viernes, 26 de noviembre de 2010

EFICIENCIA + EFICACIA + INTELIGENCIA


Le decía que lo más interesante de un piloto de formula uno es esa limpieza de sus objetivos, llegar el primero a la meta. Esa pureza del alma, dentro de un ambiente de máxima guerra tecno-económica, es lo que le permite no estar aquejado de la incertidumbre en el mando de sus actos mientras conduce.

La capacidad de disponer de alguien (el piloto) o de algo (el coche) para conseguir ganar un campeonato la tienen La Pasta y el Dueño de la Escudería. A eso se le llama eficiencia. La capacidad de poner a punto sobre la pista a ese alguien y a ese algo para ganar ese campeonato la tienen el equipo de ingenieros. A eso se le llama eficacia. Y a la suma de eficiencia mas eficcacia se le llama las estrategias de supervivencia en este mundo lleno de ruido y furia.

La capacidad de tener habilidades como empatía, voluntad, atención, memoria, astucia, valentía y búsqueda de la felicidad, que le permitan al piloto mirar al únisono los peligros que le acechan por el retrovisor, observar las variables geométricas del horizonte que tiene por delante, con cada curva y en cada recta, oir los comentarios que le llegan por el auricular, resistir las inclemencias del tiempo climatólogico, todo ello a trescientos kilómetros por hora, y además no quedar aquejado, repito, de la incertidumbre en el mando de sus actos, esa capacidad es únicamente del piloto y se le llama inteligencia. Y a esa inteligencia se le llama, en jerga duchamptiana, nueva mirada poética sobre ese galáctico, ruidoso y turbulento trozo de la vida.

Créame si le digo que es a la vez una respuesta y una propuesta acertada, bella y creativa a la profunda alteración en los modos de vivir que estamos sufriendo en esta época de inapelable imposición ultratécnica, que está produciendo, también, una peligrosa transformación en nuestro pensamiento.

Le estoy hablando, por supuesto, del relato televisivo de una carrera de fórmula uno, de su imaginativo guión y su excelente puesta en escena. Ahora bien, si usted quiere ir a aplaudir a pie de pista, esa es ya otra historia. A esto se le llama espectáculo de masas. Normalmente sin sangre, pero siempre con sudor y lágrimas.