martes, 19 de diciembre de 2017

¿MORIREMOS DE MEJORARNOS?

Rudiger Safranski en su libro “Romanticismo: una odisea del espíritu alemán”- que junto con el de Vila-Matas “Kassel no invita a la lógica”, me acompañaron en este viaje a través de Documenta 14 y la Ruta Romántica que discurre entre Würzburg y Füssen - dice: “la mejor definición de lo romántico sigue siendo la de Novalis: ‘En cuanto doy alto sentido a lo ordinario, a lo conocido dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo finito, con todo ello romantizo”. ¡Que feliz hubiera sido la humanidad si al relacionarse con sus ensoñaciones hubiera seguido el dictado del bardo alemán! ¡Que aburrida se ha vuelto al no hacerlo, al querer llevar a la práctica de los cuerpos lo que no es otra cosa que un producto genuino del alma o del espíritu o de como quieras llamar a eso que no es el cuerpo! Nada más hay que fijarse en esas hermosas palabras para darse cuenta de que solo están ahí para ser oídas. Son  buenas para la poesía y malas para la política, si ésta mete las narices donde nunca la han llamado, que es lo que ha sucedido demasiadas veces, con resultado de sangre y muerte, a lo largo de los doscientos años que han pasado desde la definición de Novalis. Si queremos recobrar la capacidad de ver y amar la belleza, no tanto o no solo como un ejercicio explícito de la voluntad de nuestros poder como individuos (Documenta), sino como una cualidad fundamental del universo que siempre es y será más grande que nosotros, además de aceptar el misterio indiscernible que encierra, necesitamos volver a reconocer el Orden del Ser en el orden positivamente religioso (no vinculado a ningún catecismo eclesial) de los sueños y el espíritu. No en balde la estampa del puente actual de Würburg es del siglo XVIII y está jalonada a lo largo de todo su recorrido por una serie de estatuas barrocas de santos. Aunque es conocido como el puente de los Santos, según la guía que compró Duarte, no todas las estatuas representan a los santos. “Las de la parte sur tienen una especial relación con Würzburg: María, la única estatua femenina, aparece como patrona de Franconia”.

Sin embargo, nada de lo que hay en la obertura de este escrito fui capaz de ver y sentir mientras caminaba sobre el puente viejo de Würzburg. Muy al contrario, como digo en el título, lo único que vi y sentí fueron personas dispuestas a morir mejorándose a sí mismas. Y, no obstante, aquellos bebedores compulsivos de Silvaner - un tipo bien vestido y mejor perfumado, aunque tambaleante, se colocó detrás de mí en la cola del kiosco proveedor del preciado líquido con tres copas en cada mano - no lograban invalidar o no ser portadores, a pesar de sus pretenciosos ademanes, de las condiciones de posibilidad de la recuperación del Orden del Ser que he mencionado. A contracorriente de todo dogmatismo moderno. Pues tenían la misma actitud, y me atrevo a decir que la misma percepción, que los que había visto deambular hacía un par de días formando parte del artisteo de Documenta. Es decir, no por estos pagos del planeta hay más variedad. Europa es un continente racialmete aburrido. Vaya por Dios. Lo que quiero decir es que cualquier clase de esperanza que uno se proponga  imaginar, no tiene donde elegir otro capital humano que no sean tipos tan iguales a aquellos alemanes sobre puente viejo de Würzburg. Desde esta perspectiva, pensé, las palabras fundacionales de Novalis valdrían todavía para bendecir el adjetivo Romántica, que la industria turística alemana le ha puesto a este recorrido cicloturista que, como dije en su día, inauguraron los vencedores americanos a principios de los años 50 del siglo pasado con una intencionalidad, sino propiamente Romántica al decir de Novalis dadas las fechas cercanas al final de la conflagración bélica y con sus efectos devastadores todavía muy visibles en aquellos lugares de Franconia y en todo el territorio alemán, si más práctica respecto a la elevación de la moral y la autoestima, en fin, de la mejora de las condiciones de vida de los soldados aliados (y por extensión del resto de los ciudadanos que lograron sobrevivir a la hecatombe) que seguían prestando su servicio en Europa. 


¿El aparente estancamiento de las aguas democráticas en las sociedades actuales en este lado de occidente, justifica, por decirlo así, la fórmula de la mejora por la mejora? Dicho con otras palabras, ¿el novum moderno es el que impide esa mirada retrospectiva necesaria, que deje a un lado la obsesión por la mejora ante esa sensación de estancamiento que, sea o no cierta, lo que es indudable es que si afecta como lo hizo la peste en la Edad Media a toda la población del lado occidental del planeta? ¿No estamos confundiendo Libertad con emancipación? ¿No concluyó el ciclo de la Libertad a toda costa y caiga quien caiga con la Segunda Guerra Mundial? ¿Libertad para eso?, cabría preguntarse amargamente. ¿Debemos iniciar los herederos de los supervivientes de entonces el ciclo de la Emancipación: aprender a ser libres juntos? ¿No adquiere sentido, bajo el paradigma de la emancipación, el orden del Ser que he aludido al principio? ¿Es imaginable que el tipo de las seis copas, esperando tambaleante su turno para llenarlas, lo pueda entender algún día buscando en él su acomodo sereno,  como no, después de que se le pase la cogorza?  Entonces, ¿mejorar para qué y cuánto y cuándo y hacia dónde? Y, sobre todo, ¿mejorar junto a quien?