sábado, 15 de enero de 2011

UNA DE PIRATAS

No se porque insisten si tienen perdida la batalla. De todas las palabras que forman el diccionario del malditismo y la delicuencia, Pirata es sin duda la de permanete y consolidado prestigio. Como prueba del delito Jack Sparrow esta a punto de volver en olor a multitud. Lo sea o no, en publico nadie quiere que le acusen de mafioso, de chorizo, de pederasta, de proxeneta, de camello, de maversador de fondos, de sicario, de chapero... Pero pirata, a nadie le molesta que le digan que es un pirata. A los niños incluso la tienen como primera opción profesional cuando se les pregunta que quieren ser el dia de mañana. Lo comprobé el otro dia en la reunión que le anuncié con media docena de chavales, para compartir la lectura del libro La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Señores de la SGAE y asociados: es el mar, es la red, es la fascinación de su inmensidad a la que nunca podrán vencer, sencillamente porque es mas grande que todos ustedes. Un pirata solo es el mensajero necesario al servcio de tales magnitudes, que viene a darnos prueba concluyentes de los botines que existen en el mas allá o en el mas acá.

Se repite la historia, queridos inquisidores. Hay un mar inmenso con una linea recta y verde al fondo por donde parece que se cuela la eternidad. Hay un barco con su capitan al frente, un puñado de aguerridos lobos de mar, un cocinero con una pata de palo y un grumete. Hay un mapa con su metáfora asociada de representar un espacio ignoto y muy lejano, y dentro del mapa una señal en aspa: allí hay un tesoro. ¿Quien se resiste a ir a buscar el tesoro?: los guardianes del imperio de su británica majestad. Pues si ladran, zarpemos, nos viene a decir John Silver. Hay una red de redes que ha convertido la eternidad en presente. Hay millones de individuos a muchas y diversas pantallas pegados. Hay una apabullante cultura de masas en permanente estado de producción. ¿Quien se resiste a bajarse el disco de su vida para regalarselo a la mujer o al hombre de sus sueños?: los guardanes del nuevo imperio de su majestad, la SGAE. Ya que berrean, nos lo bajamos todo.

Con la que está cayendo no se puede llamar estafa a bajarse un CD o un DVD, porque nos dejan sin adjetivos para calificar a las razones por las que, a diferencia de otros trabajadores, los hay que pueden aspirar a que el esfuerzo de unas cuantas semanas les rente durante el resto de su vida.

Fijándome con atención en los chavales lo entendí con mas claridad que nunca lo que significa sentirse pirata. Sentirse pirata es el placebo que queda a los adultos cuando, despues de todo lo que hemos sido, no esperamos nada ni a nadie. Sentirse pirata es la única salida que tienen muchos parados para seguir comiendo de la sopa boba de la cultura de masas, ya que los han echado de los comedores del sistema productivo. Sentirse piratas es mejor que poner bombas. Sentirse pirata es, en fin, llegar a la isla, comprobar que no existe el tesoro, pero volver siendo pirata.

Como los niños, sentirse pirata es la mejor protección contra los que nos quieren hacer daño. En el mar, porque no existe ni la memoria ni el resentimiento, solo la proximidad fascinante del tesoro. En la red porque podemos zafarnos y ajustar cuentas contra quienes nos han robado a base de fuerza y de sumisión. Contra los modernos mangantes hacedores de gobiernos, contra el aburrimiento que producen, solo nos queda el combate que puedan librar los piratas de internet con pata de palo, parche en el ojo, cara de malos, los viejos truhanes, capitanes de un barco que tuviera por bandera una par de tibias y una calavera.