A propósito de la puesta en escena de la película “Mi tío” de Jacques Tati, recordar que lo importante del ser humano es su capacidad creativa, no su capacidad adaptativa. En esto Darwin no fue preciso, o se equivocó, aunque seguimos bajo su influencia. Tampoco acertaron los románticos con su ideal del genio un poco loco, aislado y creador sin limites. Es la otra influencia que nos condiciona. Así que seguimos pensando que Crear no es propio de los seres humanos corrientes, sino de los artistas iluminados por su genio. Luego, por otro lado, esta el público en general atrapado en la maraña de su vulgaridad, que ya tenemos bastante con distraernos con lo que hacen los artistas mientras nos adaptamos. En esta ecuación vigente desde hace casi 200 años, algo no cuadra si la aplicamos sin enmiendas a nuestra sociedad plural, formalmente democrática y perfectamente alfabetizada e informada. Por decirlo sin rodeos, Chaplin-Charlot apuntalan la idea de Darwin y los románticos, que consiste en cambiar un sistema por otro (esto nos suena), a benéfico y gloria del Progreso. Mientras que Tati-Hulot tratan de abrirle un hueco, en el sistema que ha triunfado en su lucha por la adaptación (esto nos parece extraño), a la nueva visión del mundo plural, democrática, albafetizada e informada, para que respire el aire exterior.
No me pasa desapercibido que la falta de respuesta de la película se corresponde con la falta de argumento lineal (en el sentido causa efecto del término), y, por tanto, con la ausencia intencionada de una visión a favor o en contra del sistema. La peli “Mi tío” de Tati no va, para entendernos, de lo que va la peli “Tiempos Modernos”, de Chaplin. Va, ya lo he dicho en la anterior entrada, de qué tiempo y espacio le damos a nuestra imaginación y capacidad creativa en un mundo maniqueo, laico y racional dominado por la tecnología más avanzada, donde, sin embargo, no podemos dejar de seguir ligados a presencias reales que son ensoñaciones de matriz inmaterial anteriores muchas de ellas a esa cosmovisión que impone la idea de progreso contra retroceso, como único principio del movimiento.
Ensoñaciones donde la vida fluye no progresa ni retrocede ni se estanca, donde todo siente y se relaciona con todo. Donde la vida simplemente sucede. Porque la vida es más fuerte que el progreso o el retroceso o el estancamiento etc, vistos como categorías mentales fijas. Así de fuerte es también la imaginación y la creatividad humana. Asi Hulot y sus andares ondulados como la naturaleza, como los niños y sus juegos y travesuras, como los perros y sus idas y venidas , como el vendedor de buñuelos a la intemperie,…todos sin salida ni meta definido, sin principio y final explicito. Seres intermedios que viven y sienten en lugares intermedios. Entre el futuro y el pasado. Entre el éxito y el fracaso. Entre la Fe y la incredulidad fanáticas. En fin, entre todos esos opuestos irreconciliables que nos inventamos para amargar la vida ajena y la propia.