sábado, 4 de diciembre de 2010

ENTRE NOSOTROS, de Maren Ade


YA NO TE QUIERO

No haya locución que sea más temida y, por esperada, más eludida y elidida en las conversaciones, o lo que sea eso, que mantenemos los seres humanos cuando hablamos con la persona amada. Pende sobre nosotros, como la pena capital sobre el sentenciado en el corredor de la muerte, quien sabe que, mas pronto que tarde, la cuchilla (perdone por la antigualla, pero la guillotina sigue siendo el símbolo que mejor representa esa siniestra atribución estatal) lo separará y lo dislocará todo. Amar es pedir a alguien que no es aquello que no te puede dar porque no lo tiene. Pero, trágicamente, no puede ser de otra manera. Nos enamoramos a nuestro pesar y sin un porqué, ahí radica su grandeza y su debilidad, quedándonos a la intemperie y temiendo siempre que nos digan: ya no te quiero.

Todavía llegué a escuchar, a la salida del cine, esa palabra que les encanta decir a los que se ven en la obligación de decir algo nada mas acabar la peli: previsible. La chica que llevaba al lado se rió complacida. ¿Sabia ella lo que su acompañante tenia atado y bien atado, y donde fuera, como para atreverse a sentenciar previsible? o, ¿es que sabía que ella significaba otra cosa par él, digamos imprevisible, de lo que acababan de ver juntos en la pantalla? Algo que se atreve uno a decir con tal rotundidad que es previsible, tiene que ser porque se contrasta con otro algo que a su vez se encuentra bajo la influencia de lo ya sabido como inamovible. ¿Lo ya sabido, en el caso de este sujeto, estaba en su experiencia como espectador de películas o como acompañante de la chica? Al oirle hablar con ese aplomo delante de ella, lo primero que pensé es que ese hombre, mientras la tuviese al lado, únicamente buscaría los disfrutes que da la vida, y el cine, bueno para lo que vale el cine en estos casos, para descansar de los trajines y disfrutes juntos. Observé que a ninguno de ellos se les había pasado por la cabeza, de momento, lanzarse como un piedra la devastadora frase del principio. Estaban en otra fase del asunto. Pero esta digresión se empieza a parecer a otra peli. Disculpe las molestias.

A lo que iba. Muchas pelis están al servicio de esta fatídica frase que de forma explicita o no, esta en el centro del cotarro sentimental de los protagonistas desde le primer fotograma. Ésta no podía ser una excepción. Es tan ilimitado y difuso este territorio del desamor o de la pérdida del fulgor inicial (que se siente como eterno y deslumbrante) como jodida es su adaptación a lo que queda después, que cae infaliblemente bajo las medidas de lo terrenal. Es muy doloroso vivir después de que has tocado el cielo. Cada peli de éstas empieza y pone el acento en algún tramo de ese itinerario. Porque de lo que nos hablan es de un viaje al fondo del abismo, desde donde habitan los dioses hasta el lugar donde se trenzan las sombras y los malos entendidos de los humanos.

La previsibilidad que había visto aquel espectador derivó en mi, como no podía ser de otra manera, en una pregunta. ¿Todo lo que he visto, sentido y oído, en fin, todo lo que había aparecido en la pantalla mas lo que faltaba, se debería haber unido o aproximado, debería haber resurgido con todo su sentido, cuando Gitti le dice a Chris, así de golpe y sin previo aviso: ya no te quiero? Antes no es que pasara nada excepcional, todo había discurrido por senderos bastante anodinos. Sin embargo una cosa si me quedaba clara, aquel hombre lo había visto todo de antemano, eso significa previsible, y yo no era capaz de ver nada a película pasada, eso significa misterio.

Ya con la moviola funcionando a toda pastilla me di cuenta que por una sola vez que Gitti dice “ya no te quiero”, se habían dicho antes recíprocamente, no se cuantas veces, que se querían, que se adoraban, que eran el hombre y la mujer de sus vidas, que no puedo dejar de pensar en ti, y tal y tal. Todo adobado por ese tono anodino en el que van pasando sus placeres y sus días. Pero también me di cuenta que aquello me sonaba como esas autopresentaciones que aparecen en los blogs o las redes sociales: me gusta viajar y leer, me gusta hacer fotos, me gusta mi presente: es el lugar en donde vivo, intento hacer de cada día algo especial y ayudar a otros a que también lo consigan, me seduce el futuro ya que es el lugar a donde me dirijo a cada paso, me gusta pensar que lo mejor aún está por venir y que lo peor ya pasó, ahora practico Kung Fu (Choy Li Fut) y Tai Chi, me apasiona viajar y conocer otras culturas. ¿Quieres ser mi amigo?

Más tarde, con atención y paciencia , me he dado cuenta que los piropos de Gitti a Chris, aunque usen las mismas palabras, no significaban lo mismo que los de Chris a Gitti. Gitti pone todo su empeño en que Chris la quiera como ella lo quiere a él. Chris solo quiere a alguien que esté a su lado mientras se quiere así mismo. De nuevo las palabras traicionan y quieren decir otra cosa que lo que cuentan. Menos mal que pude seguir las evoluciones de la geografía de sus rostros, el movimiento de sus manos, la ondulación de sus andares y los silencios. Igualmente, cuando Gitti explota, no es que quiera decir lo que le sale por la boca. Sencillamente se ha cansado de esperar que no la quieran como ella quiere y comienza el camino del dolor que produce ese vacio. “Ya no te quiero” es el grito que acompaña a tan monumental desgarro. Chris no se entera. Como yo, es muy lento. Como el colega de lo previsible solo sabe mirar lo que ya ha visto. Y como siempre, la comunicación depende y queda entre nosotros. Gente que mira y se mira.