lunes, 4 de diciembre de 2017

COMO SI...

Dice verdad aquello que dice sombra. Se lee y se escribe para atravesar esas sombras y descubrir la verdad. ¿Cabría decir que se habla para el mismo fin? O es más correcto decir que se lee y se escribe porque solo hablando, tal y como lo hacemos hoy, no hay manera de advertir la sombra que producimos y de descubrir la verdad que oculta. Se lee y se escribe porque no se puede hablar sin producir ruido, mucho ruido. Un ruido que es ya insoportable. Esas primeras palabras son del poeta Paul Celan que escritas después de Autchwits tal vez como epitafio, se pueden leer hoy como puesta al día de un relato - el del ideal del ciudadano liberal, autónomo, capaz de persuadir y dejarse persuadir, en fin, capaz de dialogar - que en su afán por hacerse realidad desde su publicación hasta hoy en su fase digital, lo que ha conseguido es convertirse en la pesadilla verbal que ahora padecemos. Uno de cuyos efectos invisibles es, por supuesto, la imposibilidad de aceptar por los lectores actuales la interpelación que, cara a cara sin intermediarios, les hace el Señor de la Mancha, como ya mencioné en la entrada anterior. Sin embargo, si nos atenemos al reloj de la historia el relato ideal del ciudadano liberal, que fue imaginado para acabar con todos los absolutismos, y el del Señor de la Mancha, que lo fue para poner en cuarentena - o si se quiere ponerle delante al la Triste Figura - a los posibles excesos o desvíos de ese gesto político necesario, fueron contemporáneos. Dicho con otras palabras, nacieron al mismo tiempo la forma política por excelencia del aburrimiento porque lo es también del deber de civilidad, la democracia, y su antídoto en forma de entretenimiento y comprensión, la novela. Lo que ello significó fue que ambos nos pusieron ante el dilema de hacernos adultos o mayores de edad de una vez por todas. Ni más ni menos. Teniendo en cuenta que tanto el deber de civilidad como la lectura y la escritura no se pueden imponer, sino que son un gesto de cortesía, sea por ello que están más ausentes que nunca en muchas de las conversaciones faltas de educación de las redes sociales y, por tanto, en las formas de percepción de los ciudadanos de la clase media global, perfectamente alfabetizados, y principales propietarios y consumidores de las mismas. La pegunta es, ¿a que se debe, si nos atenemos a la manera de percibir que tienen hoy los herederos digitales de aquel ayer democrático y quijotesco, el que parezca un antigualla de museo, en el caso del deber de civilidad, y un mono de feria, en el caso del Señor de la Mancha? ¿Es que la era digital, creyendo ir hacia adelante, nos ha metido de coz y hoz en una época de regresión a la “vida salvaje” de los Monarcas Absolutos? 

Tal vez hay que ser demasiado humano para cumplir con ese deber de civilidad que exige la democracia y para leer las peripecias del de la Triste Figura y su fiel escudero, pero no intentarlo cada día “como si...” si ello fuera realmente alcanzable, abandonándonos a los cantos de sirena de las multitasking de las redes sociales, es casi seguro que nos hará volver a la selva absolutista, lugar donde los animales salvajes, antes que los internautas de las redes sociales o los jugadores de ordenador, llevan haciendo tareas diversas para sobrevivir desde siempre. Lo que quiero decir, es que no intentar existir como buen ciudadano y buen lector y escritor  “como si...” fuera posible hacerlo, siendo fieles así a la tradición de su fundación original y, por tanto, adquiriendo el compromiso de su desarrollo y evolución como imagen o huella de nuestro paso por el mundo, no intentarlo, digo, por el hecho de que no puede ser como lo imaginamos, tal y como nos lo impone ahora las redes sociales, nos convertirá paulatinamente, no en dioses como podríamos suponer sobre las pantallas, - si podemos ser dioses, porque conformarnos con menos -, sino en menos que humanos. Que es otra manera de nombrar a la minoría de edad donde siempre pretenden que permanezcamos todos los Absolutismos, incluido el del Yo. Y es que Yo Absoluto cuando se expresa es para decir sí o sí, jamas como si...