jueves, 29 de diciembre de 2011

LA CABALLERIA ROJA. CREACION Y PODER EN LA RUSIA SOVIETICA DE 1917 A 1945, exposición.


LO QUE CURA EL RESENTIMIENTO

Continuará aumentando la enfermedad entre la poblacion durante los próximos años. Por ello, convendría entre todos buscar formulas de curación. Con el resentimiento por bandera y vitola no vamos a salir de ésta. Recomiendo de forma apremiante, a quien se vea afectado ya por este virus, que se de una vuelta por la exposición "La caballería roja. Creación y poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945", que hasta el 15 de enero de 2012 se puede ver en La Casa Encendida de Madrid. A quien se encuentre en zonas anímicas menos febriles, también lo invito a vivir la experiencia, ya que nunca se sabe como puede evolucionar la epidemia.

Tengo para mi que gran parte del resentimiento acumulado (social, político, económico, anticlerical, antiamericano, etc....) en el continente europeo viene de los efectos, todavía no superados, que supuso el fracaso estrepitoso de la revolución bolchevique, cuyo último capítulo quedo escrito con la caída del muro de Berlin. Como es público y notorio aquella quiso ser la partera, de una vez y para siempre, del Hombre Nuevo. Quiero resaltar esta idea, porque creo que es la que le queda al espectador cuando acaba de ver toda la exposición. Ella es, en efecto, la que otorga el sentido a toda la muestra. Todos los materiales (carteles, videos, peliculas, cuadros, libros, rotulos, maquetas, objetos varios, etc...) están, incluso los que ya colaboran a maquillar su imposibilidad, a servicio de mantener esa idea fundacional en todo lo alto. Para que así lo pudieran ver los propios soviéticos y, como no, para que sirviera de ejemplo al mundo entero.

La exposición se vale de un riguroso orden cronológico para presentarse ante el espectador, sin que se vean de forma tan explícita los acontecimientos externos de Europa y del mundo, que acompañaron a la Revolución en su itinerario. Sabido es que tuvo mucha oposición externa, que hizo lo suyo para que esa idea del Hombre Nuevo no triunfara. Todo lo cual distrajo la atención de estudiosos e imitadores posteriores sobre el proceso de implantación de esa suprema idea, que como es fácil deducir no fue visto de la misma manera por quienes, sin embargo, si coincidieron en su necesidad para conseguir la justicia terrenal, universalmente añorada desde el principio de los tiempos.

No por conocidas es interesante constatar, y eso es mérito de como la comisaria de la exposición, Rosa Ferré, ha organizado los materiales en los distintos ámbitos, dos cosas. Una, que en todo proceso revolucionario hay un breve momento, normalmente en sus inicios, en el que la ficción se hace realidad, lo que a mi entender convierten a estos sucesos en efímeras e inusuales practicas artísticas a la inversa. La segunda es creer que esa fascinación experimentada durante la primera, pueda durar para siempre, es decir, que esa sea exactamente la sustancia verdadera que dará vida al Hombre Nuevo. Su alma, por fin, definitivamente inventada. Y que, por tanto, se haya de llegar hasta el final, se mire como se mire y caiga quien caiga. Así ensimismados, ¿como abominar, entonces, de la explotación del hombre por el hombre, que, pasados esos breves instantes, ya había empezado de nuevo a producirse?

Esta es la gran tragedia a que esta abocada toda Revolución, independiente de la labor de zapa y socabamiento a que se vea sometida por las diferentes fuerzas contrarrevolucionarias, que la acosan con la determinante intención de derribarla.

¿Somos todavía herederos de la Revolución de Octubre? No, probablemente, de su tenebrosa y terrorífica metodología para conseguir sus propósitos, pero si creo que todavía seguimos soñando de la misma manera y, lo peor, insistimos en nuestros sueños con igual y perverso ensimismamiento ¿Como entender, sino, el carácter de eternidad que le queremos otorgar a algo que se ha atenido a las imperiosas fuerzas ocultas que han jugado sus bazas segun las contingencias históricas? Me estoy refiriendo a lo de nuestro bienestar y todo eso. ¿Como no atisbar lo que, pasado ese momento de magia inicial antes aludido, hay de soborno en todo lo que ha venido a continuación?

Nota: la ilustración de arriba es una foto del cuadro de Kasimir Malevich (firme partidario de la revolución hasta su muerte en 1935), titulado "La caballería roja", que da nombre a la exposición. Fijese el parecido que tiene, en la composición y el punto de vista, con muchas escenas cinematográficas posteriores, que a buen seguro lo han tomado como fuente de inspiración.