viernes, 25 de octubre de 2024

MIA COUTO

 LA LENTITUD DE LA SED


La llegada de los bueyes

al abrevadero

me enseña a esperar,

el tiempo del agua

en el cuerpo de la tierra.

 

El buey

no necesita que lo sueñen.

 

El buey bebe

y los ojos se​​ le​​ llenan de cielo.

 

La tarde, terrestre,

se​​ justa los lazos,

mujer ofreciéndose

al​​ trenzar de los cabellos.

 

Un día me realizaré,​​ 

acabado y definitivo,

como​​ se acercan​​ del abrevadero​​ los bueyes.

 

Un día,

seré bebido por el cielo.