lunes, 22 de enero de 2024

MARTÍN EDEN

 Después de una pelea callejera entra en el mundo de los ricos. Ahí Martin conoce a Elena, la señorita de la casa, que tiene la belleza que cuenta en los libros que ella le pone delante, al tiempo que le da las gracias por salvar a su hermano.

Martin se enamora de Elena y quiere que esa belleza sea suya.

Con Elena descubre que su gusto literario es un mal gusto. Descubre así el poder del gusto. Que es algo de lo que se entiende y de lo que no se entiende. No es algo personal sino algo que alguien detenta, posee y aplica, ejerce y utiliza. Alguien como Elena.

Martin quiere entender los libros y lo que le dice Elena.

Martin Eden lee libros, pero no sabemos qué clase libros ha leído hasta entonces, pero sabemos que en la lectura encuentra placer, pero tampoco sabemos qué tipo de placer.

Los libros serán el lugar de encuentro entre Martin y el nuevo mundo en que ha entrado. Encuentro y desencuentro.


TEMA (por qué mirar lo que no se ve, lo que es significativo que está en nuestra conciencia)

El argumento, lo que vemos todos, atraviesa o no, a cada conciencia de manera diferente.

Tiene que ver con las preguntas esenciales con las que convivimos. Con las preguntas que hacemos al mundo, no al revés.

La peli va de eso: de entender los libros y de su correlato novelesco: casarse con Elena, conquistar su mundo, hacerse un gusto para gustar a alguien.


Martin se entrega a los libros. Lee incansablemente, como un galeote, amarrado al duro banco.

Cada pagina le hace asomarse al horizonte infinito de su ignorancia.

Apenas comprende lo que lee porque no sabe dónde colocar lo que lee. Le falta una base. 

Confunde ficción y realidad, hasta el final, causa de su derrumbe. Pone los libros delante de la realidad o la carreta delante de los bueyes. Sus rabietas remiten a la teoría del berrinche infantil. Sube a las más altas cotas de la euforia y, sin mediar justificación alguna compartible por otros, baja a los más hondos abismos de la decepción y el nihilismo. 

Eso es debido a que descubre su mundo interior, ese sentimiento que le permite a uno sentirse mejor que el resto de los que te rodean, sobre cuando ese entorno es feo.

Se desclasa, es decir, se desquicia, se sale de su sitio, mientras intenta entrar en el mundo de los otros.

Martin va descubriendo el modo en que, en ese mundo de pensamientos limpios, los libros sólo son un adorno, sin ninguna función de uso.

Martin piensa en la escritura como medio de alcanzar el estatus de Elena..

Su acercamiento al entorno del socialismo, aunque se enfrente a él por su individualismo, dará lugar a la ruptura con Elena.

Vuelve a su orígenes de clase, recupera el mal gusto. Se bate en duelo. Colapsa, lo atienden su nueva novia del barrio y su editor. Sale renovado, con otra imagen.

Tiene secretaria a la que le dicta las cartas

Le llegará el triunfo literario cuando ya nada espera.

Da conferencias sin entusiasmo. Va a la deriva.

Dice: las mismas personas que me rechazaban ahora se interesan por mi. 

Descubre el cinismo de la clase de Elena, de los poderosos, de la fama y del éxito.

Quiere irse a América. Elena quiere volver con él, pero Martin se burla con crueldad de esa pretensión. Todo empeora. Al final, solo y abatido, vuelve a morir al mar de donde salió para entender los libros, que lo han acabado llevando a la muerte.


Ayer quedaron en el ambiente final de la tertulia, sobre la peli de “Martin Edén”, un reguero de opiniones dudosas que yo denomino: las dudas estrábicas.


La duda estrábica es aquella que se  corresponde con la mirada estrábica. Un ojo mira a la pantalla y el otro a la realidad o a la mochila que cada cual lleva a la espalda o en el pecho.


Me explico:

Lo que sucede en la película “Martin Eden” no sucede por qué comprobemos primero lo que sucede en la realidad o en la mochila en la que habitamos cada día, y después lo verifiquemos, o no, en la pantalla. Mirar la ficción no son acciones demostrativas. No son teoremas o axiomas, para entendernos.


Nadie ha demostrado axiomaticanente la verdad de la pelicula “la Diligencia”. Sencillamente porque no existe.


Lo que sucede en la película “Martin Edén”, sucede solo en la película “Martin Eden” y lo hace porque el narrador ha decidido contar así lo que cuenta, y solo sucede en el momento en el que la vemos. 


Nunca sucede antes, en la realidad o en la mochila en las que habitamos cada día, ni después cuando volvemos a ellas después de ver la película.


La corrección de la mirada estrábica dependerá de las lentes que utilicemos en ese antes, y en ese después, de ponernos delante de la pantalla. Si no queremos estar siempre mirándonos a nosotros mismos. Sea cual sea la película que miremos.