¿Qué es una persona normal? Para entendernos, y de forma muy
esquemática: ayer, quien vivía resignada ante el temor de Dios Todopoderoso.
Hoy, quien vive indignada ante la incompetencia y corrupción del Estado Laico.
Pero tanto ayer como hoy, y a pesar del temor o la indignación, ¿existe un
fondo inalterable de bondad y grandeza en las personas normales? ¿O lo que es
inalterable es el fondo de maldad y miseria? ¿Las personas normales podemos
hacer cosas excepcionales? Pero aunque no las hagamos, ¿podemos imaginar y
sentir como las personas excepcionales? ¿Somos de apariencia normal pero con un
fondo de una potencia excepcional? Siendo así, entonces, ¿fondo y forma nos
conforman? ¿Cómo y hacia que destino? ¿Ayer igual que hoy?
BK respondió así el
otro día, con una normalidad sorprendente, en un foro literario y social. Dijo:
“Lo que tenemos en común la clase media de
este país, los normalitos (los que, creo, son como yo) es el deseo de que todo
vuelva a la normalidad, a una monotonía tranquila en la que se pueda mirar al
futuro sin el miedo a imaginarlo lleno de miseria. Pero también están los otros:
banqueros, grandes empresarios, clase política y familia real. Cuando peor nos
va a nosotros, mejor les va a ellos. Los agujeros de los bancos se cubren con
nuestros impuestos, los trabajadores pierden casi todos los derechos, los
políticos culpan a los que estaban antes de la situación actual, mientras se
crean leyes que les sirve para blanquear el dinero que defraudaron a hacienda y
la familia real… mientras exista el caos en que estamos sumidos, parece que
nadie está dispuesto a exigir una república. Nosotros somos más, pero ellos
tienen el poder. Y lo peor de todo, es que ya ni siquiera estoy enfadada. Es
como si me hubieran noqueado”.