miércoles, 22 de febrero de 2012

LA ESPERA Y SUS ESPECTROS

Hay mucha prisa porque todo esto acabe y poder volver a la normalidad. Yo creo, sin embargo, que lo normal ya ha llegado y es estar viviendo en una nueva época que se caracteriza por la espera. Y por los espectros. Fíjese que a la prisa anterior no opongo la lentitud, sino la espera. Ni al mas allá de la prisa el mas acá de la lentitud, sino el lugar donde habitan lo espectros. Por tanto, recomiendo que nos habituemos a la literatura de la espera: Kafka, Beckett, Lem,..., y así tendremos tiempo y un nuevo tempo para convocar a los espectros.

Mientras esperamos a que algo acontezca para poder extraer el secreto a todo lo que nos atenaza, los espectros nos pueden ayudar a reflejar nuestros afanes y a conocernos mejor. Herederos de una tradición laicocristiana en la que siempre nos han prometido, y hemos llegado a creer ciegamente en su merecimiento, un lugar paradisíaco, así en el cielo como en la tierra, donde quedarían satisfechos todos nuestros deseos de una vez por todas y para siempre, hemos dejado atrás hasta olvidarla una tradición mas antigua pero mucho mas interesante, el hades griego, el lugar de exilio de las sombras humanas, que, si bien permanecían ya al margen del magma de la vida, podían ser convocadas por los vivos en forma de recuerdos, de evocaciones, de presentimientos y, por qué no, de emociones que la memoria impulsaba a renacer.

Una sombras que se acoplan como el guante a la mano con la intimidad de nuestro lenguaje, pues tambien es el suyo, y que nada tiene que ver con la presuntuosidad megalómana de los lenguajes públicos y privados, siempre apuntando con su rivalidad perpetua a ese paraíso que nunca acaba de llegar porque no puede hacerlo, ya que en verdad no existió nunca.

Y podía acontecer, mire por donde, el inicio de un nuevo diálogo con los habitantes del Hades, que nos lleve a recordar y a evocar una antigua pregunta alojada en el hueco de nuestra intimidad como un efecto de resonancia de ese ruido ensordecedor que tanto nos atemoriza, fruto de la lucha criminal entre el Estado y el Mercado, ¿por que soy alguien en lugar de nadie, siendo, como parece y compruebo cada día, el ser nadie mas simple y fácil que el ser alguien, emparedado como me encuentro entre aquellas dos hienas histéricas?