sábado, 29 de enero de 2011

COPIA CERTIFICADA, de Abbas Kiarostami


LA IDEA DEL LIBRO O EL LIBRO DE LA VIDA

O el intento de asociar lo uno con lo otro. Se de buena tinta que al señor Takeshi le ha entusiasmado la peli. Pero, sobre todo, se que ha quedado prendado de madame Binoche. Estoy prudentemente a su lado en lo segundo, aunque necesitaría verla otra vez para poder hacer algo parecido con la primera aseveración. Si hay alguna posibilidad se lo agradecería.

Hasta que llegue ese momento me apunto a lo de las Vidas paralelas de Plutarco, que yo creo no es un mal método para ir avanzando. Es una manera de poner de manifiesto, por medio del contraste, cualidades y analogías que de otro modo quedarían ocultas. Yo creo que la comparación entre las cosas y las personas, enriquece más , llega más lejos que la mera definición mediante la aplicación de alguna fórmula. Le dejo alguna de mis preferidas: Alejandro el Magno y Julio Cesar, Sócrates y Platon, Demóstenes y Ciceron, Dante y Petrarca, Goethe y Hörderlin, Churchill y Hitler, Allen y DeNiro, en fin a lo que iba, Binoche y Huppert.

Binoche la veo casi siempre en el ámbito sentimental de la luz, pulido, transitable sin demasiados obstáculos, ese ámbito o itinerario que produce, como le decia el otro día, las emociones indiscutibles que nos proporcionan la seguridad que necesitamos en el trato con nuestros sentimientos, siempre dispuestos a eruptar violentamente por un quítame allá esas pajas, siempre amenazando nuestra fragil estabilidad emocional. La geografía de la cara de Binoche, sus andares, su mirada, me tranquilizan, me proporcionan esa confianza mínima que todos necesitamos. ¿Quien puede estar en contra, lo haga mejor o peor es otra cuestión, de alguien que quiere recuperar al padre ausente de su hijo? ¿cómo me puedo oponer a que Binoche recupere al hombre de su vida?

Huppert es el lado oscuro, incomprensible de la vida. Sus personajes son un peligro, representan el riesgo. Siendo igualmente una cara hermosa me deja perplejo ¿La sigo o no la sigo? ¿adonde me llevara esta mujer si la acompaño? Hay algo peor que abandonar al marido (Gabrielle), volver e instalarse de nuevo en su casa. No quisiera yo estar en su piel, con esa mujer de vuelta, viviendo en la habitación de al lado. O si no hay más remedio, ¿que hacer? Si me acojono quieto parao, uno mas a engrosar las estadístiocas. Si quiero entender tengo que mover el culo y la cabeza, hacer algo. Meterme en la oscuridad, arriesgarme, y salir con el sentido en las manos. O vacías, depende como me lo piense, como lo imagine. Vaya tela.

Vuelvo a la peli que nos ocupa. Fíjese en la primera secuencia. Me extenderé porque me parece que aquí esta la madre del cordero del comjunto del relato. Todo esta preparado para un acto cultural de corte académico de un cierto nivel: presentación del último libro de un intelectual teórico del arte. Por si no queda claro, durante la subida de los títulos de crédito la cámara no abandona la mesa de la conferencia, en la que hay dos micrófonos y el libro que se va a presentar: Copia certificada. Después de un par de bromas con su retraso y tal, lo cual ayuda a bajar la solemenidad del acto, el escritor empieza a hablar. Cuatro o cinco frases después la cámara, sin explicación, deja al escritor y busca a una mujer que entra y se sienta en la fila VIPS, al lado del que antes se ha presentado como el traductor del libro. No en la de los mancos, la última, en la primera. La cámara parece no tener intención de dejarla. Mientras, en off, seguimos escuchando la charla del escritor. La camara sigue con la mujer que se muestra nerviosa, inquieta en el asiento, como si tuviera hormigas debajo. De repente llega un adolescente con la intención de sentarse a su lado. Pero ella le dice que se vaya, que quiere estar sola, que se vaya a otro asiento. Y su forma de decirlo no puede ser mas seductora, mira y sabe que le está mirando el escritor. El escritor sigue con su charla fuera de la pantalla sobre el futuro del arte. El chico se resiste al principio, pero la final cede y se aparta a un lateral, se aparta pero no deja de “molestar” a la mujer, mientras maneja lo que parece un chisme digital de esos de chicos. Se ha dado cuenta, junto al espectador, que esta nerviosa por algo, por algo que le resulta excitante. En un momento del juego va el chico y le dice que lo que le gustaría sería volver a enamorar al escritor. El escritor impertérrito sigue a lo suyo. El traductor y presentador del acto también. El público asistente no mueve una ceja. La mujer y el chico siguen con su toma y daca. El espectador ya ha elegido lo que le interesa y a sus cómplices. Poco después chico y mujer abandonan la sala y se van a un bar a comer algo. Y la cámara va detrás, y a la mujer ya no la abandonara hasta el final. Que le den al escritor y sus elucubraciones artísticas, parece decirnos.

¿Qué es esto? ¿A que viene esta manera de arrancar tan, digamos, extraña? ¿A que fin sirve forma tan heterodoxa?: abandonar una conferencia sobre el futuro del arte, pongamos, ante los medios de reproducción técnica, o algo así, por los chanchullos y cuitas de una madre cualquiera y su hijo cualquiera. ¿Podía haber empezado la peli de otra manera? ¿Hubiera afectado al desarrollo posterior? Preguntas, siempre preguntas, para llegar algún sitio que valga la pena, si es que lo hubiere. Un sitio donde se pueda ligar todo ese mundo, aparentemente transparente y sin relación alguna, de la idea y la vida, de lo que representa el filosofo y lo que desea la mujer. Un sitio que no acabé de ver siguiéndoles en su itinerario toscano posterior. No se si la idea pesó demasiado sobre la vida intentando absorberla, o si la vida de la mujer pecó de ingenua frente al nihilismo que sustentaba la idea del teórico del arte. O si fui yo que me perdí algo. Ya le digo, me gustaría verla de nuevo.

Binoche quiere volver a enamorar a su marido, escéptico y distante, mediante un paseo por las calles de un pueblo de la Toscana, haciéndole partícipe de lo que observa. El con todo su equipaje intelectual encima, que parece encorvarle la espalda. Ella con sus sentimientos malheridos, pero esperanzada en obtener el éxito que desea. Loable.

Huppert, decide volver a instalarse en el frío y desangelado caserón del suyo después de que le haya dicho por carta, abruptamente y sin previo aviso: ya no te quiero y me marcho. Incomprensible.

Así, juntas, ¿se entiende mejor el lado oscuro de la acción loable y meritoria de Binoche? ¿Existe y asiste al espectador que le acompaña en su itinerario? ¿Se va con más detalle lo que de crisitalino pueda tener la decisión incomprensible y cruel de Hupert? ¿Lo percibe el espectador, allí encerrado en el caserón con su marido, enfurecido y fuera de sí, herido de muerte en lo que mas valor tiene, su honor?

En sus manos se lo dejo. No diga que no me preocupo de poner chicha para el fin de semana, por si no tiene otra cosa que hacer en los tiempos muertos, o sencillamente solo espera que llegue la tarde del domingo para empezar a pensar en el antro del lunes.