viernes, 12 de enero de 2024

MUERTOS, VIVOS Y POR NACER 1

 BREVE APUNTE PARA LOS ESPECTADORES Y LECTORES VIVOS QUE SE ATREVAN A VER LA PELI Y LEER EL CUENTO DE “LOS MUERTOS”

1 La creyente Simón Weil, dice que todo ejercicio de contemplación es un acto religioso. 

 

2 el ateo Jean Paul Sartre dice que la lectura de un cuento o una novela es una llamada al centro de nuestro corazón desde el fondo del texto. 


3 Los lectores y espectadores tecno digitales lo primero que dicen ante una peli o una novela o un cuento o lo que sea, es “me gusta o no me gusta, me agrada o no me agrada”, como muestra incuestionable de su saber hacer literario y cinematográfico, o de lo que sea.


4 El cuento “los muertos”, de James Joyce, y la peli homónima de John Huston, son dos caminos y dos llamadas y dos ejercicios de contemplación, que partiendo del día de la Epifanía de 1904, en Dublín, se dirigen hacia el centro del corazón de los vivos y a la presencia eterna de los muertos y a la esperanza de los que están por nacer.


Solo al final de haber acudido con nuestra máxima atención a la llamada de las voces de los narradores y de los protagonistas del cuento y de la peli, y de hacer el ejercicio de la contemplación respecto a lo que vemos y escuchamos, religando lo que percibimos, solo entonces, digo, estaremos en condiciones de decir: “me gusta más que me interesa”, o al revés. O ni me gusta ni me interesa. Solo al final de esa experiencia con los lenguajes, nunca antes, percibiremos, o no, el amor a la belleza de la vida concreta que transita por la peli y el cuento, que es “como” la vida que vivimos. 


Esa demora crea un espacio creativo entre narrador, protagonistas y lector-espectador - el espacio propio de la conversación -, donde vamos construyendo nuestro conocimiento. No a partir del dato o la información mecanizada, que nos vienen dados desde fuera. Anticiparnos apresuradamente con el “me gusta o no me gusta” tecno digital dominante sería, por seguir con el ambiente epifánico de “los muertos,” como ir raudos e impacientes a echarnos encima de las rebajas de enero, después del atracón navideño. Sería otra manera de volver a ser consumidores, de esquivar una vez más nuestros retos y compromisos como lectores y espectadores creativos.