sábado, 16 de diciembre de 2017

SOMOS ABURRIDOS

Lo dice así Rafael Argullol:

Siempre me aburren
las conversaciones que oigo a mi alrededor
en bares o restaurantes.
Se habla de cosas triviales, estúpidas.
Nunca he logrado escuchar
confesiones trascendentales
como las que se dan en los cafés
que aparecen en las novelas de Balzac o Dostoievski.
O tengo mala suerte yo,
o he tenido poca fortuna
con la época que me ha correspondido,
o Balzac y Dostoievski
hacían mentir a sus personajes,
hartos, también ellos,
de oír necedades en los cafés
-sórdidos o elegantes, qué más daba-
de París o San Petersburgo”,


Póngase a prueba en las cenas navideñas que se avecinan y lo comprobará sobre la propia carne.