martes, 11 de febrero de 2020

HOTEL ATLANTICO 2

CERCA, MUY CERCA
Lo vi salir del hotel como si huyera de algo o de alguien, que no estaba allí delante de mi campo visual. Así que me dije, espero que no te sorprenda, este TSN (protagonista de la novela Hotel Atlantico) merece que lo siga a ver donde me llevan sus pasos. Estando así, cerca muy cerca, podría oír mejor lo que decía, y si lo oía estaba en la senda de entender su extraño comportamiento. Cuando me fijé en él por primera vez yo estaba en el vestíbulo del hotel, donde había entrado para ir al cuarto de baño. Lo que vi fue a alguien tambaleante que bajaba las escaleras como si estuviera todavía bajo los efectos del sueño; como si lo que le hubiera dado consistencia como ser humano, lo hubiera perdido o extraviado en las horas de sueño. Para que me entiendas, andaba como si fuera un zombi. Al principio no le di más importancia, pues pensé que aquellos ademanes no eran tanto fruto de una pérdida durante el sueño como de los excesos de la vigilia alargada hasta altas horas de la madrugada. El caso fue que cuando empezó a cundir el desasosiego por la muerte de un cliente en su habitación, TSN pareció renacer de su modorra y acelerando el paso se enfiló hacia la estación de autobuses. Fuera lo que fuera lo que hubiera perdido durante las breves horas del sueño, lo cierto era que no se iba a detener a buscarlo entre aquel tumulto creciente que se había apoderado de repente del hotel y sus alrededores. Fueran las ambiciones que fueran o los destinos que se hubiera fijado la noche anterior durante la prolongada vigilia, tendría que acostumbrase a viajar sin ellos, pensé mientras le seguía los pasos conducentes a la estación de autobuses. He de confesarte que fue esta suposición, que me hice de forma apresurada, la que me proporcionó la justificación mas convincente de mi decisión para seguirle en su peripecia. Estarás de acuerdo conmigo que a todos nos ha pasado, y nos pasa, con mas frecuencia de la que desearíamos, el hecho de levantarte por la mañana y cuando te vas a mirar al espejo para despejarte no eres capaz de reconocer quien eres. Entonces vuelves a la cama para ver si lo que te falta esta entre las sabanas, pero descubres con los primeros temblores que allí solo se encuentra la huella difusa de tu cuerpo. O sea, que en el mismo lugar donde has pasado la noche, no hay rastro de lo que sientes que te falta. Hay algo temible en nuestras sociedades: necesidad del autoengaño y aceptar como normal que alguien nos mienta. Lo cual empezó a ocurrir cuando nos dejamos de preocupar por nuestra dignidad a cambio de alimentar solo nuestro narcisismo. No fue algo que ocurrió de un día para otro, sino que necesitó su tiempo de maduración. Lo que observé en TSN fue que era ya una fruta a punto de caer del árbol. Decidí seguirlo, como puedes imaginar, con la única intención de estar presente cuando se producía tan definitiva caída. Imaginé que atrás debieron  quedar sus intereses que cambiaron de dirección una y otra vez hasta que aquella, un día de los que vendrían, rompería su enlace con ellos; o sus afectos y sus odios hartos de buscar una encaje en la vigilia en ese ultimo sueño se escaparon para siempre por el sumidero de la desesperación; o que sus gustos y anhelos, demasiado tiempo desordenados y amontonados los unos encima de los otros, sin orden ni concierto, decidieron esa noche no acudir a su cita con el espejo en el inicio de ese nuevo día; en fin, es posible que TSN haya descubierto que ya no sea el mismo, después de meses o años perseverando en su identidad y en su afán de pertenencia. Sólo le quedaba, imagino que se dio cuenta, el movimiento por el movimiento de su cuerpo hasta que se produjera la caída definitiva, la ruptura con todo. Nadie del hotel notó su marcha, a pesar de que sus gestos y ademanes invitaban a cualquier observador atento a culpabilizarle, o al menos a señalarlo como sospechoso del muerto que acaban de descubrir en una de las suites mas lujosas del hotel. Sin embargo, no fue así. Abandonó el hotel dando tumbos y se dirigió a la estación de autobuses, donde compró un billete para el primer autobús que saliera, fuera donde fuera. Yo hice lo propio y me senté detrás de él, que se había colocado al lado de una mujer joven y atractiva, que tenia el aspecto de haber perdido también algo al mirarse al espejo al levantarse aquella mañana. Nada mas arrancar el autobús me vino a la cabeza si estas caídas pasaban también antes, o son mas propio de nuestro presente. Las primeras palabras que TSN y la mujer joven se intercambiaron, pues rápidamente congeniaron y se pusieron a hablar como si se conocieran de toda la vida, me parecieron que emanaban de lo que ambos habían perdido. Me dio la impresión que con ellas lo que pretendían era apuntalarse entre ellos para demorar cuanto fuera posible su caída. De repente, se callaron y me pareció que ambos se entregaron al sueño, o al menos cerraron los ojos para que la luz exterior dejara de molestarlos.