lunes, 31 de agosto de 2020

NO-IMPRESIONABLES

Los Serafin están catalogados, dentro de la comunidad educativa que se ha formado alrededor del instituto donde trabaja Arozamena, como una familia alfa. La forman el padre, ingeniero aeroespacial, la madre, directora de una galería de arte y dos vástagos de trece, la niña, y de quince años, el niño. La clasificación forma parte de una herramienta interna que los profesores manejan entre ellos para poder distinguir las diferentes conductas con las que tienen que tratar en su labor diaria. Por supuesto, son mas  las familias beta y las familias omega. Esta taxonomía etólogica, adecuada para saber de las forma de convivencia y socialización de los primates y los caninos, es útil, al entender de los compañeros de Arozamena, en momentos de excepcionalidad docente y discente, como es el caso de la aparición del virus de marras en las vidas de sus protagonistas, progenitores, profesores e hijos-alumnos. Aunque pudiera parecer que sigue la traza del distanciamiento aristocrático, Arozamena piensa que, muy al contrario, inaugura una forma no aristocrática de estar juntos sin estar, por decirlo así, apelmazados, que es un calificativo provisional que se le ocurrió a Teresa, profesora de filosofía de Arozamena, para evitar el de no aristocrático, que denota, como todos los calificativos posmodernos, una severa falta de imaginación a la hora de nombrar las nuevas grietas de sensibilidad que se están abriendo como consecuencia de la llegada imprevista del virus de marras. 

Los Serafin son la única familia del instituto del barrio que reivindica, exige desde sus postulados alfa, la vuelta incondicional a las aulas en el curso que esta a punto de comenzar. Arozamena los ha colocado en su clasificación secreta en la carpeta de los estoicos no impresionables, que son un tipo de secta que ha conseguido con orgullo llevar la práctica lo que la escuela de la antigüedad solo recomendaba a sus acólitos, a saber, un ideal para tener siempre en el horizonte de lo no realizable en su absoluta plenitud. Valga decir, aclara Arozamena, que de lo que los Serafin no muestran ningún asombro es de que un virus de medio pelo, construido artificialmente en un laboratorio (en este sentido los Ibáñez son conspiranoicos) haya invadido sus vidas obligándolos a tener que modificarlas de arriba a abajo. 


Escribe Peter Sloterdijk que el cinismo es la falsa conciencia ilustrada. Es la moderna conciencia infeliz sobre la que la Ilustración ha trabajado tanto con éxito como en vano. No son ya el nihilismo en ascenso, la conversión de la razón en un nuevo mito o el inclemente dominio de la razón instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia con una prolijidad y un afán de exhaustividad acaso excesivos, sino el cinismo difuso de nuestras fatigadas sociedades. Ese "nuevo cinismo" que actúa con una negatividad madura que apenas proporciona esperanza alguna, apenas a lo sumo un poco de ironía y de compasión. Todavía no estamos en condiciones de mirar más allá de la pandemia actual. Muchos esperan con ansias la vuelta a la 'normalidad', es decir, a sus preocupaciones primarias, a la cotidiana frivolidad o banalidad del modo de vida consumista. Talmente, este es el caso de los Serafin, piensan Arozamena y sus compañeros de claustro. Pero cree que esta crisis llevará con el tiempo a una transformación de la conciencia colectiva dentro del individualismo, destaca Sloterdijk.


Por otro laso, muchos años antes de que pudiéramos imaginar crisis como la del virus de marras en nuestras sociedad del bienestar blindando, el sociólogo Jesús Ibáñez afirmaba en “Mas allá de la sociología”, que el peor artefacto lingüístico de la modernidad ha sido la cosificación, también llamada reificación o nominalización. Consiste en convertir procesos en cosas. La frase: «Tengo una depresión» haría referencia a ello. Ya que convierte un proceso biográfico, activo, cambiante y anclado a la realidad, en un objeto congelado y, en consecuencia, cosificado. Esto detiene el proceso de investigación de la persona y dificulta su capacidad de acción.