectáculo del Salvaje Oeste, que exhibio por diferentes ciudades europeas. Es ese momento y ese mismo tempo narrativo. Cuando todavía se escuchaban los latidos del original, la copia apresurada cabalgaba y danzaba despreocupada bajo una carpa de circo, entre tiros y plumas, ajena ya a todo aquel acabamiento. Allen se nos acaba y Owen Wilson se da una vuelta por el París de los años veinte, a la busca del tiempo perdido. Hay mucho de circo de provincias en la forma de representar a toda esa fauna esplenderosa de aquellos años. Hay mucho de pasen y vean a: Picasso, Scott Fitzgerald y Zelda, Getrude Stein, a la mujer barbuda y al pintor tullido Toulouse Lautrec. Y tal.
Me recordó a los innumerable imitadores de Charlot. Con la mejor voluntad lo intentan, pero el hombrecillo del bigotito es irrepetible. Lo mismo ocurre con ese sujeto neurótico y charlatan, bajito y feo, que nos enseñó Manhattan, y nos introdujo en los hogares y las almas de sus moradores de una forma inimitable y transoceánica. Ni el mismo Allen lo puede hacer, aqui radica su falta de humildad. Allen es un personaje que ya no pertenece al director de cine Allen. Lo que le conviene es escribir sus memorias, llenando los huecos que no le permitió el cine. Y allí encontrase con sus otros y verdaderos fantasmas. Todos sus admiradores saldremos ganando.
martes, 24 de mayo de 2011
CIEGOS
No había notado nada especial durante el tiempo que estuve esperando en el anden. Todavía me encontraba aturdido por el ruido de la concentración de la plaza de arriba, que acababa de abandonar no hacia ni cinco minutos. Estaba muy cansado. Hacia una semana que llevaba ahí acampado. Lo cierto fue que al entrar en el vagón observe la presencia de cuatro perros, que legalmente pertrechados reposaban mansamente al lado de sus dueños. Su forma de mirar no admitía dudas, eran ciegos. Eran los únicos que, a parte de mi, había en el vagón cuando se cerraron las puertas. Lo cual me hizo esbozar una sonrisa, amparado por las tinieblas que rodeaban a mis acompañantes. No caí en la sensibilidad exquisita de los animales. Los cuatro perros se levantaron y empezaron a ladrarme con fuerza. Perplejo y asustado me fui hasta la parte contraria del vagón, y me protegí con los papeles de propaganda que llevaba en la mano, sin dejar de mirar de soslayo a los perros. Sus dueños, absortos detrás de la negrura de su mirada, evitaron hacer algún gesto que aplacara el ladrido insistente de sus guías. El tren se metió con fuerza en el túnel, lo que me permitió comprobar que carecía de iluminación. Lo mismo pasaba en el resto del convoy. Empece a sentir miedo. El cual se acrecentó cuando comprobé que el tren no se detenía en la siguiente estación, que estaba totalmente vacía. La fugaz iluminación que entro en el vagón, proveniente del anden, me basto para comprobar que los perros y sus dueños seguían en el mismo sitio. Me relaje un poco. No duro mucho, pues el tren empezó a aminorar la marcha hasta detenerse nuevamente. Me levante y mire con angustia al exterior. Comprobé, estupefacto, que solo venían perros que guiaban a sus respectivos amos. Tuve tiempo, antes de que aquello arrancara de nuevo, de cambiarme a los siguientes vagones para verificar lo que ya intuía. Llegue hasta el vagón de cabecera, y comprobé que no había nadie a los mandos. Cuando llegamos a la siguiente estación el convoy se paro. Me baje de inmediato. Cuando el disco se puso verde decidí no montarme, apartandome con precaución hacia la pared. Cuando el ultimo vagón se coló en el túnel, intente localizar la salida pero no la encontré. En realidad no había salida. En el anden de enfrente pasaba lo mismo. Intente tranquilizarme y me senté a esperar. No se que. Abrí de nuevo los papeles de propaganda, y vi que las letras aparecían borrosas. Me restregué lo ojos, pero fue en vano. La visión era cada vez dificultosa. Sin darme cuenta, un perro legalmente pertrechado se sentó mansamente a mi lado. A esperar.
domingo, 22 de mayo de 2011
COMO LOS ELEGIMOS Y COMO LOS CONTROLAMOS
Como dicen los hackers: "Si cuando te metes en el túnel miras hacia la luz, estas mirando en la dirección equivocada"; es importante conocer el túnel. Esto es lo que esta pasando en el Km 0 y demás plazas del mundo mundial. Después de darme una vuelta por ese inmenso movimiento, se me ocurrió escuchar lo que dijeron los candidatos oficialistas a ocupar los cargos de la cosa publica. Tuve la impresión de que había retrocedido, como poco, hasta el siglo XIX. Todo era viejo porque nada tenía aliento. Todo lo que decían, lo dijeran como lo dijeran y lo dijera quien lo dijera, expelía un tufo a rancio y a sudor recalentado de sobaquera, a puro de Ateneo y a alcanfor. ¡¡Es vuestro lenguaje, tíos, que delata vuestro pensamiento inane!! Todos los charlatanes de los mítines que rodeaban la entrada del túnel que había abierto el taladro de la DRY, eran señores con chistera acompañados con su corte de paniaguados.
Pase lo que pase con la DRY una cosa ya ha pasado, que únicamente tenemos una salida. Es hacia adelante, aprendiendo a conocer el túnel que se ha abierto en el roquedal nauseabundo de la Bastilla del Antiguo Régimen. Que sea el cambio de la ley electoral el acuerdo mas importante a que hayan llegado los del túnel, después de tantas horas de debate significa dos cosas. Una, que por fin alguien ha dejado de estar indignado, condición inexcusable para poder ponerse a pensar en algo que sea útil y eficiente, para actuar en la realidad que se nos echa encima. Dos, que quien ha pensado así lo ha hecho con una oportunidad y un acierto incuestionable.
Con el manual en la mano, una democracia es tal, sin adjetivos, si, y solo si, la división de los tres poderes es un hecho constatable. Huele a cotarro bananero que dos tipos, el primer ministro de su majestad y el principal líder de su muy leal oposición, elijan al noventa por ciento de los miembros que okupan plaza en aquellos tres poderes. Vuelva a echar cuentas y verifique. Es esa lucha entre los tres poderes la que deja libres los espacios de actuación necesarios para que las personas podamos desarrollar nuestra condición irrenunciable de ciudadanos. Entre estas actuaciones la mas importante es como elegir y como controlar a los que van a ejercer el poder durante un tiempo limitado. No al revés, como es la situación en la que ahora nos encontramos, fuente y madre de todas las corrupciones.
Si no es así los hechos seguirán fatalmente a las palabras, hora frenéticas hora de felpa, de un poder descontrolado. Porque la semilla del lagarto del crimen, hora de sangre hora económico, surge violentamente del consentimiento teórico y pasivo del crimen mismo.viernes, 20 de mayo de 2011
EL CHANTAJE DE LA FELICIDAD
Del poema “Frío en la Tierra” , de Emily Brönte, le dejo muestra con la siguiente estrofa:
“Cuando se fueron los dias de sueños dorados,
y la desesperación ya no fue capaz de destruir,
aprendí que se podía mimar a la existencia,
reconfortarla y alimentarla sin ayuda de la felicidad.”
No se si le llegara el bálsamo del consuelo, pero siempre ha sido así. Ya lo dijo el viejo Platón: «nuestros políticos son las gentes más divertidas del mundo, con sus reglamentos que modifican sin cesar». Y en esos reglamentos el verbo más conjugado no es permitir, orientar o facilitar, sino prohibir. ¡Queda prohibido! Es el sueño de todos los barandas. Y eso no ocurre solo en nuestros lares, sino en todo el universo que llamamos pomposamente civilizado. Vivimos en países obsesivamente regulados, desde que uno se levanta hasta que se acuesta, y eso nos otorga la vitola de no tener nunca la mácula de la sospecha. Limpios y pulidos ante el mundo. Ejemplos siempre a imitar. Y lamentablemente nos lo hemos creido, dejándolo todo en sus manos. Y todo es ¡para hacernos más felices! Y si nos obligan a ser felices —a pesar de nosotros— podría sucedernos lo anunciado por Juvenal, «que por amor a la vida perdamos lo que la hace digna de ser vivida». Esto también se esta cociendo en la DRY del Km 0.
Haga cuentas. Si tenemos la suerte de disfrutar de una vida longeva votaremos unas quince veces en cada comicio que nos convoquen, lo cual nos da un total de unos ¡90 minutos! a lo largo de la vida. Menos que lo que dedicamos diariamente a la televisión. Eso es todo lo que da de sí esta democracia representativa. Puro contrabando ideológico. Así no se puede seguir. El Km 0 no es la plaza egipcia de Tahrir, pero puede llegar a serlo. Fue un enigma, todavia indescifrado, que los jerarcas europeos decidieran cortar el sur del continente por Gibraltar en lugar de por los Pirineos, como había sido siempre. El no aclararlo supongo que debió ser para reservarse la carta de rectificación unilateral, como siempre ha sido. Angela Merkel lo lleva advirtiendo desde hace un año, quien no cumpla se quedará fuera del euro. Esta semana lo ha vuleto a decir, hay que unificar el tiempo de trabajo y las vacaciones en el continente europeo.
El pensamiento alicia de nuestra dirigencia vende la felicidad del ser humano como único objetivo, pero las leyes del mundo, que es mas grande que el ralo de nuestra dirigencia, van por otro lado. No es recomendable ni deseable que nos agotemos en la búsqueda de nuestra felicidad, porque no somos un medio para conseguir los fines ajenos. Evitando tal chantaje tendremos alguna posibilidad de salir de esta crisis, que es mucho más que económica. Conviene no olvidar, que nos parecemos más a lo que dice en este otro poema Emily Brönte, cuya casa y legado visitaré en el mes de Junio.
“La Razon puede en verdad quejarse
de la triste realidad de la Naturaleza
y decirle al corazón que sufre
cuán vanos sus caros sueños son,
y la Verdad puede pisotear, brutal,
las flores entreabiertas de la Fantasía”
miércoles, 18 de mayo de 2011
DRY EN EL KM 0
Mientras averiguamos si la democracia que, detrás de las pancartas, reclaman real es debido a que la que tenemos es mentira o una verdad a medias, vamos sabiendo cosas de nosotros mismos. Referido a lo contante y sonante sabemos que el movimiento DRY (democracia real ya) se concentra alrededor del KM 0, y lo forman gente de todo pelaje, dignidad y gobierno.
La manía de adjetivar lo que no lo necesita delata la inseguridad del movimiento. Delata el escaso arraigo entre nosotros del nombre. La Democracia, como ya dije el otro dia, es un invento griego que los ingleses pusieron al dia para los tiempos modernos. Siendo norteamericanos y franceses quienes acabaron de darle la forma que hoy conocemos, enmienda tras enmienda. El espíritu de la letra es invariable desde entonces, por la sencilla razón de que cualquier intento de canviarlo ha metido a las sociedades que lo han experimentado en el infierno. División de poderes, sufragio universal, libertad de expresión, respeto a los derechos humanos, etc., no admiten adjetivos. Es un programa de máximos irreductible e inalcanzable, el único al que toda comunidad de ciudadanos debe aspirar, a sabiendas de que no lo alcanzará nunca. Por tanto, en este itinerario paradójico sobran los profetas y los ingenieros sociales, y toda esa patulea que se llaman así mismos comprometidos.
Si por una de esas carambolas uno de esos preceptos se cumple en algun caso y en el momento oportuno, el capo del dinero de FMI duerme en el talego por abuso sexual. Si no se cumplen en ningun caso ni en momento alguno, el del caso Palau, el de los trajes y de los ERES siguen durmiendo a pierna suelta bajo las sabanas de su cama, junto a su santa esposa. La diferencia, por tanto, no es cuestion de que tipos de adjetivos le ponemos a la palabra Democracia. Siendo su ideal el que he mencionado antes, en la práctica democrática se trata de saber hasta donde somos capaces de soportar nuestro deterioro como ciudadanos, convirtiéndonos en súbditos. Es como un carnet de conducir por puntos. Sin olvidar el papel del azar, que opera sin previo aviso en toda sociedad abierta y llena de paradojas.
Los del DRY parece que ya no aguantan mas ese deterioro. Han dado el primer salto. Lo desalentador es que lo mismo ya ha pasado en multitud de ocasiones, desde que Espartaco se reveló contra la opresión y tiranía de Roma. Lo interesante, no digo esperanzador por falta de fe en la palabra, es que en la Red hay otro mundo invisible e inaprensible. Y la Red está entre los de la DRY, actuando como protagonista principal de la representación. No es un espejo del Antiguo Régimen donde todo se está pudriendo, es otro mundo. Cada vez mas ajeno al que se pudre, cuyos miembros dejan ver su caspa y su roña en el KM 0, a ver si cuela de nuevo lo de las barricadas. La pasma en los alrededores es más numerosa que en un partido de fútbol de altísimo riesgo.
En el Km 0 están coincidiendo lo más nuevo y lo más viejo. Puede ser interpretado como que hay volver a empezar y cada uno con lo que tenga. Su imagen mas representativa podría ser ésta: por primera vez, desde que el Estado moderno existe, un crío con un portátil, conectado a la red en cualquier punto del planeta, puede hablar de tú a tú a cualquier poderoso. Y ganarle la partida. Pero también puede ser una forma nueva de convocar al espíritu insistente del Príncipe de Lampedusa: que todo se agite con frución inusitada, para que todo continue igual al final del batido.
lunes, 16 de mayo de 2011
TARIFA PLANA
¿Queremos un mundo mejor o un mundo distinto? Cual es la mejora que somos capaces de aceptar equivale a decir cuanta injusticia somos capaces de soportar. Un mundo distinto es un mundo sin injusticia. Al lado de esto le dejo muestra de lo que respondió un joven estudiante a la pregunta que le hicieron, en sede universitaria, sobre cual era el suceso que mas había marcado su vida de manera rotunda e irreversible, dijo: la instalación de la tarifa plana de Internet.
Demasiado para los miembros del Antiguo Régimen, que en su totalidad ocupan el espectro de lo elegible y de lo previsible. La indignación publicada y televisada, ¿es por un mundo sin injusticia? o ¿lo es por un mundo con menos injusticia? Los miembros del Antiguo Régimen, los únicos visibles con voz y tribuna en la actualidad, no dudan en la respuesta a la primera pregunta. Pero, ¿hay alguien que pueda responder a la segunda? La respuesta a la primera es fácilmente imaginable, lo difícil es, claro esta, comunicar lo imaginado, diseñar la topografía habitable de ese mundo sin injusticia, sin caer en el tópico de pensar en el Cielo. Ya sabe, aquello de si tu me dices ven lo dejo todo. En el caso de la segunda pregunta la duda no es únicamente si hay alguien que pueda responderla, cuando los del Antiguo Régimen y sus abstracciones llenas de impiedad se hayan hecho definitivamente humo, sino saber, también, si puede contabilizar la justicia que seremos capaces de aguantar sin que nos coma por dentro la vanidad y el odio, los padres putativos de todas las injusticias.
El juego de espejos y de espejismos que ha introducido la tarifa plana de Internet marca el inicio del siglo XXI, al distorsionar la solidez y estabilidad de todos los sentimientos que nos embargan. Nadie se creía hace un siglo que la guerra fuera posible. El estado de animo dominante era de absoluto optimismo ante las posibilidades que ofrecían los avances técnicos y sociales. El precepto kantiano se había cumplido, la paz era perpetua. Pero no pensar en al guerra la trajo de forma nunca antes vista. Así eran los últimos hombres del siglo XIX, llegados hasta la primera década del XX. Igualmente, ¿es plausible pensar que no querer saber nada de la injusticia, eso es lo que significa querer eliminarla de raíz, por parte de los últimos hombres indignados del siglo XX, llegados con tozudez inconcebible hasta la primera década del XXI, nos hará conocer formas de injusticia antes jamás imaginadas?
Sin embargo, atravesando el tiempo y el espacio prevalece, como una amenaza bíblica, el hecho de que si se priva a un pueblo del sentido natural de la justicia, que no es otra cosa que dar a cada uno lo suyo, podrá hacerse de él una manada de alimañas o un rebaño de borregos. De otra manera, Stephen Hawking lo corrobora: no hay cielo es un cuento de hadas.
La tarifa plana de Internet es un acto de justicia, es el mayor acto de justicia que se ha producido bajo el ámbito de influencia del siglo XXI. No dejemos que no lo roben la gente del XX, que todavía persevera con sus añejas alucinaciones.
Demasiado para los miembros del Antiguo Régimen, que en su totalidad ocupan el espectro de lo elegible y de lo previsible. La indignación publicada y televisada, ¿es por un mundo sin injusticia? o ¿lo es por un mundo con menos injusticia? Los miembros del Antiguo Régimen, los únicos visibles con voz y tribuna en la actualidad, no dudan en la respuesta a la primera pregunta. Pero, ¿hay alguien que pueda responder a la segunda? La respuesta a la primera es fácilmente imaginable, lo difícil es, claro esta, comunicar lo imaginado, diseñar la topografía habitable de ese mundo sin injusticia, sin caer en el tópico de pensar en el Cielo. Ya sabe, aquello de si tu me dices ven lo dejo todo. En el caso de la segunda pregunta la duda no es únicamente si hay alguien que pueda responderla, cuando los del Antiguo Régimen y sus abstracciones llenas de impiedad se hayan hecho definitivamente humo, sino saber, también, si puede contabilizar la justicia que seremos capaces de aguantar sin que nos coma por dentro la vanidad y el odio, los padres putativos de todas las injusticias.
El juego de espejos y de espejismos que ha introducido la tarifa plana de Internet marca el inicio del siglo XXI, al distorsionar la solidez y estabilidad de todos los sentimientos que nos embargan. Nadie se creía hace un siglo que la guerra fuera posible. El estado de animo dominante era de absoluto optimismo ante las posibilidades que ofrecían los avances técnicos y sociales. El precepto kantiano se había cumplido, la paz era perpetua. Pero no pensar en al guerra la trajo de forma nunca antes vista. Así eran los últimos hombres del siglo XIX, llegados hasta la primera década del XX. Igualmente, ¿es plausible pensar que no querer saber nada de la injusticia, eso es lo que significa querer eliminarla de raíz, por parte de los últimos hombres indignados del siglo XX, llegados con tozudez inconcebible hasta la primera década del XXI, nos hará conocer formas de injusticia antes jamás imaginadas?
Sin embargo, atravesando el tiempo y el espacio prevalece, como una amenaza bíblica, el hecho de que si se priva a un pueblo del sentido natural de la justicia, que no es otra cosa que dar a cada uno lo suyo, podrá hacerse de él una manada de alimañas o un rebaño de borregos. De otra manera, Stephen Hawking lo corrobora: no hay cielo es un cuento de hadas.
La tarifa plana de Internet es un acto de justicia, es el mayor acto de justicia que se ha producido bajo el ámbito de influencia del siglo XXI. No dejemos que no lo roben la gente del XX, que todavía persevera con sus añejas alucinaciones.
domingo, 15 de mayo de 2011
INDIGENCIA
Cuando le vi entrar en el vagón sentí un estremecimiento de impiedad, pero rápidamente me tranquilicé al comprobar que me apeaba en la próxima estación. El tipo recien llegado era uno de esos que va predicando sus miserias a cambio de unas monedas. Algunos incluso cantan o tocan un instrumento para hacerse valer algo más. Era de tez morena y no iba excesivamente mal vestido. Olía mal. Cuando empezó a convencernos de la importancia que para él tenía nuestra generosidad, el último vagón del tren se introdujo en el túnel. El traqueteo de los vagones impedía escuchar la nitidez de su mensaje, lo que aumentaba mi mal humor. De repente el convoy se detuvo y el pedigüeño se acerco un poco mas. Una mujer le puso una moneda en la mano y le brindo una sonrisa sin sustancia. El que estaba a su lado aparto su vista del periódico y le dijo amablemente que no. El siguiente le clavo una mirada de desprecio sin mover un músculo. Se acercaba hacia mi y el tren permanecía inmóvil. Así era imposible no entenderle. Antes de que pudiera hablarme, me levante y empece a increpar a voz en grito a la Compañia Metropolitana por su mal servicio. Me dirigí hacia un extremo del vagón, mire por la puerta y comprobé que a continuación no había nada. Fui hacia el otro y lo mismo. Nos habían abandonado en medio del túnel. Cuando la gente se dio cuenta de mi descubrimiento empezó a dar muestras de ahogo. El indigente, ajeno a todo ese embrollo, continuo de un lado para otro con su monserga. Las miradas que le ofrecieron a cambio no estaban faltas de violencia. El, en cambio, se sonrió, ya que el azar o lo que fuera parecía al fin emparejar nuestros destinos. Intente abrir una de las puertas del vagón y fue inútil. Las ventanas estaban igualmente cerrados a cal y canto. La voz insistente del mendigo parecía arrinconar el oxigeno aumentando la sensación de asfixia. No puede aguantar mas y me abalance sobre el. Lo mismo hicieron quienes aun se aguantaban en pie.
Poco despues la muerte de aquel miserable nos había acercado a la nuestra. Rodeamos su cadáver con nuestros cuerpos exhaustos. Cerca del suyo había una cuantas monedas esparramadas por el suelo, al lado de un libro de familia cuya foto dejo ver a las claras que era numerosa.
Poco despues la muerte de aquel miserable nos había acercado a la nuestra. Rodeamos su cadáver con nuestros cuerpos exhaustos. Cerca del suyo había una cuantas monedas esparramadas por el suelo, al lado de un libro de familia cuya foto dejo ver a las claras que era numerosa.
miércoles, 11 de mayo de 2011
EL ARTE FLORAL ES UN ARTE ANTIGUO
Nos ha jodido mayo con las flores. Es una frase hecha de esas que, a veces, digo en ambiente coloquial para ir no contra su inevitable y deseada vuelta primaveral (alergias aparte), sino contra la tosca obviedad de lo que acabo de oir al que tengo delante, que no tenia porque haberlo vuelto a repetir.
Y es que en todo sitio y lugar mayo convoca a las flores, y de paso también al tumulto, y a sus pesadas y ciegas obviedades. Y no se yo si eso le sienta bien a las primeras, dada la aparente indiferencia con que se prodigan a su alrededor siempre las segundas. Igualmente que no sé quien ha escrito, y donde, que este tipo de manifestaciones artísticas efímeras deben ser vistas por una masa humana exponencialmente creciente sudorosa y vocinclera. No lo sé, pero es así. Lo que le quiero decir es que la fe que ha puesto en su obra el artista efímero tiene pocas posibilidades de encontrar su correspodencia y diálogo con el espectador apresurado que entre colas, codazos y empujones trata de mirar lo que, ciertamente, piensa que pueda desaparecer mañana. Por eso, cuando llega la primavera reclamo aquello tan democrático de una flor una mirada. Sí, pero íntima y en silencio. Como el voto.
Nada como esta convocatoria floral de mayo representa mejor lo irremediable de nuestra contemporaneidad, donde todo es tan efímero como inusitadamente ruidoso y rápido, una combinación letal para la supervivencia de la especie. Con estas dos amenazas me acerqué a las calles retorcidas y empinadas de la Girona medieval, para comprobar hasta donde podía llegar y que acababa por imponerse. Tenía a mi favor que la orografía del terreno obliga al espectador a un continuo cambio de perspectiva, el mejor antídoto contra las obviedades y urgencias del respetable convertido en masa allá donde lo convoquen. No se a cuento de qué, efectivamente, hemos construido un mundo tan efímero como rápido en sus manifestaciones, cuando nosotros nos empeñamos en durar más que nunca y seguimos siendo lentos, muy lentos, en nuestra capacidad perceptiva y en sus posibles modificaciones. Unicamente la institucionalización de los tópicos y obvieddades como una forma penetrante de la inteligencia anima a la mayoría a no quedarse en casa.
Como siempre que las peores previsones no caen sobre las calamidades de importancia, nada fue tan malo como se había colado en mi imaginación. Fue así como las satisfacciones pequeñas adquirieron relieve.
Junto al tiesto convencional, mas adornado si cabe para la ocasión, los rincones de la ciudad aportan su abultada penumbra para que el artista le meta un trazo de luz o un lienzo de color con una composición floral natural o inventada. Tanto da. A la ficción nunca le sienta mal la compañía de un trozo de documental si el autor sabe darle la importancia que se merece al montaje. Así, por unos días, la ciudad deja de ser el conjunto de lineas paralelas cuya ultima finalidad es llegar a ninguna parte y se convierte es la suma de sus rincones y patios de siempre. Porque el infinito es un invento para niños pero un jardin, aunque sea de forma efímera, llega a ser un rincón o un patio aislado donde poder reconocerse como adulto. Le dejo, para acabar, una breve mención de dos de los mayores aciertos del encuentro floral gerundense. Uno en la parte baja de la ciudad: en la riera Galligans convertida en longitudinal lavadora y secadora de unas piezas de ropa antigua, que comparten sol y agua, y, sobre todo, viento con un breve trigal cercano que deja ver como sus raices se mecen con igual compás. Otro en la parte más alta, y para mi la joya de la muestra: en la Torre Gironella, el homenaje que el autor le dedica a la reina Ermessinda de Carcassonne. A lo grande, a lo Orson Welles, flores y espejos, espejos y flores. Todo va a petálos y azogue descubiertos, mirándose como queriendo decirse algo. El propósito comunicativo de sus presencias mas la del espectador reflejada de forma dubitativa, lo primero que me otorga es humildad frente a la escena. Más tarde, cuanto me he acostumbrado a la penumbra y al intercambio de reflejos, la honestidad intelectual hace que me sienta inmerso en una grandeza no transcendente. La buena. Aquellas vetustas piedras acogen la unión del tiempo milenario que nos separa de la real protagonista, cuya tumba he visitado minutos antes allí cerca.
El arte floral es un arte antiguo. Y los artistas antiguos no parecen equivocarse nunca, tanta es la fe que ponen en lo que hacen. En fin, que el paseo me resultó placentero.
lunes, 9 de mayo de 2011
DIA DE EUROPA
Si bien se mira, de igual manera que la política es un invento de los griegos adaptado por los ingleses a las exigencias de una sociedad moderna, el cine es un invento de los franceses adaptado por los estadounidenses a las exigencias de la sociedad contemporánea, que no es otra cosa que la sociedad de masas, de las audiencias, de las redes sociales, de las multipantallas, etc, en la que nos esta tocando vivir.
Por eso, dado que en el continente europeo seguimos de rescate en rescate, y hasta que nos llegue el nuestro, le propongo, para celebrar el Dia de Europa, hablar de cine norteamericano.
Y no se me ocurre nada mejor que dejarle muestra de lo que me ha enviado un colega, sabio donde los haya sobre el asunto, a propósito de la muerte de Bin Laden.
“Estarás conmigo en que la caza y asesinato de Bin Laden es mucho mejor película que información. Es mayor su potencial imaginando a partir de los interrogantes que el de las notas de prensa a propósito de. Empezando por ¿está muerto el muerto?, que haría las delicias del mejor Hitchcock. ¿Cómo es que vivió "seguro" en territorio pakistaní, una tribu aliada y amiga del séptimo de caballería?, da para sacar el mejor cine político de Costa-Gavras, Ken Loach o Winterbottom. ¿Si Pakistán colaboraba, cómo es que no se le informó de la operación?, es purito cine de contraespionaje inglés. Si el de las barbas estaba desarmado ¿cómo es que ofreció resistencia?, es genial para un cine cínico o cómico, dependiendo del tratamiento. ¿Por qué valía más muerto que vivo?, es un western de recompensa sobre el valor de la vida y de la muerte. Si nadie quería hacerse cargo del cadáver ¿por qué eliminar la principal prueba del logro operativo?, me recuerda a los personajes de Los Coen que intentan deshacerse del cadáver y no lo consiguen (yo como tú, también he imaginado la escena del pescador que pesca por error tan preciado icono en alta mar, tiempo después). Si tan exitoso fue el operativo ¿cómo es que se estrelló uno de los helicópteros?, es "Black Hawk derribado". ¿Se puede considerar un éxito una caza que dura diez años?, es un western de venganza sobre el sentido de la vida. ¿Ha dejado de tener sentido la guerra en Afganistán?, es cualquier película bélica con mensaje final pacifista. Y si los máximos responsables del gobierno advierten a la población y a los cuerpos de seguridad del estado del peligro inminente de atentados vengativos ¿por qué insisten en declarar que el mundo es ahora más seguro?, es un material estupendo para cualquiera del género de invasión de marcianos o calamidades naturales de toda índole. No una ni dos, muchas películas se podrían hacer con tanto interrogante, dejemos que los buenos narradores arrojen luz sobre nuestras cabezas. Mientras tanto, a mí lo que más me ha fascinado de lo visto es la foto del equipo gubernamental en ropa de calle viendo la operación en directo, sufriendo y jaleando a los buenos como si se tratase de la Super Bowl. Me los imagino a todos abrazándose al final, emocionados, como en las películas”.
Convendrá conmigo que al hilo de tan acertado punto de vista ¿cabe imaginar que la Operación Gerónimo hubiera sido posible de otra manera?. No. No es imaginable que los SEAL pudieran asaltar su guarida sin la memoria acumulada de Hollywood. No es posible diseñar semejante operación sin ver antes no se cuantas películas que ya lo habian imaginado. La realidad solo se hace visible en la ficción. Los SEAL son un producto genuino de la imaginación cinematográfica. Lo que quieren que entendamos por real es ese amasijo informe de palabras e imágenes que escupen los telediarios a toro pasado y que lo llaman noticias. Eso es la basura que le sobra a la ficción cuando ya ha hecho su trabajo. Lo que lo malos narradores usan para tapar la verdadera realidad.
En fin, que le te voy a contar. No sé si se le antojará darle a esto un par de vueltas. Que pase un buen Día de Europa.
jueves, 5 de mayo de 2011
SATURADO
Hay días que ya no puedo indignarme más después de haber leido otra vez el libro de marras, que es como el rojo del camarada Mao, pero no para hacer la larga marcha desde el capitalismo hacia el comunismo, sino para dar vueltas y vueltas alrededor de la misma y única crisis, indignándome, claro está. Entonces me sucede algo raro. Saturado de indignación, lo conveniente es que cogiera un fusil AK 47 y me reuniera con otros muchos igualmente concernidos por el asunto, para cometer una de esas masacres, en sede bancaria por supuesto, que tanto gustan a las portadas de los periódicos. Pues no, ya ve. Lo que me pasa es algo parecido a lo de las grandes borracheras. Carga y calentamiento, algo de bravuconería de salón para sazonar, resaca y descarga, con fuertes dolores de cabeza en el epílogo. Por este orden. Y luego, durante un mes, una gran tristeza, que se parece a una cárcel, siendo mi mente su principal carcelero.
Así, definitivamente hundido, me pregunto por el sin sentido de la vida y lo único que se me ocurre es que la culpa es de Otro, que alguien me debe algo, o me quiere mal, en fin, que el mundo me acosa sin miramientos. Sin embargo, y esto es lo raro a que me refería antes, también me doy cuenta de que me agarro a mi desgracia para poder justificar aquello que en realidad me gusta hacer y que se que no está bien. Pasado ese tiempo, y cuando compruebo que ya me he recuperado, vuelvo a leer el libro de marras y me vuelvo a indignar hasta la extenuación.
No se si era esto lo que pretendia el señor Hessel al publicarlo, pero yo creo que lo he leído al pie de la letra, que es como se han de leer este tipo de libros. Y no seré yo quien diga que tanta indignación es estéril, lo que pasa es que soy muy impaciente y siempre quiero ser yo quien lea a las metáforas, lo cual forma parte también de mi desgracia.
Así, definitivamente hundido, me pregunto por el sin sentido de la vida y lo único que se me ocurre es que la culpa es de Otro, que alguien me debe algo, o me quiere mal, en fin, que el mundo me acosa sin miramientos. Sin embargo, y esto es lo raro a que me refería antes, también me doy cuenta de que me agarro a mi desgracia para poder justificar aquello que en realidad me gusta hacer y que se que no está bien. Pasado ese tiempo, y cuando compruebo que ya me he recuperado, vuelvo a leer el libro de marras y me vuelvo a indignar hasta la extenuación.
No se si era esto lo que pretendia el señor Hessel al publicarlo, pero yo creo que lo he leído al pie de la letra, que es como se han de leer este tipo de libros. Y no seré yo quien diga que tanta indignación es estéril, lo que pasa es que soy muy impaciente y siempre quiero ser yo quien lea a las metáforas, lo cual forma parte también de mi desgracia.
martes, 3 de mayo de 2011
EL HOMBRE QUE MANDÓ MATAR A LIBERTY LADEN
Convenga conmigo que volverá. Que hombres como Liberty Laden siempre vuelven, porque nunca acaban de irse. El mar lo escupirá en cualquier costa. El diablo vuelve porque no somos capaces de aceptar que nuestra vida acabe con la declaración de Hacienda. Porque no podemos quedarnos quietos en la sala de estar de nuestra casa (Pascal). Por eso, mal que le pese al Gran Emperador Negro y a sus virreyes blancos europeos, aunque rompa el anhelo de justicia de nuestras cándidas almas, Liberty Laden volverá.
Cosas del calendario, Liberty Laden murió sesenta y seis años y un día después de su antecesor, un tal Adolf Hitler. Volverá. Sin bigotito, sin turbante. Volverá porque esta en el sino de la divinización a que hemos abocado a la voluntad humana. Tal deshumanización permite al ser humano poner valores y fines sin cortapisas trascendentes. Le permite ser como dios. La forma que adquiera la nueva megalomanía no la sabemos todavía, pero lo que es seguro es que volverá a atreverse con todo. Seguro que ya esta haciendo madeja entre nosotros, ocupando los huecos vacios que ha dejado el príncipe saudita. Como todos los cambios, no será visible hasta que se haya hecho familiar, hasta que sea uno de los nuestros. Pero unicamente será reconocible a través del encanallamiento de nuestra servidumbre. Aunque, como pasó con los alemanes que auparon a Hitler a lo mas alto, todo eso lo veran con nitidez nuestros descendientes, si es que llegamos a dejar algo que puedan heredar.
El hombre que mandó matar a Liberty Laden tiene fecha de caducidad porque es un alto funcionario del Estado. Magnético en el uso de la palabra, seductor y honesto bajo el foco de la imagen, pero irredutiblemente intercambiable con su sucesor mediante los tiempos y recuentos electorales. Sin embargo, el espíritu de Liberty Laden permanece porque forma parte de la fuente abastecedora de la otra cara, donde habita la esencia, la que da de comer a todas las alimañas que la luz de quien lo ha mandado matar oculta. Como tantos otros delincuentes, Liberty Laden estuvo antes del lado bueno de la ley. Pero es que estar dentro o fuera de la ley, desde que nos expulsaron del paraiso por no cumplir una ley que no entendíamos, viene a ser lo mismo. Desde entonces todos somos sospechosos de ser delincuentes, cada vez que intentamos volver a donde nos echaron sin explicaciones.
lunes, 2 de mayo de 2011
NOCHES BLANCAS, de Fiódor Dostoyevski
UNA VOZ QUE CLAMA
"Una ciudad es un mundo cuando alguien está enamorado de uno de sus habitantes" (Gerard Durrell). De esta manera, San Petersburgo deja de ser un lugar geográfico ruso, histórico, social y político, a orillas del río Neva y se convierte en un mundo atemporal y universal, cuyo principal monumento, a semejanza de una catedral gótica o el del soldado desconocido, es el recuerdo que levanta con poderío inusitado la voz narrativa, a beneficio de su gloria efímera y del dolor constante que le produce.
Escrita desde la soledad irreductible del narrador, desde la convicción que tiene, y que ya no podrá cambiar por mucho que forcejee con su destino, de que el resto de sus días serán iguales los unos a los otros, viviendo solo hasta que le llegue la muerte. Escrita para dejar constancia y memoria de una experiencia breve pero llena de bienaventuranza, como el mismo dice al final del texto. Escrita, en fin, para otorgar dignidad a su vida, y a tantas otras vidas que como la suya viven situaciones parecidas.
El texto me proporciona estas resonancias al leerlo. La forma de estar escrito es como lo que cuenta. Suena así. Quince años mas tarde podía haber elegido un tono mas neutro, mas descriptivo y alejado de la propia experiencia, o mas resentido, o incluso mas pedagógico o epifánico, sin embargo, elige ese tono evocativo como si lo estuviese volviendo a vivir. Es evidente que quiere que el lector, a quien interpela de manera directa desde la primera frase, lo oiga de esa manera. Tal y como es, sin mascaras ni poses interpretativas. Durante las cuatro noches el narrador construye el relato y al mismo tiempo se construye a si mismo dentro de ese relato.
Sorprende leer un texto que esta fuera del discurso de la razón, con sus causas y sus efectos, su por qué y sus acasos, su afán demostrativo y su determinación concluyente, pero que, sin embargo, esta perfectamente ordenado. Han pasado los años y lo que ocurrió entonces al narrador le sigue bullendo dentro con parecida intensidad. No lo ha racionalizado de forma instrumental porque no sabe, o porque no quiere hacerlo, o porque no quiere llegar a ningún sitio, o tener algún propósito al ponerse a contar lo que le pasó. En fin, como ya he dicho, al lector le queda claro que no quiere demostrar nada ni a nadie. Solo quiere que el lector lo escuche, le preste toda su atención. Por eso pone el máximo esfuerzo en que no lo abandone la lucidez al ponerse a ello. La determinación de esa lucidez descarnada es lo que mantiene el texto de pie, lo que lo levanta por encima de una ciudad vacía, cuyos habitantes se han ido de vacaciones de verano. Si el lector no lo abandona, es la única voz que clama y a quien poder escuchar en semejante desierto estival. Con los ecos y reverberaciones que a todo ello acompaña.
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