lunes, 14 de marzo de 2011

EL EFECTO DEL CINE. ILUSIÓN, REALIDAD E IMAGEN EN MOVIMIENTO. REALISMO, exposición en Caixa Forum Madrid


REALIDAD O FICCIÓN

La falta de sinceridad acabará con Facebook. Quien así habla no es otro que Aaron Sorkin, el guionista de la película La red social. No se si con ello quiere decir que el poderío de las redes sociales se sustentan cada vez más en la estadística. Pasar de tener cinco amigos a tener, con solo apretar un botón, quinientos, deberá afectar al reparto y calidad de lo que se quiere decir, cuyo única manera de hacerse sostenible es sacrificándolo todo al imperativo incuestionable de los números. O que el exceso de realismo y espontaneidad que ponen los amigos con sus amigos y estos con los amigos de los amigos del amiguismo mundial en un cruce ininterrumpido de mensajes, acabará transformándose en algo cansino por falta de esfuerzo y de riesgo. Por ausencia de imaginación, se acabará convirtiendo en la habitual comida pa los pollos. En fin, no se si Sorkin se refiere a que verdad y sinceridad son lo mismo o sinónimos, o sencillamente no tienen nada que ver.

Yo creo que mas bien que a lo que se refiere Sorkin es que la única forma de ser sincero es mintiendo. O de otra forma, como dice Vargas Llosa, la única manera de acercarse a la verdad es a través de las mentiras que podamos construir con las ficciones. Y en la red hay demasiada realidad. La red transmite una sensación eufórica de inmediatez y autenticidad, que mucha gente tiende a confundir con lo que es verdadero. Y aquí, es verdad, si que puede encontrase su ruina.

Sigo pensando que las redes sociales son una herramienta extraordinaria para intercambiar historias. Como el automóvil, nos acerca y nos facilita los viajes mentales y de los otros, pero también nos puede matar. Todo depende de la educación que hayamos recibido y del punto de vista que le queramos dar a nuestro trayecto. Lo importante es contar una buena historia llegando a algún sitio con sentido, y que allí alguien lo escuche. No se trata de llenar la red de accidentes verbales e icónicos, lamentables por un exceso de amistad estadística. Por un exceso de conducción atolondrada y arbitraria hacia ninguna parte, como si ya todo estuviese ordenado, es decir, contado. El contar forma parte de nuestra estructura mental y puede hacerse – de hecho se hace cotidianamente con papel o sin papel, delante del ordenador o paseando por la ciudad – a parte de la exigencia de una actitud artística deliberada, sin la mediación de instrumentos cuyo domino exige un aprendizaje previo y tardío en comparación con el de las formas y modelos narrativos. Lo único que hay que ponerle, como en todo lo que es importante, es esfuerzo y voluntad.

Desde las cavernas los humanos se vienen contando historias en todo el planeta. Ante las desgracias y ante lo incomprensible de la vida es lo que nos diferencia y nos mantiene como especie inteligente. La mayoría se han perdido para siempre. Facebook nos da la posibilidad de acabar con esa maldición bíblica. Pero también es cierto que desde las cavernas no hay cosa mas inverosímil que alguien, con lo que te cuenta, te diga que pretende ser sincero. Desconfíe de inmediato y póngase a salvo. De gente que le siguió el rollo a tipos sinceros, antes que en la red, los cementerios están llenos. Y por si le queda alguna duda de lo que le digo, fíjese en como la sinceridad funeraria de la casta política se ha apuntado al cotarro del Facebook, como última y agónica medida para salvar sus inadmisibles y antidemocráticos privilegios. Santo cielo, si esta gente también quiere tener amigos, y los consiguen, será el final de nuestra civilización. Ridley Scott palidecerá ante semejante distopía.

“El efecto del cine. Ilusión, realidad e imagen en movimiento. Realismo” es el nombre de la primera parte de una exposición que se puede ver, hasta el 24 de abril, en la Caixa Forum de Madrid. Va de esto que le he contado. Después de contemplarla con detenimiento soy consciente de que todas las producciones creativas son una combinación ambigua de realidad y ficción. Son reales en tanto en cuenta toman como referencia la realidad en la estamos inmersos (la que se ve y la que no se ve, la que sufrimos y la que deseamos, la que sucede y la que podía haber sucedido) y, por tanto, advierto que no hace falta que cuelguen en los títulos de crédito la cantinela de “basados en hechos reales”, con la que sus autores pretenden añadir un plus que solo conduce a la confusión. Son ficción en tanto en cuenta esa es la única manera de que cualquier aspecto, o cara, de esa realidad se pueda ver y sentir como verdadera. Sus autores, ocho videos en total, nos animan a reflexionar sobre los hábitos que condicionan nuestra percepción de la realidad.

La segunda parte de la muestra se llamará Sueño (y se inaugurará en Barcelona en el mes de mayo). Analizará, según apunta el catálogo, como la realidad consciente de nuestra vida evoca unas sensaciones tan vívidas, intensas y provocativas como las que experimentamos durante el sueño.

Si es amigo de sus amigos no debería perdérselas. La amistad bien entendida y trabada solo se consigue con esfuerzo y dedicación. Ya sea en Facebook o al calor de la lumbre del horno de la abuela.